El doctor Edwards pareció muy aliviado de verla. Se lo dijo sin pronunciar una sola palabra; y se mostró muy amable y le dio un trabajo muy fácil, lo cual no era normal. Ella lo notó, levantó la mirada y le dirigió una sonrisa más traviesa.
—Supongo que el tío Denys le ha contado lo que pasó anoche.
Ah, no quería hablar de eso, claro.
—A grandes rasgos. Supongo que sabes que estaba preocupado.
—Dígale que he llegado a tiempo y que no hemos quemado todo el desayuno.
—Se lo diré. ¿No quieres decírselo tú misma?
—No —respondió ella alegremente y siguió con los huevos de la rana.
Realmente se concentró al máximo en Diseños, trabajó sin distraerse, pasó dos lecciones de golpe y disfrutó de su trabajo; consiguió que el doctor Dietrich le diera un manual completo de uno de los Deltas de Mantenimiento para ver el panorama completo de un Diseño, porque así era como quería aprender, tener la idea de qué aspecto tenía en conjunto para entender mejor cada parte.
Ella quería el manual de un Alfa, pero el doctor Dietrich dijo que era mejor aprender con un tipo más normal y después trabajar en las cosas exóticas. Eso tenía sentido.
El doctor Dietrich le advirtió que no tenía que ser nadie al que ella conociera. Que ella no estaba preparada para trabajar de otro modo.
Era agradable estar preparada para algo al menos. Le hacía sentir que había un suelo donde asentarse. Había aprendido una buena palabra en la clase del doctor Dietrich:
Contradicción, que definía muy bien lo que ella estaba sintiendo.
No tuvo clase con otros chicos hasta el mediodía, cuando tuvo que ir a Economía con Amy y Maddy.
Ellos no sabían nada de la mudanza de su amiga. Pensaron que Ari las estaba engañando. Así que Ari colocó la tarjeta en el buzón más cercano de la Casa en Uno A, y el buzón empezó a escupir un montón de mensajes que ella no esperaba recibir, como que Mantenimiento le preguntaba si realmente aceptaba la orden de un tipo especial de batería. Ella sabía quién la había pedido, así que dijo que sí; y una nota de Yanni Schwartz donde le informaba que su oficina en I-244 estaba conectada a su tarjeta, y que un secretario y un empleado iban a instalarse allí, y que sus nombres eran Elly BE 979 y Winnie GW 88690, y que sus asignaciones se cobraban ahora sobre su tarjeta, junto con el equipo que necesitaban para otro par de terminales y el tiempo de ordenador en el sistema de la Casa; y un mensaje del doctor Ivanov para avisarle de que su receta estaba lista en la farmacia.
Eso impresionó a Amy y a Maddy, y mucho.
Parecía como si todavía no estuvieran seguras de que Ari no hubiera preparado todo eso para Atraparlas, pero ella les dijo que mañana iban a tener la oportunidad de verlo, ella las llevaría allí, donde vivía sola.
Y entonces se pusieron raras, como si algo hubiera cambiado.
Ari no había previsto aquella reacción.
Estaba pensando en todo eso cuando se dirigía a la farmacia y además, tenía el paquete y había que preocuparse por eso, había que pasar por los guardias de Seguridad y entrar en el solitario pasillo de terrazo que le pertenecía por completo hasta la pared del fondo. Usó la tarjeta en la puerta y entró. El Cuidador le informó que Florian y Catlin estaban allí, e inmediatamente aparecieron los dos desde la cocina.
—¿Ha venido Mantenimiento? —preguntó Ari.
—Sí, sera —respondió Florian—. Ya lo hemos arreglado todo y hemos registrado el apartamento entero.
Eso significaba que las baterías que quería Florian habían llegado.
—Mantenimiento se portó bien —dijo Catlin—. Les pedimos que pusieran las cajas en la cocina, no importa lo que tuvieran dentro y las examinamos una por una antes de ordenarlas. Estamos calentando el almuerzo.
