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Jordan. Dios.

Quiere que piense en él.

Contesta la pregunta —dijo Giraud.

—Lo hice para salvar el cuello. Porque es una enemiga muy peligrosa. Porque también podía suceder que saltara contra ustedes y no contra mí. ¿Qué otra cosa podía hacerla retroceder y perder el interés?

—Esa es una respuesta aceptable —dijo Denys. Para confundirlo. Él esperó la nueva dirección, el ataque por el flanco—. La pregunta es, ¿qué crees que has inducido? ¿Cuál es el objetivo de tu intervención? ¿Cuál es su estado de ánimo ahora?

—Espero por Dios —respondió él, la voz fuera de control ahora—, espero por Dios que después de esto vaya con más cuidado.

—¿Y que sea más comprensiva, se vea atraída hacia ti?

—Me contentaría con que fuera cuidadosa.

—La estás cortejando, ¿verdad?

—¡Dios, no!

—Sí, claro que sí. No sexualmente, aunque llegarías a eso si lo necesitaras, si pudieras adquirir una estabilidad que te permitiera controlarte durante el encuentro. Pero sé que preferirías evitarlo. ¿Piensas que es mejor eso que el desastre? ¿Hay algo así en tus ideas? La política hace extraños compañeros de cama pero los compañeros de cama hacen muy mala política.

—Quiero sobrevivir aquí.

—En su administración. Sí. Claro que sí. Protegerte a ti mismo, proteger a Grant. Las consecuencias de una enemistad con nosotros sólo pueden durar unos años más, ¿verdad? ¿Es eso lo que piensas? Un par de viejos, contra el margen de vida de una chica de dieciséis años cuyo poder es... posiblemente para trabajarla a tu favor si pudieras maniobrar hasta que ella te considerara. Un objetivo muy peligroso. Muy peligroso, incluso para un hombre dispuesto a vender..., lo que estabas dispuesto a venderle a su predecesora...

Quiere una reacción, una reacción.

—...pero tus oportunidades son limitadas.

—No necesitamos un psicotest —añadió Giraud, la profunda voz bastante amable— para averiguar cuáles son tus intenciones. Y lo último que hay sobre mi escritorio, creo que pensarás que es bastante divertido en cierto sentido. Alarmante, en otro. Los pacifistas, ya sabes, los que hicieron estallar los subtes en Novgorod, han decidido invocar el nombre de tu padre.

—¡El no tiene nada que ver con eso!

—Claro que no. Claro que no. Pero la policía de Novgorod encontró algunos documentos interesantes, en los que tu padre aparece como mártir político, donde se dice que la nueva monstruosidad de Reseune es una creación de los militares, que asesinar a Ari y crear el caos máximo llevaría a un gobierno pacifista.

—¡Eso es una locura!

—Claro que sí. Y naturalmente, tu padre no sabe nada de esto.

—No. Dios mío...

—Claro. No te preocupes. Esto ha pasado durante años. No lo de los pacifistas. Ésos son comparativamente recientes. Todas esas organizaciones están interrelacionadas, por esto resultan tan difíciles de seguir. Esto y el hecho de que los que ponen las bombas son casos perdidos. Drogadictos y tontos cuya devoción por la causa incluye someterse a lavados de cerebro parciales en manos de operadores aficionados. Esa clase de tontos. Pensé que tenías que saberlo, hay gente en este mundo que no presta atención a su propia vida, y mucho menos a la de una chica de dieciséis años que es el blanco de sus hostilidades. Y están usando el nombre de tu padre en sus libelos. Lo siento. Supongo que no te divierte.

—No, ser. —Justin estaba a punto de echarse a temblar. Giraud siempre le causaba este efecto. Sin drogas. Porque las drogas no se harían esperar, él lo sabía; y nada en el mundo podría impedirles llegar a eso—. No me divierte. Sé que Jordan no se divertiría si lo oyera y sé que no lo sabe a menos que usted se lo haya contado.

