– Universo paralelo. Hay algunas teorías científicas que apoyan esa posibilidad.-
– Las mismas, apuesto, que apoyan las hadas de alas centelleantes que brincan por los bosques.-
– Una bromista,- Peabody meneó un dedo. -Eso es lo que eres, Dallas. Una bromista.-
– En mi mundo, lo llamamos cordura.-
Jake se les unió. -Vamos por la mitad. Tal vez un poco más.-
– ¿Habéis encontrado algún remolino, universo paralelo o hada de alas centelleantes?- le preguntó Eve.
– Guasona- repitió Peabody.
– Ah… nada de eso.- Les ofreció a ambas una taza de café para llevar. -Ni armas, ni sangre, ni cuerpo muerto tampoco, y hasta el momento, todos los que pasaron por teletipo y la estación de la entrevista en la estación están vivos.
– Voy a volver a bordo,- le contó Eve. -Si encontrarais algún rastro, cualquier tipo de rastro, me contactáis. Peabody conmigo.-
– Hey.- Jake palmeó el brazo de Peabody cuando ella empezó a moverse con Eve. -Nosotros vamos a tardar un rato aquí. Tal vez vayamos a tomar un trago cuando acabemos. Ya sabes, para relajarnos.-
Nerviosa, ella el sintió calor brotar de sus mejillas, una mezcla mareante de placer y vergüenza. -Oh, bien. Um. Eso está bien,…, está bien, quiero decir, el preguntar y todo eso. Yo vivo con alguien. Un chico. Un chico de electrónica. Estamos… ya sabes. Juntos.-
– Chico con suerte,- dijo Jake y el rubor de ella fue a peor.-Tal vez, algún día, podamos tomarnos un trago, sólo como amigos.-
– Seguro. Tal vez. Ah…- Ella disparó una sonrisa, luego corrió detrás de Eve.
– ¿Olvidaste que significa conmigo?-
– No. En realidad, recordé exactamente, que estoy con McNab. Lo recordé incluso cuando Jake flirteó conmigo.-
– Oh, eso es distinto.- Eve lucía una sonrisa brillante que hizo que el estómago de Peabody se encogiera. -Déjame pedirte perdón por interrumpir. Tal vez vosotros dos queráis tomaros un descanso, ir a por una bebida, conoceros el uno al otro. Nosotros siempre podemos dejarlo para más tarde, así tengamos o no un cuerpo muerto desaparecido y un asesino. No queremos que una investigación de un potencial asesinato se ponga en medio de un potencial romance, ¿o no?-
– Hablo el sarcasmo fluidamente. Él me preguntó para ir a tomar una bebida.-
– ¿Debería anotarlo en mi diario, en la fecha de hoy?-
– Jesús.- Un mohín se mezclaba con engreimiento mientras Peabody abordaba el ferry con Eve. -Sólo lo digo. Además que consigo las cosas por partida doble. Primero consigo la satisfacción de ser abordada por el sexy inspector del Departamento de Transporte, y segundo tengo el mérito real y verdadero de rechazarle porque tengo mi atractivo sexy personal. Apenas nadie me dice nada, a no ser que cuentes a McNab, lo que no cuenta desde que vivimos juntos, por lo que no cuenta.-
– De acuerdo, anotado. ¿Podemos movernos?-
– Debería tomarme al menos cinco minutos de cortejo. De acuerdo.- Ella murmuró ante la mirada abrasadora de Eve. -Pondré el resto del tiempo de cortejo en mi cuenta.-
Sacudiendo la cabeza, Eve cruzó la cubierta, vacía ahora excepto por los policías y barrenderos, para hablar a un investigador de la escena del crimen.
