—La victoria rara vez se alcanza sin un alto coste —dijo el marinero, rompiendo finalmente el silencio. Alargó la mano y tocó a Feril—. Voy a honrar la memoria de Shaon y de Dhamon continuando la lucha... a cualquier precio.
La elfa asintió y alzó la vista hacia el mago.
—Tenemos que arreglar el mástil —dijo Palin, mirando en dirección a Palanthas—. Y hemos de honrar a nuestros amigos caídos. Y todavía nos esperan muchas batallas.
Feril se apartó de él. Las lágrimas seguían deslizándose por sus mejillas, y su menudo cuerpo temblaba.
Palin Majere echó una última mirada al lago y después se encaminó hacia la ciudad. Rig y Feril caminaban en fila detrás de él.