Nuala dijo que, bueno, si no podían compostar a Burt quizá podrían salir de noche y rociar una palada de tierra por encima de él como acto simbólico: ella personalmente se sentiría mucho mejor espiritualmente si podía hacerlo. Mugi comentó que Burt era un aliento de carne comecerdos que los había traicionado y que ni siquiera sabía por qué estaban hablando de eso. Adán Uno opinó que deberían guardar un momento de silencio y echar luz en torno a Burt en sus corazones, y Zeb soltó que ya habían puesto tanta luz que probablemente el tipo estaba ardiendo como un terrorista suicida en una franquicia de pollo frito. Nuala insistió en que Zeb se estaba comportando con frivolidad. Adán Uno manifestó que deberían meditar toda la noche y quizá la solución llegaría en forma de inspiración visionaria. Philo manifestó que en ese caso daría unas caladas.
Sin embargo, el cadáver de Burt ya no estaba en el solar al día siguiente; se lo habían llevado los recogedores de basuróleo madrugadores, según informó Zeb, y sin duda estaba dando energía a la furgoneta de algún empleado de corporación. Toby preguntó cómo estaba seguro de eso, y Zeb sonrió y dijo que tenía conexiones en las bandas de las plebillas que delatarían a cualquiera siempre que les pagaran.
Adán Uno dio un discurso a los miembros de los Jardineros en general en el cual subrayó el destino de Burt, lo llamó víctima seducida por el espíritu de codicia materialista por quien deberían sentir pena más que condenarlo, y les pidió a todos que reforzaran la vigilancia e informaran de turistas excesivamente curiosos y sobre todo de cualquier actividad inusual.
Sin embargo, nadie informó de actividades inusuales. Pasaron meses, luego más meses. Las tareas diarias y las horas de enseñanza continuaron como de costumbre, y los días de santos y festividades mantenían sus rondas asignadas. Toby empezó a hacer macramé, con la esperanza de que eso la curaría de las ensoñaciones diurnas y los deseos infructuosos, e incrementaría su concentración en el presente. Las abejas se multiplicaron, y Toby les daba las noticias cada mañana. La luna emergió de la oscuridad, luego creció, luego menguó. Hubo nacimientos, y una infestación de escarabajos verdes brillantes, y algunos nuevos Jardineros convertidos. Las arenas del tiempo son arenas movedizas, decía Adán Uno. Muchas cosas podían hundirse en él sin dejar rastro. Y qué bendición cuando las cosas que se hunden son preocupaciones innecesarias.
Pez de Abril
De la estupidez en todas las religiones.
Narrado por Adán Uno
Queridos amigos, queridos compañeros animales y queridos mortales:
Qué Día del Pez de Abril lleno de alegría tuvimos aquí en nuestro Jardín del Edén en el Tejado. Las linternas pez de este año, inspiradas en el pez fosforescente que adorna las profundidades del océano, son más eficaces que nunca, y los pasteles con forma de pez ¡tienen una pinta exquisita! Hemos de agradecer a Rebecca y a sus ayudantes especiales, Amanda y Ren, por estos apetitosos dulces.
Nuestros niños siempre disfrutan de este día, porque les permite reírse de sus mayores; y siempre y cuando esas risas no se pasen de la raya, a nosotros los mayores nos gusta, porque nos acordamos de nuestra propia infancia. Nunca viene mal que nos recuerden lo pequeños que nos sentíamos entonces, y lo mucho que dependemos de la fuerza, el conocimiento y la sabiduría de nuestros mayores para protegernos. Enseñemos tolerancia a nuestros hijos, y amabilidad, y pongámosles límites correctos, y hagámoslo sin olvidar las risas de alegría. Como Dios contiene todas las cosas buenas, también ha de contener el carácter juguetón: un don que ha compartido con criaturas distintas a nosotros, como atestiguan las jugarretas del cuervo, o la deportividad de la ardilla y el retozar del gatito.
El Día del Pez de Abril, que se originó en Francia, nos reímos los unos de los otros colgando un pez de papel, o, en nuestro caso, un pez de tela reciclada, a la espalda de otra persona y gritándole: «¡Pez de abril!» O, en el francés original, «Poisson d'avril!» En los países anglófonos, esta jornada se conoce como April's Fool Day. Pero no cabe duda de que el Pez de Abril fue en primer lugar una festividad cristiana, porque los primeros cristianos usaban la imagen de un pez como señal secreta de su fe en tiempos de opresión.
El pez era un símbolo adecuado, porque los primeros apóstoles que recabó Jesús eran dos pescadores, a los que seguramente eligió para que le ayudaran a conservar la población de peces. Les pidió que fueran pescadores de hombres en lugar de pescadores de peces, y de esta forma ¡neutralizó a dos destructores de peces! Que Jesús era considerado con las aves, los animales y las plantas queda claro por sus observaciones sobre gorriones, gallinas, corderos y lirios; pero comprendía que la mayor parte del Jardín de Dios estaba bajo el agua y que esa parte también había que cuidarla. San Francisco de Asís hizo un sermón para los peces, sin darse cuenta de que los peces comulgan directamente con Dios. Aun así, el santo estaba afirmando el respeto que les debemos. ¡Qué profético parece ahora que los océanos del mundo están quedando despoblados!
Otros adoptan el punto de vista especista según el cual nosotros los humanos somos más listos que el pez y por consiguiente un Pez de Abril nos señala como mudos y estúpidos. Pero la vida del espíritu siempre parece estúpida a quienes no la comparten: por consiguiente debemos aceptar y llevar la etiqueta de tontos de Dios con alegría, porque en una relación con Dios todos somos necios, no importa lo sabios que creamos ser. Ser un Pez de Abril significa aceptar con humildad nuestra propia estupidez, y admitir de buen grado lo absurdo -desde un punto de vista materialista- de toda la verdad espiritual que profesamos.
Os ruego que ahora os unáis a mí en una meditación sobre nuestros hermanos peces.
Querido Dios, Tú que creaste el grande y ancho mar, con sus innumerables criaturas: rezamos para que contemples a aquellos que moran en tu jardín submarino, donde se originó la vida; y rezamos para que nada pueda desvanecerse del planeta por mano del hombre. Que el amor y la ayuda sean llevados a las criaturas del mar en su actual estado de peligro y enorme sufrimiento; propiciado por el calentamiento del mar y las redes de arrastre, y con la matanza de todo lo que el mar contiene, desde las criaturas de las aguas bajas hasta las criaturas de las profundidades, incluido el calamar gigante; y recuerda tus ballenas, que creaste en el quinto día, y pusiste en el mar para que jugaran allí; y ayuda especialmente a los tiburones, esa especie incomprendida y perseguida.
Tenemos en nuestras mentes la Gran Zona de Muerte en el golfo de México; y la Gran Zona de Muerte en el lago Erie; y la Gran Zona de Muerte en el mar Negro, y el desolado Gran Banco de Terranova, donde en tiempos abundó el bacalao; y la Gran Barrera de Coral, que ahora agoniza perdiendo color y partiéndose.
Que cobren vida otra vez; que el amor brille sobre ellos y los restaure; y que se nos perdone por nuestros crímenes oceánicos; y por nuestra estupidez, cuando se trata de la estupidez equivocada: la actitud arrogante y destructiva.
Y ayúdanos a aceptar con toda humildad nuestro parentesco con los peces, que nos parecen silenciosos y estúpidos; porque en Tu sagacidad, todos somos silenciosos y estúpidos.
Cantemos.
Conoces, Señor, nuestra locura