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– Híbridos de WatsonCrick -dice Pico de Marfil-. En realidad no son perros, sólo lo parecen. Te arrancarían la garganta. Los usaban en motines de prisiones y cosas por el estilo (no podías hackearlos como el código de un sistema de alarma), pero se escaparon durante el Diluvio.

– ¿Están criando? -dice Toby. ¿Tendrán que enfrentarse a oleada tras oleada de estos no perros o son escasos en número?

– El Señor lo sabe -dice Pico de Marfil.

Lotis Azul y Nogal Antillano salen para asegurarse de que los perros están muertos. Luego Tamarao, Zorro del Desierto, Rebecca y Toby se unen a ellos, y despellejan y trocean, con los hombres del pulverizador cerca por si acaso vuelven otros perros. Las manos de Toby recuerdan cómo hacerlo de hace mucho tiempo. El olor también es el mismo. Un olor de infancia.

Las pieles de los perros quedan de lado, la carne se trocea y se echa en una olla. Toby está un poco mareada. Pero también tiene hambre.

73

Ren. Santa Rachel y Todas las Aves

Año 25

Le pregunto a Croze si debería ayudarles a despellejar los perros, pero Croze dice que ya hay suficiente gente haciéndolo y yo parezco cansada, así que ¿por qué no me tumbo en la cama, dentro de la cabaña? La habitación está fría y huele a la cabaña que recordaba, así que me siento a salvo. La cama de Croze es sólo una plataforma, pero tiene un edredón de lana de mohair y una sábana, y Croze me dice «Que duermas bien», y luego se aleja, y yo me saco la ropa de AnooYoo porque hace calor y el mohair es suave y sedoso, y me voy a dormir.

Cuando me despierta la tormenta de la tarde, Croze está arrebujado detrás de mí, y me doy cuenta de que está preocupado y triste; entonces me vuelvo y nos estamos abrazando y él quiere sexo. Pero de repente yo no quiero tener sexo sin amor, y no he querido a nadie de verdad después de Jimmy; desde luego no en el Scales, donde sólo estaba actuando siguiendo los guiones pervertidos de otras personas.

También hay un lugar oscuro en mí, como tinta derramada en mi cerebro: no puedo pensar en sexo en ese lugar. Tiene zarzas, y hay algo respecto a Amanda, y no quiero estar allí. Así que digo:

– Todavía no.

Y aunque Croze siempre era bastante grosero parece entenderlo; así que sólo nos abrazamos y hablamos.

Tiene un montón de planes. Construirán esto, construirán aquello; se librarán de los cerdos, o los domesticarán. Después de que los dos painballers estén muertos -él se ocupará personalmente de ello- nos llevará a mí, a Amanda y a Shackie a la playa para pescar un poco. En cuanto al grupo Loco Adán -Pico de Marfil, Nogal Antillano, Tamarao y Rinoceronte Negro, todos- son realmente listos, así que pondrán en marcha las comunicaciones en un pispás.

– ¿Con quién vamos a comunicarnos? -pregunto, y Croze dice que ha de haber más gente en alguna parte.

Entonces me cuenta acerca de los locoadanes. Estaban trabajando con Zeb hasta que los localizó Corpsegur gracias a un locoadán con el nombre en código de Crake, y terminaron como esclavos cerebrales en un lugar llamado la cúpula del Proyecto Paraíso. La opción era eso o ser pulverizados, así que aceptaron los trabajos. Más tarde, cuando llegó el Diluvio y los vigilantes desaparecieron, desactivaron la seguridad y salieron, pero no fue demasiado difícil para ellos porque eran cerebritos.

Me había contado parte de eso antes, pero no había dicho «Proyecto Paraíso» ni «Crake».

– Un momento -digo-. ¿En eso estaban trabajando en la cúpula? ¿En la inmortalidad?

Sí, dice Croze: todos estaban ayudando a Crake con ese gran experimento: una especie de híbrido genético humano perfecto y hermoso que podía vivir eternamente. Eran los mismos que habían hecho el trabajo difícil con la BlyssPluss, pero a ellos no les dejaron tomarla. Tampoco es que les tentara demasiado: te daba el mejor sexo jamás soñado, pero tenía graves efectos secundarios, como la muerte.

– Así es como se inició la pandemia -dice Croze-. Dijeron que Crake les ordenó ponerlo en la pastilla supersexual.

