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– ¿Fue él quien encontró el cadáver?

– No; lo encontraron dos chicos. Están aquí de vacaciones con sus padres. Dudo que ellos puedan decirle algo más, pero he incluido sus nombres y dirección. Maggie Jenner de Broxton House estuvo hablando con Harding durante una hora después de que él hiciera la llamada de emergencia, pero no parece que Harding le contara gran cosa sobre su vida; lo único que le dijo fue que se había criado en una granja de Cornualles. -Señaló el informe y agregó-: Al parecer tenía una erección, por si le interesa saberlo. La señorita Jenner y yo nos fijamos en ese detalle.

– ¡Joder!

Ingram sonrió.

– No se emocione, inspector. La señorita Jenner es bastante guapa, así que quizá fue ella quien la provocó. Ejerce ese efecto sobre los hombres. -Levantó la mano-. También he incluido los nombres de los barcos que había anclados en la bahía cuando encontraron el cadáver. Uno está registrado en Poole, el otro en Southampton, y el tercero es francés, aunque no creo que nos costara mucho dar con él. Lo vi marcharse ayer por la noche y se dirigía hacia Weymouth, o sea que supongo que estarán de vacaciones y que irán costeando.

– Buen trabajo -dijo Galbraith-. Seguiremos en contacto. -Dio unos golpecitos en el informe del forense y dijo-: Le dejo esto. A lo mejor le llama la atención algún detalle que nos ha pasado desapercibido.

Steven Harding despertó al oír un motor fueraborda y golpes en la proa del Crazy Daze. Estaba en su amarre permanente, una boya del río Lymington, y cualquiera que quisiera ir a verlo tenía que acercarse en bote. A veces el movimiento del agua resultaba desagradable, sobre todo cuando pasaba el ferry que cubría el trayecto de Lymington a Yarmouth, en ruta hacia la isla de Wight, pero el amarre no era caro, y en cambio muy discreto.

– ¡Steve! ¡Despierta, capullo!

Harding reconoció la voz, se dio la vuelta en la litera y se tapó la cabeza con la almohada. Tenía una resaca tremenda, y si había alguien a quien no quería ver tan temprano un lunes, ése era Tony Bridges.

– ¡Te prohibo que subas a bordo, gilipollas -gritó-, así que lárgate y déjame en paz!

El Crazy Daze osciló cuando Tony subió a bordo tras atar su bote junto al de Harding, en la cornamusa de popa.

– ¡Abre! -gritó Bridges golpeando en la escotilla-. ¿Tienes idea de la hora que es, imbécil? Llevo tres horas llamándote al móvil.

Harding consultó su reloj: eran las tres y diez. Se incorporó bruscamente y se golpeó la cabeza contra el techo.

– ¡Maldita sea! -masculló; se levantó de la litera y, tambaleante, fue al salón y abrió la escotilla-. Tenía que estar en Londres a mediodía -le dijo a Tony.

– Eso dice tu agente. No ha parado de llamarme desde las 11:30. -Tony bajó al salón, y al respirar la enrarecida atmósfera hizo una mueca de asco-. ¿Sabes lo que es el aire puro? -preguntó al tiempo que abría la escotilla de proa de la cabina y creaba una fuerte corriente de aire. Miró las sábanas desordenadas y se preguntó qué demonios habría estado haciendo Steve-. Eres un inútil -dijo.

– Lárgate. Me encuentro mal. -Harding se tumbó en el sofá de babor del salón y apoyó la frente en las manos.

– No me extraña. Esto parece un horno. -Tony le pasó una botella de agua mineral, y añadió-: Bebe un poco si no quieres morir deshidratado. -Se quedó de pie mientras Harding se bebía media botella, y después se sentó en el sofá de enfrente-. ¿Qué pasa, Steve? He hablado con Bob y me dijo que anoche tenías que ir a dormir a su casa para coger el primer tren esta mañana.

– He cambiado de idea.

