Saluda a Pierre y Jean-Louis de mi parte. ¡Dile a Pierre que voy a dejar sus habilidades culinarias por los suelos la próxima vez que nos veamos! ¿Papá te ha dicho algo sobre el trabajo de Rosie? ¿Qué ha hecho esta vez?
De: Stephanie
Para: Mamá
Asunto: Kevin y papá
Deben de haberle echado algo al agua ahí en Irlanda porque acabo de recibir un e-mail de tu hijo, mi hermano pequeño, Kevin. Sí, Kevin, el tipo que nunca se pone en contacto con su familia a no ser que necesite pedir dinero prestado. ¡Me ha escrito para decirme que papá le había escrito y que estaba preocupado! ¿Tú sabías que papá supiera lamer un sello?
Por lo que dice Kevin papá habla de Billy Rogers otra vez. A mí también me habló de él. ¿Está bien? Supongo que está de un humor más contemplativo ahora que ha empezado una nueva etapa de su vida. Ahora al menos tendrá tiempo para pensar. Los dos habéis trabajado mucho durante toda vuestra vida. Ahora vuestro hijo pequeño Kevin se ha ido, Rosie y Katie se han ido, yo me he ido y la casa por fin es toda vuestra. Entiendo que a papá le cueste lo suyo hacerse a la idea. Los dos estabais acostumbrados a tener la casa llena de niños chillones y adolescentes que no paraban de pelear. Cuando por fin crecimos aterrizó otro bebé y os volcasteis en ayudar a Rosie. Me consta que además tuvisteis que hacer un esfuerzo económico. Ahora os toca vivir la vida.
Kevin decía algo sobre el trabajo de Rosie; no quiero llamarla hasta que me digas qué ocurre. Parecía muy preocupada porque fueran a despedirla. Dime algo.
De: Mamá
Para: Stephanie
Asunto: Re: Kevin y papá
Tienes toda la razón. Creo que tu padre tiene mucho en que pensar y tiempo de sobra para hacerlo. ¡Me encanta tenerlo en casa! Ya no va siempre con prisas ni está pensando en algún problema del trabajo que urge resolver mientras trato de mantener una conversación con él. Es como si ahora estuviera todo él aquí conmigo, en cuerpo y alma. Yo también me sentí así cuando dejé de trabajar, pero supongo que en mi caso fue un poco diferente. Cuando Katie nació ya empecé a trabajar media jornada para poder ayudar a Rosie. Por eso no viví un cambio tan drástico cuando finalmente dejé mi empleo. Pero tu padre tiene que encontrarse a sí mismo otra vez.
Me asombra que no te hayas enterado de lo del trabajo de Rosie. Creía que habrías sido una de las primeras personas a quien se lo diría (aparte de Alex, por supuesto), pero a lo mejor aún no estaba preparada para comentarlo. Esa chica me preocupa mucho a veces. ¡Figúrate, estuvo toda la semana diciéndome que iba a perder el empleo y finalmente me llama y me dice que se ha reunido con sus jefes y que la han ascendido!
¡Ay, Stephanie, nos hizo tanta ilusión! Me sorprende que aún no te haya dado la buena noticia, aunque de eso hace sólo unos días. De todos modos dejemos que te lo cuente ella misma pues de lo contrario pondrá el grito en el cielo por haberle chafado la sorpresa. Tengo que dejarte: tu padre me está llamando. Nos vamos al vivero. Si planta más flores o árboles en ese jardín, ¡tendremos que solicitar permiso para construir una jungla!
Cuídate, cielo, y dale besos y abrazos a Jean-Louis de parte de sus abuelos.
Capítulo 25
De: Stephanie
Para: Rosie
Asunto: ¡Ascenso!
Sé que estás en el trabajo y por eso no te llamo. Hoy he recibido carta de mamá. ¿Qué es eso de un ascenso? ¡Mándame un e-mail en cuanto puedas!
De: Rosie
Para: Stephanie
Asunto: Ascenso
¡No puedo creer que mamá haya sido tan bocazas!
¡¡SI!! La noticia es cierta y me muero de ganas de empezar.
El cargo se titula HOTEL HOST, y antes de que te ilusiones más de la cuenta como nuestros queridos padres, no significa que vaya a dirigir el hotel. Seré la principal fuente de información para los huéspedes para garantizar la máxima satisfacción de los clientes (o eso me dicen…).
Me dieron la sorpresa de mi vida. Tuve que arrastrar literalmente mi cuerpo hasta la misma sala de reuniones donde tuve mi primera entrevista hace años. Tenía el corazón en un puño y las piernas me temblaban. Mi expresión corporal era nefasta, las palmas me sudaban, las rodillas entrechocaban y ya me imaginaba viéndome obligada a volver a trabajar para Randy Andy hasta que ambos alcanzáramos la edad de jubilación. Estaba convencida de que Bill y Bob Lake iban a pedirme con toda serenidad, sin levantar la voz, que fuera a mi escritorio, recogiera mis pertenencias, saliera del establecimiento y no regresara nunca más.