—Muy bien —dijo ella—. La clase anduvo bien. Sin problemas. —Y se fue por los salones hasta la oficina a dejar la bolsa con sus cosas.
Su oficina, y ella había ido automáticamente al dormitorio. Pero ahora había espacio para todo. Extrajo el manual y llevó la bolsa a través de las habitaciones de Florian y Catlin hasta su dormitorio.
Poca-cosa estaba allí, encima de la cama, como siempre. Ella la levantó y pensó que sería realmente horrible por parte del tío Denys poner un espía en ella. La levantó y la dejó apoyada en las almohadas, como siempre.
Y se sentó y se quitó los zapatos y extrajo las pastillas de la bolsa, la receta que había causado tanto alboroto en la farmacia que por poco llega tarde a clase, y no importaba lo que dijera su tarjeta ni lo que el sistema de la Casa les indicara que estaba autorizada a tener.
—Setenta y cinco —dijo Florian mirando el frasco de pastillas después del almuerzo. Bocadillos de jamón y queso. Nada quemado—. Sí. Está bien para una dosis profunda.
—¿Queréis ver lo que tengo que deciros? —Había hecho imprimir las cosas y tenía el escrito sobre la falda—. Le pedí al Cuidador que no pasara ninguna llamada, no quiero ruidos. Lo tengo todo en la lista. Pero preferiría que la repasarais.
Pasó el papel; ellos lo leyeron, uno después del otro.
—Parece razonable —observó Catlin—. No tengo objeciones.
—No veo ningún problema —dijo Florian—. Si no hay cinta para hacer, no tardaremos ni un minuto.
Todavía la asustaba. La asustaba más que cualquier otra cosa.
Pero hizo lo que decía el papel. Tomaron las pastillas y ella siguió las instrucciones, y luego los dejó dormir.
—Y fue a la oficina, cerró la puerta y usó el teclado con Base Uno porque no quería que hubiera ningún ruido en el apartamento mientras ellos estaban tan lejos.
Le dijo a Base Uno que había llevado a cabo la rutina.
Y Base Uno escribió:
Esta Base reconoce sus tarjetas desde ahora.
Leyó hasta tarde porque quería estar segura de que Catlin y Florian despertaban antes de que ella se fuera a dormir. Repasó los datos de Ari senior bajo las palabras Geoffrey Carnath.Y claro que había entendido al tío Denys cuando él le explicó lo que había pasado. Repasó todo, hasta el final, hasta que Ari se fue de esa casa. Leyó las cosas más feas y se quedó allí, sintiéndose extraña, muy extraña, como si fuera algo malo, pero nadie había muerto. Eso era lo peor, cuando alguien moría.
Entonces, tal vez Desaparecerían a alguien más.
Y estaba furiosa. Furiosa con esas cosas que había hecho el tutor de Ari hacía tanto tiempo, cosas que no estaban allí, hasta el momento en que Ari acudió con Florian y Catlin a Seguridad, alegando que su tío estaba abusando de Florian.
Así era como lo había escrito Seguridad. Pero ella sabía lo que había pasado. En cierto modo. No podía formar una imagen en su mente, pero de todos modos lo sabía.
Y Ari hablaba de llevarse bien con su tutor.
Yo lo habría matado. Como habría matado al tío Denys si me hubiera perseguido. No se juega con Seguridad. No se juega con Seely. Ni con Denys.
Pero, ¿dónde estaría ahora? Metida en graves problemas.
En muy graves problemas.
Se sintió enferma. Había sabido que estaba acorralada, muy adentro de sí. La seguridad de Geoffrey Carnath había ganado a la de la primera Ari. Seguramente había habido pelea. Algo debió de pasar en ese momento.
Florian y Catlin habían sido arrestados. Ari había terminado en el hospital.
Ari, hospital,escribió para esa fecha.
Sedantes,dijo el sistema. Por orden de Geoffrey Carnath.
Florian, seguridad.