Estaba tan agotado que se durmió nada más cerrar los ojos.
Koholma, 22:35
– ¿Qué te ha dicho?
Anna entró en la habitación de Mahler dos segundos después de que él colgara el teléfono.
– Nada de particular -respondió él, frotándose los ojos-. Me ha contado su historia. Era terrible, claro, pero nada que nos ayude.
– Su mujer, ¿estaba…?
– No. Lo mismo que Elias, más o menos.
Cuando ella volvió al cuarto de estar y se puso a ver la tele, Gustav fue a la habitación de Elias, se quedó bastante tiempo mirando aquel cuerpecillo. Elias se había tomado un biberón de suero fisiológico, y por la tarde otro de suero glucosado.
«Era como si estuviera completamente… vacía».
Y eso que Eva Zetterberg sólo había estado muerta media hora.
¿Se estaba equivocando?
¿Tenía Anna razón? ¿Y si en ese ser que yacía en la cama no quedaba nada de lo que había sido Elias?
El aire era nuevo cuando salió a la terraza. Durante la larga ausencia de lluvias había olvidado que el aire podía estar así de saturado; la oscuridad era completa y estaba impregnada de olores de una naturaleza que la tormenta había devuelto a la vida.
«¿Guardará alguna… relación?».
También Elias había estado muerto y reseco. Algo que no era la lluvia le había hecho resucitar, pero ¿qué? ¿Y quéle mantenía vivo si estaba vacío por dentro?
Una semilla, seca o congelada dentro de un glaciar, podía permanecer latente cientos e incluso miles de años. Crecía si se sembraba en tierra húmeda porque había una fuerza verde que impulsaba la flor. ¿Qué fuerza impulsaba a las personas?
Mahler contempló las estrellas. Aquí, en el campo, había muchas más que en la ciudad, lo cual no dejaba de ser una ilusión. Evidentemente las estrellas estaban siempre allí, y eran infinitamente muchas más de las que el ojo más agudo podía percibir.
Le rozó un presentimiento impronunciable. Su cuerpo se estremeció.
En una rápida sucesión de imágenes, vio una brizna de hierba salir de la semilla, buscar la superficie; vio un girasol alzándose hacia el cielo, volverse hacia la luz; vio a un niño pequeño ponerse en pie, levantar los brazos en alto, dar gritos de alegría, y todo vive y tiende hacia la luz, y vio…
«Eso no es evidente».
La fuerza verde que impulsa la flor no es evidente. Todo es un esfuerzo, un trabajo. Un regalo. Nos lo pueden arrebatar. Nos lo pueden devolver.
ANEXO 2
La solidaridad va dirigida siempre hacia «uno
de nosotros», y «nosotros» no puede significar
todas las personas… «Nosotros» presupone que
alguien queda excluido, que pertenece a los
otros, y esos otros no pueden ser animales o
máquinas, sino que deben ser personas.
Sven-Eric Liedman,
Att se sig själv i andra
(Verse a uno mismo en los otros).
15 DE AGOSTO
INFORME URGENTE. TERCER INTENTO (SUSPENDIDO)
Ministerio de Sanidad. Reservado.
Se interrumpe el suministro de nutrientes al paciente 260718-0373, Bengt Andersson, el día 15-08-2002 a las 8:15.
Le fueron retiradas las sondas para el suero fisiológico y glucosalino con objeto de observar su reacción.
A las 9:15 el paciente aún no ha mostrado ningún signo de que su estado general haya empeorado. ECG plano, EEG sin cambios.
9:25. Se producen una serie de convulsiones espasmódicas. Las sacudidas duraron unos tres minutos, tras lo cual el sujeto volvió a su estado anterior.
14:00. No se ha observado ninguna convulsión más, ni ninguna otra reacción.
Nuestra conclusión es que resulta innecesaria la administración de suero fisiológico y glucosalino. Los niveles bajos del redivivo no han mejorado ni empeorado.
FRAGMENTO DEL PROGRAMA STUDIO ETT. 16:00
Entrevistador:… resultados que indican que los redivivos no necesitan ser alimentados. Profesor Lennart Hallberg, ¿cómo puede discernirse eso?
Lennart Hallberg: Sí, bueno, como sabe, aún no se han hecho públicos los resultados de la investigación, peroyo supongo que sencillamente se habrá dejado de suministrar azúcar y sal para ver qué pasa.
Entrevistador: ¿Se puede hacer eso? ¿Está permitido?
Lennart Hallberg: Para empezar, los redivivos se encuentran en una especie de laguna jurídica. Seguramente tardaremos en tener unas directrices dentro de la medicina legal para este tipo de situaciones. Y, además, la bandera de la peste digamos que aún no se ha arriado, y eso nos otorga a los médicos ciertas… facultades.
Entrevistador: ¿Cómo es posible vivir sin alimentarse?
Lennart Hallberg: [Se ríe] Sí, ésa es la pregunta. Hace una semana habría contestado que es biológicamente imposible, pero ahora… lo que podemos decir es que a lo mejor existe algún nutriente que no conocemos.
Entrevistador: ¿Y qué podría ser?
Lennart Hallberg: Ni idea.
COLUMNA DE OPINIÓN DEL PERIÓDICODAGENS NYHETER
Extracto del artículo ¿Pueden ayudarnos los muertos?, de Rebecca Liljewall, catedrática de Filosofía de la Universidad de Lund.
… posibilidades antes impensables para analizar las condiciones básicas para la vida. ¿Se deben aplicar a los redivivos los mismos criterios éticos que a los pacientes «normales»?
La legislación vigente nos da una respuesta sencilla a esta pregunta: no. Una persona declarada muerta queda fuera del marco jurídico, a excepción del derecho a la inviolabilidad de la tumbas. Sin embargo, resulta problemático saber si esa figura jurídica es aplicable en este caso.
Lo más probable es que la legislación cambie en breve y abarque también a los redivivos. Podrá parecer cínico, pero en ese intervalo existe la posibilidad de llevar a cabo experimentos y pruebas que después van a ser prohibidos. Mi opinión es que hay que animar a los médicos para que aprovechen esta ocasión.
El posible sufrimiento ocasionado a los redivivos ha de evaluarse en comparación con el beneficio que puede tener para la humanidad. Durante los dos últimos días han fallecido en Estocolmo 65 personas y no han despertado. En todo el mundo durante el mismo espacio de tiempo han muerto más de 300.000 personas.
No parece muy aventurado pensar que un análisis más pormenorizado de un reducido número de redivivos nos ayudaría a evitar en el futuro un elevado número de muertes.