En cambio fueron muy generosos conmigo. Me fueron insuflando confianza mientras explicaban lo que implicaba el puesto. Dijeron que estaban encantados con mi «actuación» en el hotel durante estos años (y espero que no se refirieran a la vez en que me tendí encima del piano y canté canciones de Barbra Streisand cuando todos los huéspedes se habían ido a dormir. No se puede culpar a una chica por intentar vivir una fantasía cuando tiene ocasión…).
Y allí los tenía, diciéndome que irradiaba encanto y confianza, cuando en el fondo yo seguía esperando el momento en que sonreirían y me mirarían como si estuviera loca por creerles antes de decirme que lo del ascenso era una broma. Y yo venga buscar una cámara oculta.
Pero según parece me trasladaré a un nuevo hotel que aún está por construir (de ahí todas esas reuniones secretas con hombres y mujeres con traje negro, maletín de piel, pelo engominado y cara de palo que desfilaron de incógnito por el vestíbulo del hotel; fue como si estuviéramos viviendo la enésima secuela de Matrix). Pero si hablan en serio, mi empleo me convertirá en la única responsable de la buena marcha de todos los aspectos del hotel y tendré que actuar de enlace con la oficina central y presentar informes semanales. Es la primera vez que tendré que «enlazar». Suena sexy y peligroso. Cualquier empleo que me suponga «enlazar» con los chicarrones de la oficina central es un exitazo para mí. Ya me veo emperifollada con un vestido de cóctel en una «reunión» de trabajo formando corro con las demás «corbatas», hablando en murmullos sobre gráficos, diagramas de quesitos e informes económicos. Si la gente nos pregunta qué estamos haciendo, podré decir quitándole importancia: «Oh, no se preocupe, sólo estamos enlazando…».
Por lo visto tengo aptitudes organizativas y don de gentes. Cualquiera que me haya visto hacer todas mis compras de Navidad a la carrera a última hora de la tarde de Nochebuena sabe la verdad. Pero cada cual tiene su manera de ver las cosas.
De: Alex
Para: Rosie
Asunto: ¡Enhorabuena!
¡Estoy muy orgulloso de ti! ¡Si estuviera ahí, te haría girar por los aires y te daría un beso enorme! ¿Lo ves, Rosie? ¡Pueden ocurrirte cosas buenas, sólo necesitas más confianza en ti misma, creer en ti y dejar de pensar lo peor todo el rato!
¿Dónde está el nuevo hotel? Cuéntamelo todo.
De: Rosie
Para: Alex
Asunto: Ascenso
Bueno, todavía no sé la dirección exacta del hotel, pero me huelo que estará en la costa. ¿Puedes creer que finalmente vaya a trabajar en un hotel delante del mar? Tardaré más en ir y venir del trabajo pero merece la pena salir de la ciudad unas cuantas horas cada día. Me trasladaré dentro de pocos meses. El hotel en cuestión estará junto a un campo de golf de dieciocho hoyos que están construyendo. Habrá gimnasio, piscina y otras instalaciones deportivas y de ocio, no como aquí, que, al estar en el centro de la ciudad, sólo dispone de habitaciones, un gimnasio minúsculo y restaurantes.
No estoy al corriente de más detalles, ya que aún no me han dado toda la información. ¡Sólo me preguntaron si estaba interesada en el puesto, y, por descontado, no iba a rechazarlo!
Pero con esta experiencia he descubierto algo. He descubierto que estoy preparada para aspirar a un trabajo mejor y, aunque no tengo ninguna estrategia, todo indica que la trayectoria que llevo me acerca cada vez más a mi sueño. ¿Quién iba a decir que aquellos sueños infantiles de dirigir un hotel no estaban fuera de mi alcance después de todo? Es curioso porque en la infancia crees que puedes ser cualquier cosa que quieras, ir a donde te venga en gana. No hay límites. Esperas lo inesperado, crees en la magia.
Luego te haces mayor y la inocencia se hace añicos. Las realidades de la vida se interponen en tu camino y caes en la cuenta de que no puedes ser todo lo que querías ser, que quizá tengas que conformarte con un poquito menos.
¿Por qué dejamos de creer en nosotros mismos? ¿Por qué permitimos que los hechos y las cifras acaben gobernando nuestra vida en lugar de los sueños?
Pero ahora mi mente ha vuelto a cambiar. No hay nada imposible, Alex. Siempre lo he tenido a mi alcance. El problema es que no estiraba bastante el brazo, eso es todo.
No hay nada imposible. No está mal como frase surgida de la pluma (¡o más bien del teclado!) de una cínica. Gracias por tu fe en mí, Alex. ¡Me encantaría corresponder a tu abrazo y tu beso ahora mismo! Pero quién sabe, después de todo, quizás haya cosas que no están a nuestro alcance.
De: Alex
Para: Rosie
Asunto: Sueños
Una vez más, Rosie, no estiras bastante el brazo. Me tienes aquí. Siempre lo he estado y siempre estaré.
Nota para mí misma:
¡Sueña, sueña, sueña, Rosie Dunne!