Al principio teníamos tanto que contarnos que hablábamos a más de cien palabras por segundo y cuando apenas habíamos escuchado el final de la frase del otro, ya habíamos pasado a la siguiente. Y nos reíamos. Nos reíamos mucho. Luego la risa cesó y se hizo ese silencio. Ese silencio extraño y cómodo a la vez. ¿Qué demonios fue eso?
Fue como si el mundo dejara de dar vueltas en ese instante. Como si todos los que nos rodeaban hubiesen desaparecido. Como si hubiese olvidado todo lo que me aguardaba en Irlanda. Fue como si esos pocos minutos hubiesen sido creados sólo para nosotros y lo único que pudiéramos hacer fuese mirarnos el uno al otro. Era como si Alex estuviera viendo mi cara por primera vez. Parecía confundido y al mismo tiempo complacido. Exactamente igual que yo. Porque estaba sentada en la hierba con mi amigo íntimo Alex, y aquél era el rostro de mi amigo íntimo Alex con su nariz, sus ojos y sus labios, pero todo ello me parecía distinto. De modo que le di un beso. Me dejé llevar por la magia del momento y le di un beso.
Steph: Caray. ¿Y qué te dijo?
Rosie: Nada.
Steph: ¿Nada?
Rosie: No. Absolutamente nada. Sólo me miró fijamente.
Steph: ¿Y entonces cómo sabes que él no sintió lo mismo?
Rosie: En ese preciso momento llegó Sally dando saltos. Habíamos estado esperándola para salir los tres por ahí. Estaba muy emocionada. Quería saber si Alex ya me había dado la buena noticia. Él no dio muestras de oírla la primera vez. Así que Sally chasqueó los dedos delante de nuestras caras. Entonces repitió: «Alex, cariño, ¿le has dado a Rosie la buena noticia?».
Alex se limitó a pestañear, de modo que Sally lo abrazó y me la dio ella misma. Van a casarse. Por eso volví a casa.
Steph: Oh, Rosie.
Rosie: Pero ¿qué diantre fue aquel silencio?
Steph: Suena como algo que me gustaría. Tuvo que ser bonito.
Rosie: Lo fue.
Phiclass="underline" ¿Qué clase de silencio?
Alex: Un silencio extraño.
Phiclass="underline" Ya, pero ¿qué quieres decir con «extraño»?
Alex: Insólito, fuera de lo común.
Phiclass="underline" Ya, pero ¿fue bueno o malo?
Alex: Bueno.
Phiclass="underline" ¿Y eso es malo?
Alex: Sí.
Phiclass="underline" ¿Por qué?
Alex: Sally es mi prometida.
Phiclass="underline" ¿Alguna vez has notado «el silencio» con ella?
Alex: A veces tenemos momentos de silencio…
Phiclass="underline" Margaret y yo también. No siempre hay que hablar, ¿sabes?
Alex: Ya, pero ese silencio fue diferente, Phil. No fue sólo un silencio, fue…, bah, ¡yo qué sé!
Phiclass="underline" Hostias, Alex.
Alex: Vale, vale. Estoy hecho un lío.
Phiclass="underline" Muy bien, pues no te cases con Sally.
Alex: Pero es que la amo.
Phiclass="underline" ¿Y qué pasa con Rosie?
Alex: No estoy seguro.
Phiclass="underline" De acuerdo, pues no veo dónde está el problema. Si estuvieras enamorado de Rosie y poco seguro de Sally, sí que tendrías un problema. Cásate con Sally y olvida ese condenado silencio.
Alex: Como siempre, me has hecho ver las cosas con perspectiva, Phil.
Querida Rosie:
Siento mucho lo que ocurrió. No tenías por qué marcharte de Boston tan pronto, podríamos haber arreglado esto… Siento no haberte contado lo de Sally antes de que vinieras aquí, pero quise esperar a presentártela para que la conocieras. No quería contártelo por teléfono. Quizás hubiese sido mejor…
Por favor, no te distancies de mí. Hace semanas que no sé nada de ti. Fue maravilloso volver a verte… Escribe pronto, por favor.
Besos,
Alex
Para Alex, o mejor ¡para el doctor Alex!
¡ENHORABUENA!
DATE UNA BUENA PALMADA EN LA ESPALDA…
¡¡LO HAS CONSEGUIDO!!
¡SABÍAMOS QUE PODÍAS HACERLO!
¡¡Enhorabuena por tu licenciatura en Harvard, pedazo de genio!!
Sentimos no poder acudir, Te quieren, Rosie y Katie
Tiene un mensaje instantáneo de: ALEX
Alex: ¡Rosie, quería que fueras la primera persona en saber que he decidido especializarme en cirugía cardiovascular!
Rosie: ¡Fantástico! ¿Está bien pagado?
Alex: Rosie, no es una cuestión de dinero.
Rosie: En mi tierra, todo es una cuestión de dinero. Probablemente porque no tengo un céntimo. Trabajar a tiempo parcial en Randy Andy Peperclip Co. no está tan bien remunerado como parece.
Alex: Bueno, pues en mi mundo la cuestión es cuántas vidas salvas. Así que dime, ¿qué te parece? ¿Apruebas el trabajo que he elegido?
Rosie: Hmmmm… Mi íntimo amigo, el cirujano cardiovascular. Tienes mi aprobación.