Volví a sentirme afortunada por haber estado en el Cuarto Pringoso porque podría haberme tragado a escondidas la pastilla BlyssPluss aunque Mordis decía que no había drogas para las scalies. Sonaba genial, como una realidad completamente distinta.

– ¿Quién haría algo así? -digo-. ¿Una pastilla sexual envenenada?

Fue Glenn, tuvo que ser él. Era la clase de cosas de las que hablaba al capitoste de Rejoov en el Scales. No habló de la parte del veneno, claro. Recordaba esos apodos, Oryx y Crake. Pensé que era sólo charla de sexo, con Glenn y su amante principaclass="underline" mucha gente usaba nombres de animales entonces. Pantera, tigre y glotón, minino y chucho. Así que no era charla de sexo, sino nombres en clave. O quizá las dos cosas.

Por una fracción de segundo pienso en contarle todo esto a Croze: que sabía muchas cosas de Crake de una vida anterior. Pero entonces tendría que contarle qué hacía en el Scales: no sólo la danza de trapecio, ni siquiera que Glenn nos hacía maullar y cantar como pájaros, sino las otras cosas, las cosas de la habitación con el techo de plumas. A Croze no le gustaría oírlo: los hombres odian imaginarse a otros hombres haciendo contigo cosas que ellos mismos desearían hacerte.

Así que pregunto:

– ¿Y la gente híbrida? ¿Los perfectos? ¿Llegaron a hacerlos? -Glenn siempre quiso que todo fuera más perfecto.

– Sí, los hicieron -dice Croze, como si fuera algo cotidiano, hacer gente.

– Supongo que murieron con todos los demás -digo.

– No -dice Croze-. Viven en la costa. No necesitan ropa, comen hojas, maúllan como gatos. No es mi idea de la perfección. -Ríe-. ¡La perfección se parece más a ti!

Lo dejé pasar.

– Te lo estás inventando -digo.

– No, lo juro -dice Croze-. Tienen esas enormes…, se les ponen las pollas azules. Y hacen sexo en grupo con esas mujeres de culo azul. Es perverso.

– Es una broma, ¿no? -digo.

– Lo vi con mis propios ojos -dice Croze-. Se supone que no tenemos que acercarnos por si acaso la cagamos. Pero Zeb dice que los podemos ver a distancia, como en el zoo. Dice que no son peligrosos: somos nosotros los que somos peligrosos para ellos.

– ¿Cuándo podré verlos?

– Cuando nos ocupemos de esos painballers -dice Croze-. Tendré que ir con vosotros. Hay otro tipo allí abajo, duerme en un árbol, habla solo, loco como una cabra, sin ofender a las cabras. Lo dejamos solo, supongo que podría estar infectado. No quiero que te moleste.

– Gracias -digo-. Este Crake del Proyecto Paraíso, ¿qué aspecto tiene?

– Nunca lo vi -dice Croze-. Nadie me lo dijo.

– ¿Tenía un amigo? -pregunto-. En lo de la cúpula. -Cuando Glenn llevó a Jimmy al Scales esa vez, sin duda estaban metidos en algo juntos.

– Rinoceronte Negro dice que no era muy de amigos. Pero tenía un colega allí, además de su novia: se suponía que los dos planeaban el marketing. Rino decía que el tipo era un desperdicio. Contaba un montón de chistes estúpidos y bebía demasiado.

Ese sería Jimmy, pensé.

– ¿Lo consiguió? -digo-. ¿Salir de la cúpula? Con la gente azul.

– ¿Cómo voy a saberlo? Da igual, ¿a quién le importa? -dice Croze.

A mí. No quiero que Jimmy esté muerto.

– Eso es muy duro -digo.

– Eh, tranqui -dice Croze.

Me rodea con un brazo, deja que su mano caiga sobre mi pecho, como por accidente. Yo se la saco.

– Vale -dice con voz decepcionada. Me besa en la oreja.

La siguiente cosa que sé es que Croze me despierta.

– Han vuelto -dice.

Se apresura a salir y yo me visto, y cuando salgo al patio veo a Zeb, y Toby lo está abrazando. Katuro está allí; y el hombre al que llaman Rinoceronte Negro, que es negro. Shackie también está allí, sonriéndome. Aún no sabe nada de los dos painballers y Amanda. Croze tendrá que contárselo. Si lo hago yo me hará preguntas y sólo tengo malas respuestas.