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La capacidad de la paciente para comunicarse oralmente ha ido mejorando continuamente desde que revivió.

La conversación se realizó en la Dirección Nacional de Medicina Forense en Solna, el miércoles 14 de agosto de 2002, de 02:56 a 03:07.

TB: Me llamo Tomas. ¿Cómo te llamas?

EZ: Eva.

TB: ¿Puedes decirme tu nombre completo?

EZ: No.

TB: ¿Puedes decirme cómo te apellidas?

EZ: No.

[Pausa]

TB: ¿Puedes decirme tu nombre?

EZ: No.

TB: ¿Cómo te llamas?

EZ: Eva.

TB: Eva es tu nombre.

EZ: Eva es mi nombre.

TB: ¿Puedes decirme tu nombre?

EZ: Eva.

[Pausa]

TB: ¿Sabes dónde te encuentras?

EZ: No.

TB: ¿Qué hay aquí?

EZ: ¿Dónde es aquí?

TB: Aquí es el sitio donde está Eva.

EZ: No.

TB: ¿Dónde está Eva?

EZ: Eva no está aquí.

TB: Tú eres Eva.

EZ: Yo soy Eva.

TB: ¿Dónde estás?

[Pausa]

EZ: Hospital. Un hombre blanco. Se llama Tomas.

TB: Sí. ¿Dónde está Eva?

EZ: Eva no está aquí.

[TB toca la mano de EZ]

TB: ¿De quién es esta mano?

EZ: Mano. La mano de yo.

TB: ¿Quién es Yo?

EZ: Tomas.

[Pausa]

TB: ¿Quién eres tú?

EZ: Soy Eva.

[TB toca la mano de EZ]

TB: ¿De quién es esta mano?

EZ: Mano de… Eva.

TB: ¿Dónde está Eva?

EZ: Eva está aquí. [Pausa] No.

TB: ¿Qué hay donde está Eva?

EZ: No.

[Pausa]

TB: ¿Puedo hablar con Eva?

EZ: No.

TB: ¿Qué ven tus ojos?

EZ: Una pared. Una sala. Un hombre. Se llama Tomas.

TB: ¿Qué ven los ojos de Eva?

EZ: Eva no ojos.

TB: ¿Eva no tiene ojos?

EZ: Eva no ve.

[Pausa]

TB: ¿Qué oye Eva?

EZ: Eva no oye.

TB: ¿Entiende Eva lo que yo digo?

[Pausa]

EZ: Sí.

TB: ¿Puedo hablar con Eva?

EZ: No.

TB: ¿Por qué no puedo hablar con Eva?

EZ: Eva ninguna… boca. Eva miedo.

[Pausa]

TB: ¿Por qué tiene miedo Eva? [Pausa] ¿Puedes decirme porqué Eva tiene miedo?

EZ: Eva quedarse.

TB: ¿Eva quiere quedarse donde está?

EZ: Sí.

TB: ¿De qué tiene miedo Eva?

EZ: No.

[EZ sacude con fuerza la cabeza]

EZ se niega a responder más preguntas después de eso.

Heden, 03:48

Flora miró el móvil en el autobús nocturno hacia Tensta y vio que su abuela la había telefoneado cinco veces. La llamó inmediatamente:

– Hola, soy yo…

Un suspiro de alivio procedente del otro extremo del hilo sopló en el oído de la joven.

– ¡Oh, hija mía! ¿Estás bien?

– Sí. ¿Por qué?

– No, es que creía que… he tratado de llamarte.

– No podía llevar el móvil encendido en la ambulancia.

– No, no… -Flora ya se imaginaba a Elvy dándose una palmada en la frente-. No, claro. Qué tonta soy.

Se quedaron unos segundos en silencio. Las paredes de los edificios de Rissne se deslizaban fuera de la ventana.

– ¿Abuela? Tú también le oíste, ¿verdad?

– Sí.

– El sacerdote no notó nada. Y al abuelo no se le notaba nada. Seguía allí tumbado, sin más.

Silencio de nuevo. Flora sacó su walkman de la mochila. Era un modelo tan antiguo que había que sacar la cinta y volverla para poder oír la otra cara. QuitóHoly Wood y pusoAntichrist Superstar (light). Luego, se mantuvo a la espera.

– A mí… me pareció ver algo -dijo Elvy finalmente.

– ¿El qué?

La anciana dudó un poco y luego dijo:

– Sólo quería saber si te encontrabas bien. ¿Estás en un autobús?

– Sí.

Como Flora no le dio más explicaciones, Elvy tampoco le preguntó nada más. Se despidieron con la promesa de llamarse al día siguiente. Flora se acurrucó en el asiento, se puso los auriculares en las orejas y le dio al botón deplay, apoyó la cabeza en la ventanilla y cerró los ojos.

We hate love… We love hate…We hate love…

Cuando el bus la dejó en el centro de Tensta aún debía caminar un kilómetro. El camino de Akalla la llevaba casi recto, pero en el último trecho, ese que discurría por los terrenos de Järvafältet, no había más senderos que los abiertos por las excavadoras hacía diez años, luego desapareció toda la maquinaria de las constructoras, y la vegetación volvió a invadir aquellas pistas.

Cuando llegó a un alto, Flora contempló Heden al otro lado. Las primeras luces del alba resaltaban el relieve anguloso de los edificios grises. Había venido aquí por la noche otra vez. Fue ese mismo año, en la primavera, y entonces, en medio de la oscuridad de la noche, desde esta misma altura, no había podido ver nada del suburbio; sólo supo que estaba allí por un presentimiento, por el cambio del sonido a su alrededor.

No había ninguna farola, tampoco había luz en ninguna ventana, ya que no habían instalado el tendido eléctrico; no había agua ni desagües. Las obras no llegaron nunca tan lejos.

La luz del amanecer iba impregnando el cielo mientras Flora bajaba la cuesta conTourniquet torturándole los oídos, y se reflejaba en las pocas ventanas que aún quedaban enteras de las fachadas de los edificios. Hasta hacía unos años la zona había estado cercada, como si fuera, desde el punto de vista formal, un terreno en construcción, pero después de que los habitantes de Heden abrieran por enésima vez nuevos accesos, las autoridades ya no se habían molestado en arreglarlo. Una buena parte de la valla había desaparecido para dedicarla a otros usos y el resto estaba tirado por el suelo, esparcido entre la hierba.

Al mismo tiempo se dieron por vencidos los limpiadores de las pintadas, de modo que la parte baja de las fachadas era una amalgama de zarzas y de auténticas obras de arte.

El pleito sobre quién debía hacerse cargo de la demolición de Heden llevaba ya cinco años en los tribunales, y no habría ningún responsable mientras no hubiera una sentencia firme. Heden era la vergüenza de la capital; un proyecto de construcción fracasado y envuelto en turbios avatares, donde ahora se daban cita quienes no tenían otro sitio adonde ir. De vez en cuando pasaba por allí la policía y hacía un poco de limpieza, pero como no había recursos para hacerse cargo de lo que encontraban, preferían hacer la vista gorda.