De: Alex
Para: Rosie
Asunto: ¡Gracias!
La última vez que hablamos olvidé darte las gracias por la tarjeta de felicitación que me mandasteis tú y Katie. Es prácticamente lo único que me he traído al nuevo apartamento. Sally y yo nos mudamos hace unas semanas. Tú y Katie estáis invitadas a venir cuando queráis. ¡Sería el primer viaje en avión que haría Katie para visitar a su padrino en Boston! Hay un parque estupendo justo delante de casa y tiene un montón de juegos infantiles. A Katie le encantaría.
El apartamento es realmente pequeño, pero como hago guardias tan largas en el hospital apenas tengo tiempo de estar aquí. Tengo que cumplir otra condena a cadena perpetua en el Hospital Central de Boston antes de poder considerarme cirujano cardiovascular. Mientras tanto me pagan una miseria y trabajo como un burro todo el día.
En fin, ya basta de hablar de mí. Últimamente parece que no sepa hacer otra cosa. Por favor, escríbeme y cuéntame qué tal te van las cosas. No quiero que nada empañe nuestra amistad, Rosie.
Mantente en contacto,
Alex
Para Alex
¡Feliz Navidad!
Que estas fiestas estén llenas de amor y dicha para ti y los tuyos.
Con amor,
Rosie amp; kAtIe
Rosie amp; Katie:
¡FELIZ AÑO NUEVO!
¡Que este año os depare montones de diversión, amor y felicidad!
Con amor,
Alex y Sally
Querida Stephanie:
No vas a creerte la tarjeta que acaban de dejar esta mañana por debajo de la puerta de casa. Por poco vomito. Estaba limpiando y poniendo un poco de orden después de la fiesta de Nochevieja que dan todos los años papá y mamá cuando ha hecho su entrada triunfal por el felpudo. ¡Me sorprende que no la acompañara un clamor de trompetas! «¡Tarín, tarán! ¡Anunciamos la llegada de una tarjeta extremadamente patética!» (Nuestro adorable tío Brendan asistió a la fiesta, por cierto, y no me quitó el ojo del escote, como de costumbre. Preguntó por ti… un montón de veces. Dios, ¡qué asqueroso!) Había unos diez millones de botellas de vino rodando por el suelo cuando he bajado esta mañana, y por poco tropiezo con un tablero de Trivial Pursuit (sí, fue una de esas noches). Esos ridículos gorritos de papel estaban por todas partes, colgados de las bombillas, flotando en la salsera, con un aspecto de lo más desagradable. Había bolsitas de regalo por todas partes y las chorraditas que contenían, como esas linternillas del tamaño de un pulgar y rompecabezas de unas dos piezas, estaban esparcidas entre los restos de comida. ¡Todo estaba patas arriba!
Francamente, Steph, cada vez que papá y mamá se marchaban montábamos unas fiestas de locura, pero al menos nos controlábamos para no comportarnos como animales de granja. Se pasaron toda la noche gritando y cantando (bueno, intentando cantar), y bailando (o más bien pataleando como en una especie de rito tribal). La pobre Katie estaba aterrorizada con tanto ruido (¡es evidente que no puede ser hija mía!) y como no paraba de llorar, la metí en la cama conmigo y me arreó unos diez codazos en la cara. Finalmente los invitados comenzaron a marcharse a eso de las 6 o las 7 de la mañana y cuando por fin me estaba durmiendo, un pequeño monstruo se me echó encima exigiendo comida.
En fin, lo que intento decir es que mi estado de ánimo no era el mejor para hacer frente a lo que ha llegado a mi umbral. Tenía la cabeza a punto de estallar, estaba agotada después de haber limpiado el desaguisado que había en casa (lo cual está bien, ya que al fin y al cabo es casa de papá y mamá y están teniendo la amabilidad de alojarme «gratis» así que no me estoy quejando de ellos), sólo quería paz y tranquilidad y dormir un poco.
Pero llegó la tarjeta.
Delante había una encantadora fotito de Alex y Sally bien abrigados con sus chaquetones de invierno, sus guantes, sus gorros, etc., posando en un parque cubierto de nieve abrazados a… un muñeco de nieve. Un puñetero muñeco de nieve.
Parecían asquerosamente felices. Dos alegres cerebritos de Harvard. Me entran náuseas de sólo pensarlo. ¿¿¿No te parece lamentable enviar una foto de ti y tu novio haciendo un muñeco de nieve??? Muy, muy, muy lamentable. Así de lamentable puede ser. ¡¡Y no digamos si me la mandas a mí!! ¡Qué cara más dura! Tendría que haberles enviado una foto mía con… con… George (el vendedor de golosinas, que es el único tío con quien hablo hoy por hoy), saltando en los charcos de la calle con un frío pelón. ¡Seguro que les causaría el mismo efecto!
Dios, qué manera de divagar. Perdona. Tengo que dejarte antes de que Katie se termine el poco vino que queda en una botella que rueda por el suelo.
Ah, por cierto, fue genial conocer a Pierre después de todo este tiempo. Me pareció un tío muy majo. Tendríais que venir a vernos más a menudo. Lo pasé muy bien hablando con alguien más o menos de mi edad, para variar.
Feliz Año Nuevo. ¿A quién se le ocurriría esta expresión?