Volamos rápidamente con la mirada, pero ya es negra noche en torno. Entre las tinieblas y el frío otoñal, yacen las aldeas de Polonia, la Varsovia sombría, sin trabajo.
El Estado polaco tiene ya dieciocho años, ¿y qué ha dado a su pueblo el «gobierno de los coroneles»? Ningún convenio con Alemania, ninguna combinación y artilugio financieros y diplomáticos han bastado para empujar la rueda de la máquina, para despertar los tornos dormidos, para dar trabajo y un pedazo de pan a los parados. En triste rigidez esperan las personas, aldeas y ciudades a que se acabe esta prolongada pesadilla...
Cerca de Minsk, al amanecer, volamos sobre la frontera de la parte soviética del mundo. Ahí, sobre todo hoy, no duermen. Brillan las luces en los puestos de guardia fronterizos, hay festiva agitación en las casas koljosianas, se acaban de colgar las últimas banderas y pancartas en las plazas y calles de la capital bielorrusa; los tanquistas se aproximan a la posición de partida para el solemne desfile y los caballos de las tropas de caballería piafan; bajo los tellices bordados, palpitan las grupas, limpias, aterciopeladas, bien peinadas.
¡Más aprisa, más aprisa! Ahí está Smoliensk, elevado sobre el Dnieper, cubierto de banderas; directamente, desde la ventana madrileña, mirando hacia el nordeste, veo entre la bruma matinal, desde el suroeste, a Moscú. Por la carretera de Mozhaisk corren los automóviles. Junto a la puerta de Dorogomílov y más allá, hacia el centro, se forman las columnas de manifestantes. En la plaza de Smoliensk, tres mujeres con delantales blancos —ioh, qué blancos!— venden desde un camión salchichas calientes; si tuviera ahora aquí un par de ellas...
Por Arbat, ya no es posible avanzar ni andando ni en coche. ¡Cómo han pintado, renovado, los rótulos! Los están mirando, jubilosos, rostros infantiles, como pétalos, felices, sanos; mucho tardarán aún en ser como ellos, los rostros de los niños escuálidos y hambrientos que juegan al pie de mi ventana madrileña.
Cada vez más allá, por la calle de Vozdvízhenka, por la plaza de Maniezh, os veo a vosotros, soldados rojos, jefes, obreros, viejos bolcheviques, pioneros, muchachas moscovitas, guardias urbanos, estudiantes, os veo con el último número de Pravdaen las manos. iOs veo perfectamente bien! Y aún más allá, eternamente jóvenes, montados a caballo, corren uno al lado del otro, como en los guerreros años, Voroshílovy Budioni; la orquesta rompe a tocar unos pasos de marcha y rueda por la capital el ¡hurra! del Ejército Rojo...
FIN
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30/01/2012
notes
1. Arkadi Vaksberg, Hotel Lux. Les partís fréres au service de l'Internationale Communiste(París: Éditions Fayard, 1993), p. 151; Carlos García-Alix, Madrid-Moscú,(Madrid: T Ediciones, 2003), p. 176; Mijaíl Koltsov, Khochu letat(Moscú: Voengiz, 1931).
2. Reinhold Gorling, "Dinamita cerebral": Politischer Prozefi und asthetische Praxis im Spanischen Bürgerkrieg (1936 —1939j(Frankfurt: Verlag Klaus Dieter Vervucrt, 1986), p. 311.
3. Ver p.19 de la presente edición. Ver también Jonathan Haslam, The Soviet Union and the Strugglefor Collective Security in Europe 1933-39(Londres: Macmillan Press, 1984), p. 108
4. Ver pp. 16, 20-24,
5. Ibid.,pp.50-54, 63-5, 70-4.
6. Ibid.,pp. 98-100.
7. Cockburn relató la anécdota del teléfono a Peter Wyden en La guerra apasionada(Madrid: MR Ediciones, 1997); artículo sin título firmado por Claud Cockburn en Philip Toynbee, editor, The Distant Drum. Reflections on the Spanish Civil War(London: Sidgwick & Jack-son, 1976) p. 53 [existe traducción española — Philip Toynbee (ed.), Tambor lejano. Lo que ya puede decirse de la guerra civil española(Madrid: Ediciones Sedmay, 1977)]; Patricia Cockburn, The Years of the Week(Londres: MacDonald, 1968), p. 208. En la presente edición (pp. 328-9) se narra un encuentro con Cockburn.
8. De Koltsov a Stalin, 4 de diciembre de 1937. Mi más sincero agradecimiento a Ángel Viñas por proporcionarme una copia de dicho documento.
9. Louis Fischer, Russia's Road from Peace to War. Soviet Foreign Relations 1917-1941(Nueva York: Harper & Row, 1969), p. 273.
10. Ernest Hemingway, For Wrom the Bell Tolls(London: Jonathan Cape, 1941) p. 397. [Existe traducción española Ernert Heminway, Por quién doblan las campanas(Barcelona: Editorial Planeta, 2002).]
11. Iliá Ehrenburg, Eve ofWar 1933-1941(Londres: McGibbon & Kee, 1963), p. 148; José Fernández Sánchez, «El último destino de Mijaíl Koltsov», Historia 16,n.° 170, junio de 1990, p. 21.
12. Aleksandr Orlov, The March ofTime. Reminiscences(Londres: St Ermin's Press, 2004), p. 215.
13. Hugh Thomas, La guerra civil española(Madrid: Ediciones Urbión, 1983); Olga Novikova, «Las visiones de España en la Unión Soviética durante la guerra civil española», manuscrito no publicado.
14. Ver pp. 13, 84 (gafas) y pp. 84, 86, 183, 457 (primera guerra civil y guerra civil rusa) de la presente edición.
15. Ibid.,pp. 12-16, 506 (amenazas a Guides); p. 74 ( Mundo Obrero),pp. 90, 110, 245 (pistola de María Teresa). José Fernández Sánchez, «Introducción», Mijaíl Koltsov, Diario de la guerra de España
(Madrid: Akal Editor, 1978), pp. 5-6.