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Y Annika se oyó decir a sí misma:

– A mí me importa.

Dos camilleros aparecieron en el túnel empujando una camilla. Con la ayuda del policía colocaron a Beata en ella. Uno de los hombres revisó los bolsillos y encontró dos llaves de candado.

– Déjame a mí -pidió Annika y el policía se las lanzó.

Los camilleros controlaron las constantes vitales de Beata mientras Annika se quitaba las cadenas. Se incorporó sobre sus piernas tambaleantes y observó a los hombres mientras se llevaban a Beata hacia la salida del túnel. La mujer parpadeaba y vio a Annika. Pareció como si intentara decir algo, pero la voz no la acompañó.

Annika siguió la camilla con la mirada hasta que se perdió tras la esquina. Más personas y policías comenzaban a entrar en el túnel. Las conversaciones llenaron el aire, las voces subían y bajaban. Se tapó los oídos; en cualquier momento se desplomaría.

– ¿Necesitas ayuda? -le preguntó su fuente.

Suspiró y notó que volvería a llorar.

– Sólo quiero irme a casa -respondió.

– Deberías pasar por el hospital y hacerte un control -dijo el policía.

– No -replicó Annika decidida y pensó en sus pantalones cagados-. Primero tengo que ir a Hantverkargatan.

– Deja que te ayude, estás complemente groggy.

El policía la cogió por la cintura y la acompañó hacia la salida. Annika de pronto notó que le faltaba algo.

– Espera, mi bolso -dijo y se detuvo-. Quiero mi bolso y mi ordenador.

El hombre le dijo algo a un policía uniformado y alguien le dio su bolso.

– ¿Es tu ordenador? -pregunto el policía.

Annika dudó.

– ¿Tengo que contestar a eso ahora mismo?

– No, podemos esperar. Venga, ahora vete a casa.

Se acercaban a la salida y Annika vislumbró un enjambre de personas en la oscuridad bajo el estadio. Se detuvo instintivamente.

– Sólo son policías y personal sanitario -le informó el hombre a su lado.

En el mismo momento que puso su pie fuera del túnel alguien le disparó un flash en plena cara. Durante un segundo se quedó completamente ciega y se oyó a sí misma bramar. Comenzó a vislumbrar los contornos y vio la cámara y al fotógrafo. Llegó en dos pasos y lo tumbó de un derechazo.

– ¡Hijo de puta! -exclamó ella.

– Bengtzon, ¡joder! ¿Qué haces? -gritó el fotógrafo.

Era Henriksson.

Le pidió a los policías que se detuvieran en Rosetten, el supermercado junto a su casa para comprar acondicionador de pelo. Luego subió por las escaleras los dos pisos hasta su apartamento, abrió la puerta y entró en el silencioso recibidor. Era como si estuviera en otro tiempo, como si hubieran pasado muchos años desde la última vez que estuvo aquí. Se quitó toda la ropa y la dejó caer en el suelo del recibidor. Luego cogió una toalla del cuarto de baño contiguo y se secó el vientre, las nalgas y el pubis. Después se fue directamente a la ducha y ahí se quedó mucho tiempo. Sabía que Thomas estaba en el Grand Hotel; volverían a casa cuando los niños se despertaran.

Se vistió con ropa limpia. Toda la ropa sucia, los zapatos y también el abrigo, los metió en una gran bolsa de plástico negra. Seguidamente se llevó la bolsa y la tiró en el basurero del patio.

Ya sólo le quedaba hacer una cosa antes de irse a dormir. Encendió el ordenador de Christina; la batería estaba casi agotada. Cogió un disquete y archivó su propio artículo que estaba en un icono del escritorio. Después dudó un momento, pero luego pulsó dos veces en una carpeta de Christina llamada «Yo».

Allí había siete documentos, siete capítulos y todos comenzaban por una palabra: Existencia, Amor, Humanidad, Felicidad, Mentiras, Maldad y Muerte.

Annika abrió el primero y comenzó a leer.