– Ya lo veo. -Tony vio la botella de whisky vacía que había encima de la mesa, y las fotografías esparcidas por su superficie-. ¿Qué demonios te pasa?

– Nada. -Harding se apartó el cabello de los ojos, con gesto irritado-. ¿Cómo has sabido que estaba aquí?

Tony señaló la popa con la cabeza.

– He visto tu bote. Además, te he buscado en todas partes. Por si te interesa saberlo, Graham está deseando pillarte. Está muy cabreado porque no te has presentado al casting. Según él, era pan comido.

– Miente.

– Dice que era tu gran oportunidad.

– ¡Y un cuerno! Era un papel insignificante en una serie de televisión para niños. Tres días filmando con unos mocosos malcriados para nada. Hay que ser idiota para trabajar con niños.

Tony disimuló su enojo tras una sonrisa inocente, y preguntó:

– ¿Es una indirecta?

Harding se encogió de hombros.

– Nadie te obligó a ser maestro. Lo decidiste tú.

Tony le sostuvo la mirada; luego cogió una de las fotografías que había encima de la mesa.

– Entonces ¿cómo es que no tienes nigún inconveniente en hacer estas porquerías? -preguntó señalando la fotografía con el dedo-. Esto también es trabajar con niños, ¿no?

Harding no contestó.

– Te estás dejando explotar, y no te das ni cuenta. Mira que dejar que unos pervertidos babeen contemplando tus fotografías… Eso es más cutre que vender el culo en Piccadilly Circus.

– Cierra el pico -gruñó Harding apretándose los párpados con los dedos para calmar el dolor-. Estoy harto de tus sermones.

Tony ignoró aquella advertencia y prosiguió:

– ¿Qué quieres que haga, si sigues comportándote como un idiota?

Harding lo miró con ceño.

– Al menos yo soy franco con lo que hago. -Esbozó una sonrisa y añadió-: En todos los aspectos. No como tú. ¿Cómo está Bibi? ¿Todavía se queda dormida en el trabajo?

– No me provoques, Steve.

– ¿Qué vas a hacerme?

– Venderte. -Tony se quedó mirando la fotografía, con una mezcla de celos y asco-. Eres un degenerado. Este chico no tiene ni quince años.

– Casi dieciséis, lo sabes perfectamente. -Harding vio cómo su amigo hacía pedazos la fotografía-. ¿Por qué te molesta tanto? No es más que ficción. Si lo haces en una película lo llaman arte. En cambio, si lo haces en una revista lo llaman pornografía.

– Es basura barata.

– Te equivocas. Es basura barata excitante. Sé sincero. ¿Verdad que te gustaría estar en mi lugar? Gano el triple de lo que ganas tú trabajando de maestro. -Se llevó la botella de agua mineral a la boca, echó la cabeza hacia atrás y sonrió con cinismo-. Hablaré con Graham -dijo, secándose los labios con el dorso de la mano-. Nunca se sabe. Un tipo bajito como tú podría ser un exitazo en Internet. A los pedófilos les gustan bajitos.

– Estás enfermo, tío.

– No -replicó Harding, y se tapó la cara con las manos-. Estoy arruinado. Los que están enfermos son los capullos que se hacen pajas contemplando mis fotos.

Capítulo 6

Informe forense

UF/DP/5136/INTERIM: Ref: GFS/Dr. J. C. Warner

Descripción generaclass="underline" Rubia natural. 30 años (aproximadamente). Estatura: 1,52 m. Peso: 45 kg. Ojos azules. Grupo sanguíneo: 0. Salud excelente. Dentadura excelente (2 empastes; muelas del juicio extraídas). Ninguna cicatriz quirúrgica. Madre de al menos un hijo. Embarazada de 14 semanas (feto de sexo masculino). No fumadora. Pequeños restos de alcohol en sangre. Consumió alimentos por última vez aproximadamente 3 horas antes de ahogarse. Contenido del estómago (aparte de agua de mar): queso, manzana. Pronunciada hendidura en el dedo anular de la mano izquierda que indica presencia reciente de un anillo (alianza u otro).