—Se lo hemos mencionado. Nos pidió que te dijéramos que está bien. Que espera, supongo, un cambio de régimen en Defensa. Como todos nosotros. Desde luego. Pero quería que tú supieras cómo están las cosas, ya que hay ramificaciones del caso que tal vez debas conocer. Que tu padre mató a Ari, en realidad no se trata de una noticia del pasado. Ahora se trata de amenazas contra la vida de su sucesora. Y Ari lo sabrá. Tenemos que hacer que lo sepa, por su propia seguridad. Tal vez puedas trabajar con ella de forma más civilizada. Eso espero.

¿Qué está haciendo? ¿Qué está tratando de hacer?

¿Qué quiere de mí?

¿Está amenazando a Jordan?

¿Cómo se siente tu padre con respecto a Ari? ¿Sabes algo?

—No, ser. No lo sé. No hay hostilidad. No creo que sienta eso.

—Tal vez puedas averiguarlo, si esta elección va bien.

—Si va bien, ser. Tal vez pueda hacer que cambie de sentimientos.

—Eso es lo que deseamos —dijo Giraud.

—Pero yo no sacaría el tema con Ari —aconsejó Denys.

—No, ser.

—Eres una pieza valiosa en este rompecabezas —afirmó Giraud—. Lamento... Probablemente tengas sentimientos muy fuertes con respecto a mí. Estoy acostumbrado, por supuesto, pero lo lamento de todas maneras. No soy tu enemigo, aunque probablemente no me creas. Ni siquiera te pido que me digas algo, no voy a sobrecargar tus modales y tu control. Esta vez estoy de tu parte, tanto que te deseo una vida muy larga. Y el comité ha aceptado: treinta y cinco es un poco joven para la rejuv, pero como no parece tener efectos negativos...

—Gracias, no.

—No está abierto a discusión. Tienes una cita en el hospital. Tú y Grant, los dos.

—¡No!

—La oferta de siempre. Vas voluntariamente o Seguridad se ocupará de que vayas.

—No tiene sentido que vaya a rejuv. Es una decisión mía, mierda.

—Es decisión del comité. Asunto zanjado. No es nada importante, nada por lo que tengas que preocuparte. Los estudios médicos no muestran ninguna disminución en los pronósticos de longevidad de los que empiezan temprano.

—Eso, según el estudio de ellos. No tiene sentido. Ari está en el hospital, ella no...

—Claro que no.

—Entonces ¿por qué mierda hacen esto?

—Porque eres valioso. Y nos preocupamos de ti. Puedes ir ahora. O ir por las malas y preocupar a Grant, cosa que no te aconsejaría.

Él respiró despacio.

—¿Puedo ir... a decírselo a Grant yo mismo? Media hora. Eso es todo.

—Muy bien. Ve. Media hora, cuarenta y cinco minutos como máximo. Te están esperando.

XI

Otra espera. Justin estaba acostado sobre la mesa y miraba el techo, tratando de poner la mente en blanco, observando el dibujo de los azulejos en el techo, tratando de resolver las repeticiones.

Un estudio de todo el cuerpo y de la hematología. Dosis de materiales radiactivos para estudio en la sangre, más extracciones de sangre. Control dental. Respiración. Tensión cardíaca. Tienes un poco de hipertensión,había dicho Wojkowski y él había replicado: Me pregunto por qué.

Y Wojkowski no lo había encontrado gracioso.

Más cosas en la sangre, más estudios, más pruebas en lugares privados y más espera, acostado durante largo rato, mientras trataban de que se calmara lo suficiente para conseguir lecturas razonablemente exactas.

Lo intento,había dicho él la última vez que lo controlaron. En serio, hago todo lo que puedo. ¿Creen que me gusta estar esperando aquí, en esta habitación helada?

Cuando se quejó, consiguió una bata. Eso fue todo. Finalmente lo pusieron en tratamiento biótico hasta que consiguió reducir el pulso para hacer las pruebas que ellos querían.

¿Por qué?había sido la única pregunta de Grant, las cejas fruncidas y preocupadas, los hombros levantados, y después: Bueno, al menos nos la dan, ¿no te parece?

Y eso, para un azi, era algo. Él nunca lo había pensado, nunca había pensado que Reseune llegara hasta el punto de negarles la rejuv a él y a Grant cuando llegara el momento, o de posponerla como venganza más allá de la fecha en que fuera de utilidad para evitar el deterioro de las funciones vitales.