—No me hables en ese tono.
—Lo que sera quiera. Por favor, vuelva mañana. Le prometo... nadie va a hablar del tema si usted no lo hace. Nunca.
—¡Vete a la mierda!
Ari salió por la puerta hacia el vestíbulo. Le dolía el pecho. Todo le dolía.
Como si la parte de ella que no era Ari senior... acabara de derrumbarse.
Me enamoré tanto como cualquier ser humano normal. Di todo lo que tenía para dar. Y me devolvieron resentimiento. Auténtico odio.
Aislamiento.
Ari trató de serenarse, fue hasta el ascensor, entró y pulsó el botón. Nada de llorar. No. Se frotó los ojos cuidadosamente con un dedo, tratando de no estropear el maquillaje, y cuando salió al vestíbulo parecía normal.
Sabía lo que le diría la primera Ari. Lo había leído hasta la saciedad.
Así que tú tenías razón, Ari senior. Puedo ser tonta una vez. Dos, no. Y ahora, ¿qué?
V
Grant entró en el cubículo del baño del segundo piso y encontró a Justin en el lavabo, lavándose la cara. El agua brillaba sobre la piel blanca bajo la temblorosa luz de la que se habían estado quejando los del segundo piso durante toda la semana.
—¿Qué ha dicho? —preguntó Justin—. ¿Qué le has dicho tú?
—Le hice una propuesta —dijo Grant—. Creo que es el término adecuado.
—Dios mío, Grant...
Grant adoptó una expresión calmada, tranquila, al menos todo lo posible, dado el estado de su estómago.
—La joven sera necesitaba algo en qué pensar. Se negó. No estaba seguro de que lo hiciera. Y te aseguro que me sentí aliviado. Un trabajo muy rápido para la joven sera. Estaba seguro de que estarías a salvo por una hora.
Justin arrojó la toalla en el cesto de la lavandería y cruzó los brazos con fuerza sobre el pecho.
—No bromees. Esto es serio.
—¿Te encuentras bien?
—Estoy con destellos. Dios, Grant, yo... ¡Mierda!
Giró y golpeó la pared con la mano y se apoyó en ella, respirando apenas, en esa actitud de «no me toques», que significaba eso, directa, terminantemente.
Pero Grant había ignorado esta advertencia antes. Lo apartó de la pared y lo abrazó con fuerza, lo sostuvo hasta que Justin consiguió respirar una vez y luego otra.
—Perdí... perdí el sentido del lugar —jadeó Justin finalmente, entre pequeños esfuerzos por respirar—. Dios... no podía ni caminar. Ella es... No sé qué es. No recuerdo en absoluto lo que dije. Estalló, así, simplemente, ella...
—Ella necesitaba un no tajante. Al parecer es algo nuevo para ella. Cálmate. Ahora ya ha pasado.
—¡Una niña! Y yo... no he actuado con tacto... ninguno, solamente...
—Cuando yo entré, estabas expresando un «no» amable y civilizado. Esa joven sera no reconoce la palabra y eso no es culpa tuya. La joven sera tal vez llame a Seguridad y tal vez formule acusaciones, no lo sé. Pero si lo hace, tienes un testigo, y no me molesta que me sometan a psicotest. La joven sera necesita favores tuyos. Le sugerí amablemente que considerara el problema que iba a causar y apareciera mañana con una actitud civilizada, y entonces yo estaré allí; siempre, a partir de ahora, te lo aseguro. —Empujó a Justin hasta que lo alejó un poco—. Tiene dieciséis años. Aparte del problema de las personalidades, está al otro lado del asunto, un año menos de los que tú tenías. Mucho más experimentada, pero no... no en cuanto al comportamiento de los adultos. ¿No te parece? No tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Y tú tampoco.
Justin parpadeó. Una idea rápida: Grant conocía esta expresión.
—Vete a la oficina.
—¿Adónde vas?
—Voy a hacer una llamada.
—¿A Denys?
Justin negó con un gesto.
—Dios —suspiró Grant. Y sintió que el suelo se hundía bajo sus pies—. Estás hablando en serio...
—Voy solo, si es que ella quiere recibirme. Y probablemente no lo haga.
—No. Escucha. No lo hagas. Si tienes destellos, por favor no vayas.
—Voy a arreglar las cosas. De una vez por todas. Le contaré lo que pasó.
—¡No! —Grant lo cogió del brazo y se aferró, con fuerza—. Administración pedirá tu cabeza. Escúchame. Incluso si se pone de tu parte, no tiene autoridad suficiente para protegerte. No tiene nada, todavía no. No dentro de estas paredes.