– Schuman, ¿qué tienes?-
Ella sabía que él era duro de roer, del tipo que ha visto de todo, tan cómodo en el laboratorio como en la escena del crimen. Él se despojó de su traje protector y de las botas y permaneció de pie sacando un chicle de su envoltorio. -Lo que tenemos son en torno a dos litros de sangre y fluidos corporales, bastantes salpicaduras. Tenemos algo de carne y fibras, y una montaña de mierda virtual de huellas. Vamos a querer llevarlo adentro para un examen y análisis completo, pero con el examen in situ, tenemos el tipo de sangre, A negativo, y las muestras de puntos indican que viene todo de la misma persona. Quienquiera que sea está tan muerto como mi tío Bob, cuya pérdida no fue lamentada por todos los que le conocimos.-
Él hizo un globo, masticando por un momento pensativamente. -Puedo decirte lo que no tenemos. Eso serían un cuerpo o un rastro de sangre, o en este punto alguna jodida idea de cómo demonios pudo sacar el cuerpo del tal John Él sonrió. -Es interesante.-
– ¿Cuándo puedes decirme si la sangre vino de un cuerpo caliente, o vino en un maldito cubo?-
– Miraremos eso. No sería tan curioso, pero el cubo tendría más sentido. El problema es que las manchas coinciden con lesiones in situ.- Obviamente intrigado, masticó y sonrió. -Parece un maldito vídeo de apuñalamiento ahí dentro. Quienquiera que entró respirando fue cortado en lonchas y taquitos, atado y destripado. Luego, puedes decir que es interesante, ¡desapareció!-
– Interesante.- repitió Eve. -¿Se puede entrar?-
– Todo barrido. Comprobadlo vosotras mismas.-
Él entró con ella donde una pareja de barrenderos examinaban los tanques, las tuberías.
– Estamos mirando todo,- le contó a Eve. -Pero tienes que tener una píldora mágica de encoger para salir de aquí por las tuberías. Vamos a repasar ventilación, suelos, paredes, techos.-
Ella levantó su cara, estudiando el techo por sí misma. -El asesino tendría que haberse transportado a sí mismo, al cuerpo y a una mujer adulta. Puede que más de un asesino.-
Se levantó para estudia las salpicaduras en los compartimentos, las paredes. -La víctima estaba de pie por aquí. El asesino corta su garganta primero; eso es lo que yo haría. Ella no puede gritar. Nosotros tenemos la mayor mancha de la herida de la yugular, parcialmente bloqueada por el cuerpo del asesino.-
Eve giró, dándose una palmada en la garganta. -Ella agarra su garganta, la sangre bombea a través de sus dedos, más salpicaduras ahí, pero ella no cae, todavía no. Ella cae hacia la pared, y tenemos las manchas de sangre, intenta girarse, más manchas. Él vuelve a cortarla, y obtenemos la salpicadura del siguiente compartimento ahí, y más abajo en esta pared, por lo que probablemente él la atacó y ella tropezó hacia atrás.- Eve se retiró. -Tal vez intentó llegar a la puerta, pero él estaba detrás de ella. Rebana y corta, y ella cae. Se desangra donde cae.-
– Lo comprobaremos, como dije, pero así es cómo lo leo.-
– Él estaría cubierto de sangre.-
– Si se lavó en uno de los lavabos-, añadió Schuman, -no dejó ningún rastro, ni en las tazas, ni en los sifones.-
– ¿Ropas protectoras? ¿Guantes?- sugirió Peabody.
– Puede. Probablemente. Pero si él pudo llevarse un cuerpo muerto fuera de aquí, supongo que podría haber salido cubierto de sangre. No hay rastro,- repitió Eve. -Ni marcas de arrastre. Incluso si él solo lo hubiera levantado y llevado fuera, habría un rastro de sangre. Tuvo que envolverlo. Si seguimos con el equipo protector, y una bolsa para el cuerpo o algo por el estilo, él lo había planeado, vino preparado, y tenía un condenado buen plan de salida. Carolee era una variable, pero no tuvo muchos problemas ahí tampoco. Él se hizo cargo de ello.-
– Pero él no la mató. En realidad no la hirió.- señaló Peabody.
– Sí.- Ese era un punto al que Eve le había estado dando vueltas. -Y podría haberlo hecho fácilmente. La puerta no estaba cerrada. La regulación sobre seguridad prohíbe las cerraduras en las puertas de los servicios públicos con múltiples compartimentos. La muerte, la limpieza, el transporte. Y Carolee faltó por más de una hora, por lo que donde quiera que fuese, a donde la llevara, él necesitaba tiempo.-
– Hay un montón de sitios en este barco. Conductos de ventilación, infraestructura, almacenaje. Tienes conductos realmente grandes para calentar y enfriar los camarotes interiores que también valen,- le dijo Schuman. -Tienes tus depósitos sanitarios, almacenaje de equipo, áreas de mantenimiento. Vamos a repasarlo todo, pero no dice nada de cómo diablos salió de este cuarto.-
– Pues, vamos a averiguar adónde fue, trabajó y volvió. Y vamos a necesitar adivinar quién era la víctima, y por qué fue cortada en el ferry de Staten Island. Tenía que ser específico, o sería la sangre de Carolee Grogan la que estaría por toda esta habitación, también.-