– No lo entiendo… Ella nunca ha… -murmuraba Roy, y…
… se retorció las manos y balanceó el cuerpo, sin decidirse a acercarse a la cama donde Eva seguía dándole vueltas a la cabeza del animal e introduciendo el dedo en la garganta llena de mucosidad sanguinolenta, de donde colgaban como serpentinas trozos de tendones y ligamentos.
Sture se acercó a la cama, arrancó la cabeza del conejo de las manos ensangrentadas de Eva y la puso encima de la mesilla. Cerró los ojos ante el dolor que había en el grito interno de Magnus, sacó las dos muñecas y las colocó en las manos de su hija.
– Mira -le dijo-. Tus muñecas. Eva y David.
Eva las cogió, las sujetó con las manos y las miró, tranquila.
– Eva y David. Mis muñecas.
– Sí.
– Son muy bonitas.
A Sture le asustó más su tono de voz que lo que había hecho con Baltasar. Sonaba y no sonaba como su hija. Sonaba como alguien que imitara la voz de su hija. Fue incapaz de seguir escuchando y dejó a la rediviva sentada con las muñecas en las rodillas.
David llevaba a Magnus y Sture cargaba con lo que quedaba de Baltasar: unos restos de piel revuelta y manchada que habían dejado de soñar con el heno. Enfrente del portal se toparon con un policía que agitaba las manos en dirección a la salida.
– Tengo que pedirles que abandonen el recinto inmediatamente.
– ¿Qué sucede? -preguntó Sture.
El agente meneó la cabeza.
– Pueden sentirlo ustedes mismos -respondió, y desapareció en el interior para continuar con el desalojo.
La accidentada visita a Eva los había mantenido tan ocupados que les habían pasado desapercibidas las señales y los gritos de alarma que llenaban el campo. La desesperación del niño ocupaba por completo la mente de David, pero cuando Sture prestó atención a los hechos del exterior, escuchó los crujidos propios de un árbol a punto de ceder bajo los golpes de una sierra o un hacha. Eran esos chasquidos previos al desmoronamiento del tronco, pero ¿de qué lado iba a caer?
Miles de consciencias en tal estado de pánico que resultaba imposible poder distinguir los pensamientos, sólo una guerra de hormigas a todo volumen, y atravesándolo todo aquel sonido silbante, cortante. Sture torció el gesto y agarró a David del hombro.
– Vamos -le instó-. Debemos salir de aquí ahora mismo.
Se dirigieron hacia las verjas lo más deprisa que pudieron mientras el campo absorbía los demás pensamientos propios. Había más personas saliendo de los portales. Corrían hacia la salida como si huyeran de un fuego, de una guerra o del avance de un ejército enemigo.
Heden no volvería a abrirse al público nunca más.
Heden, 13:15
Flora estaba tumbada debajo del banco, encogida como un feto, abrazada a su mochila. El mundo se hundía a su alrededor. El mundo se hundía dentro de ella. Todo explotaba como si fueran los fuegos pirotécnicos de la locura.
Apretó los párpados cuanto pudo, para evitar que se le salieran los ojos de las cuencas. No podía moverse, debía limitarse a esperar que aquello acabara de una vez.
Los grupos grandes de muertos afectaban a las mentes de los vivos, pero otro tanto ocurría a la inversa. Las emociones aumentaban como si se reflejaran en un sistema de espejos, se reflejaban unas a otras y se fortalecían, se volvían a reflejar y siguieron así hasta que el campo se volvió insoportable.
Pasados cinco minutos empezó a debilitarse. Los pensamientos terribles abandonaron el recinto y se apagaron fuera. La chica se atrevió a abrir los ojos al cabo de diez minutos, y comprendió que se habían olvidado de ella. Un par de policías abandonaban el patio en ese momento. Fuera de un portal un hombre se había sentado a llorar. Tenía arañazos en la cara y manchas de sangre en el cuello de la camisa. Mientras Flora lo miraba, llegó hasta él un enfermero, le lavó las heridas y le puso una gasa.
Flora no se movió; con sus ropas negras parecía una sombra debajo del banco. Si se movía se convertía en persona, y las personas debían salir de allí.
Cuando le hubo cubierto las heridas, el enfermero cogió al hombre por debajo de los brazos y lo condujo hacia la salida. El herido caminaba como si llevara un yugo encima de la nuca, e iba pensando en su madre, en su cariño y en sus uñas limadas y pintadas de color rojo cereza. Siempre había cuidado mucho sus uñas, incluso durante los años que duró la enfermedad. Cuando le fueron arrebatando toda la dignidad pedazo a pedazo, ella, sin embargo, siguió insistiendo en las uñas, en que las uñas debían cuidárselas y pintárselas de rojo cereza. Aquellas uñas. Una de ellas se le había partido al arañarle.
Flora esperó a que hubieran abandonado el patio, y luego miró fuera de éste. Su percepción extrasensorial le decía que no había nadie vivo en las inmediaciones, pero allí era todo tan raro que no podía estar segura.
No se veía a nadie. Se arrastró fuera y corrió hasta el pasadizo que conducía al siguiente patio, donde debió esperar un poco mientras salía otro par de personas. Una de ellas era psicóloga o algo parecido, e iba sopesando seriamente la idea de quitarse la vida con una sobredosis de morfina cuando llegara a casa. No tenía familia, ni aquí ni en ninguna parte.
Ya eran casi las dos cuando Flora llamó con cuidado en la ventana de Peter y pasó dentro. En aquellos momentos no quedaba ninguna conciencia viva por los alrededores.
EKOT, 14:00
… no existe ninguna explicación a lo sucedido en Heden. Poco después de las dos, la policía y el personal sanitario se vieron obligados a desalojar el recinto. Doce personas han resultado heridas tras haber sido atacadas por los redivivos, tres de ellas de gravedad. Heden permanecerá cerrado al público por tiempo indefinido…
RESUMEN
Ministerio de Sanidad. Reservado
En suma, estamos convencidos de que los redivivos consumen muy deprisa sus reservas intracelulares. Si se toma como media el consumo actual, calculamos que esos recursos se habrán consumido en el plazo de una semana, como máximo, mucho antes en algunos casos.
Por lo tanto, dentro de una semana o menos, esos redivivos estarán, a falta de terminología apropiada, consumidos si no se hace nada al respecto.
Por el momento, no tenemos ninguna solución válida que proponer.
Por último, nos preguntamos si continúa habiendo demanda de tal solución.
EKOT, 16:00
… ha puesto Heden en algo parecido a la cuarentena. La zona contará con un reducido grupo de personal sanitario, pero de momento no hay planes para continuar con los programas de rehabilitación.
17DE AGOSTO (II)
La idea es delicada y prometedora
como la luz que cruza el cielo hacia el norte
en sutiles jirones,
como los que deja el caracol a su paso,
o como tantea el mejillón el fondo del mar
con el pecho, la boca y las manos,
o como el corazón, al latir,
siente el llanto del cerebro.
MIA AJVIDE, Flyktlock
(Vía de escape).