—¿Y qué hacemos entonces? ¿Qué hacemos cuando nos acusen por intento de violación? ¿Qué hacemos para no terminar en una sala del hospital, bajo la ley de Reseune? Bastaría con una palabra de Ari...
—Y vas a ir al apartamento de ella. No.
—No al apartamento. No podría soportarlo. Pero iremos juntos a algún lado.
VI
Justin tomó un sorbo de whisky mientras el camarero de Cambios acompañaba a los tres a la mesa. Ari con una blusa verde hielo con bordes de gris metalizado, Florian y Catlin con ropa de noche negra.
La noche en Cambios era siempre de lujo. El y Grant se habían preocupado por vestirse lo mejor posible. Traje completo.
—Gracias —dijo Ari cuando el camarero le acercó la silla—. Vodka con naranja para los tres, por favor.
—Sí, sera —murmuró el camarero—. ¿Quieren el menú?
—Dentro de un ratito —respondió Justin—. Sí te parece bien, Ari.
—De acuerdo —aceptó Ari. Se acomodó en la silla y cruzó las manos sobre la mesa.
—Gracias por venir —dijo Justin en cuanto se alejó el camarero—. Te pido disculpas por lo de esta tarde. Por Grant y por mí. Fui yo. No tú. Tú no, en absoluto.
Ari cambio de posición en la silla, los labios apretados en una línea muy fina.
Y no dijo nada.
—¿Te llamó tu tío Denys?
—¿Tú lo llamaste?
—No. No creo que le gustara saber lo que sucedió. No sé hasta qué punto puede castigarte...
—Sólo porque es el administrador —dijo Ari—. No puede hacerme nada.
—No estaba seguro. —Justin vio que el camarero volvía con los combinados y esperó hasta que terminó de servir.
Ari tomó un sorbo y suspiró.
—¿Quién va a pagar esto?
—Yo —dijo Justin—. No te preocupes por la cuenta. —Y esperó mientras el camarero se retiraba con discreción. Era un rincón íntimo, bastante privado. Un considerable aumento en la cuenta lo había reservado para ellos—. Antes que nada, quiero asegurarte que estoy dispuesto a seguir trabajando contigo. Quiero decirte que tu... tu trabajo está lleno de puntos conflictivos. Pero no es un ejercicio inútil. Tienes algunas ideas que no están... del todo desarrolladas de momento. Todavía no sé hasta qué punto tu diseño está relacionado con la realidad, o lo has sacado de las ideas de tu predecesora. Si hay una gran parte de préstamo, es notable que alguien tan joven esté trabajando en ese tipo de integraciones. Sí hay algo original, resulta impresionante; porque hay un centro en esto que si yo estuviera trabajando más rápido, sin tomarme el tiempo para mostrarte tus problemas, investigaría, porque creo que es un modelo que puede ayudar.
—Si quieres, puedes hacerlo. —Sin rencor, Una frase razonable. Con tranquilidad.
—Tal vez haga las dos cosas. Con tu permiso. Porque temo que todo esto sea secreto.
—Grant puede hacerlo.
—Grant podría hacerlo. Con tu permiso. Y el de Yanni. Trabajamos para él.
—Eso es porque os negasteis a que os transfiriera. Todavía puedo hacerlo.
Justin no esperaba eso. Tomó un sorbo de whisky. Y se dio cuenta de que Grant estaba a su lado, sujeto a los errores que él cometiera.
—No suponía que siguieras pensando en eso —dijo él—, después de la escena de esta tarde.
Redireccionamiento. Cambios bruscos.
Ella tomó un poco de vodka con naranja. Dieciséis y frágil... fisiológicamente. En emociones que el alcohol podía exacerbar o ahogar. Pensamiento contradictorio en su máxima expresión, diría Grant. Pubertad, hormonas salvajes y alcohol etílico.
Ah, muchacha, sí, eso no me hizo ningún favor.
Poder. Poder político que todavía corría en ondas a través de la Unión; amenazas de asesinatos. Y toda la presión que eso comportaba.
—Me alegro de que quieras hablar —dijo Ari, con un suspiro después del vodka—. Porque te necesito. Estudio las notas de mi predecesora, con kat. Y hay cosas que sé. Hablé con el tío Denys acerca de ponerlo todo por escrito. Organizarlo todo. Le pedí que lo hicieras tú, pero él no quiso. Le dije que se fuera a la mierda.