Había hablado con todas las personas que rodeaban a Christina Furhage o que estaban cerca de ella. Todas ellas habían contribuido a crear la imagen de la jefa de los Juegos que Annika tenía.

Al final, la misma Christina se había decidido a hablar.

Epílogo

A finales de junio, justo seis meses después de la última explosión, Beata Ekesjö fue condenada por el tribunal de Estocolmo por tres asesinatos, cuatro intentos de asesinato, daños, destrozos, secuestro, robo y conducción ilegal. No pronunció ni una palabra durante todo el juicio.

La sentencia significaba reclusión en un psiquiátrico con especial prueba de evaluación de su estado mental. Esta no fue apelada y se declaró firme tres semanas después.

Casi nadie reparó en ello, pero durante las cinco semanas que duró el juicio la acusada siempre llevó la misma joya.

Era un antiguo broche barato de granates y oro plateado.

El artículo de cómo la ingeniero Beata Ekesjö se convirtió en la asesina en serie «el Dinamitero», nunca fue publicado.

Glosario

· Alfons Åberg: personaje literario infantil.

· Bamse: osito, personaje literario infantil.

· Bandy: juego parecido al hockey sobre hierba, pero jugado sobre hielo.

· Estonia: barco de pasajeros que naufragó en el mar Báltico hace unos años causando mucho muertos.

· Glögg: bebida especial de Navidad, hecha tradicionalmente con vino y aguardiente caliente, pasas, avellanas y otros ingredientes.

· Grisfesten («fiesta del cerdo»): fiesta típica que los turistas celebran durante sus vacaciones en vuelo charter por España.

· KTH: Escuela Técnica Superior.

· Metro: periódico gratuito que se entrega en el metro.

· Midsommar: fiesta de verano, celebrada el día de San Juan. Es una de las fiestas suecas más importantes.

· Pelle Svanslös: personaje literario infantil. Es un gato sin cola.

· Pytt (pytt i panna): frito de carne con patatas.

· RFSL: Asociación para la Libertad Sexual.

Topónimos urbanos: se forman añadiendo un sufijo al nombre. Los más corrientes son:

· Backen: cuesta, costanilla.

· Gatan: calle.

· Gränd: callejón.

· Holmen: islote.

· Länken: cinturón.

· Leden: camino, carretera.

· Parken: parque.Strand: ribera.

· Torg: plaza.

· Vägen: camino, carretera.

Barrios de Estocolmo: los más citados en la obra son Södermalm (Söder), Östermalm y Kungholmen.

Agradecimientos

Ésta es una novela. Cualquier parecido entre sus personajes y personas reales es pura coincidencia.

El periódico Kvallspressen no existe. Tiene parecido con muchas de las publicaciones existentes pero es producto de la imaginación de la escritora.

Todos los lugares que los personajes literarios visitan están descritos como realmente son o hubieran sido. Eso incluye el estadio y la villa olímpica.

Por último, quisiera dar las gracias a todas las personas que con su amabilidad y conocimiento han hecho posible esta novela. Son:

· Arne Rosenlund, del proyecto Stockholm 2004, que me explicó la organización de unos Juegos Olímpicos.

· Per-Axel Bergman, director del proyecto Hammarby Sjóstad, que me describió el estadio y la villa olímpicos.

· Bosse Daniels, dinamitero de Frólanders Jarn AB de Breds-Skálby, en las afueras de Enkóping, por mostrarme pruebas explosivas y las distintas clases de explosivos, detonadores, cables, espoletas, etc.

· Gunnar Gustafsson, director auxiliar de Comviq, por describirme las señales de los teléfonos móviles.

· Lotta Wahlbäck, dentro de poco ingeniero, por los conocimientos sobre la situación de la mujer, estudios y jerarquía en la construcción.

· Lotta Byqvist, por la descripción de los análisis de tirada de un periódico de la tarde.

· Lotta Snickare, jefa de programas en Svenska Kommunforbundet, que me introdujo en su forma de trabajo.