Muchas personas tenían aventuras durante las vacaciones y luego regresaban a su día a día sin ningún sentimiento de culpa. Él volvería a su trabajo y ella a su vaquero, ambos felices con los recuerdos de la semana que habían pasado juntos.
Sin embargo, a Dev le parecía que no sería tan fácil olvidar a Carrie. Entonces se inclinó sobre el mástil, con la imagen de Carrie en la mente. El camisón lentamente se iba disolviendo en su imaginación hasta que ella estaba desnuda delante de él, como una sirena surgida del mar.
Cuando abrió los ojos, vio que Carrie se había ido. ¿Habría sido aquella aparición producto de su imaginación? ¿O sería que simplemente estaba cansado? Entonces, Dev se dirigió al salón principal. Al llegar a la puerta de su camarote, se detuvo. La pequeña habitación era muy pequeña y no tenía ventilación. No podía dejar de pensar en Carrie, tumbada en aquella cama tan grande y tan cómoda. Poco a poco, Dev se fue acercando al camarote.
Quería hablar con ella, necesitaba verla de nuevo antes de irse a dormir. Escuchó al lado de la puerta y luego la abrió. Todo estaba a oscuras, pero adivinaba el contorno de ella en la cama, respirando profundamente. Tuvo que luchar contra la urgencia de acercarse a la cama y tumbarse a su lado.
¿Cómo reaccionaría ella? ¿Respondería a sus caricias o se apartaría? Dev quería hacerle el amor, poseerla. Sin embargo, sabía que el corazón de Carrie era mucho más frágil que el de otras mujeres. Deseaba tener un romance para toda la vida con su vaquero y no una aventura con un hombre que era casi un extraño.
Ella gimió suavemente y se dio la vuelta. Dev contuvo el aliento, pero en cuanto ella se quedó quieta de nuevo, se acercó a la cama. El pelo rizado de ella se extendía por la almohada. Dev no pudo resistir el impulso de tomar un mechón.
– Dev -murmuró ella. -Mmm, Dev.
Rápidamente, él apartó la mano. Lentamente, ella abrió los ojos. Al principio, él pensó que estaba dormida, pero cuando ella se incorporó, apartándose el pelo de la cara, él no tuvo duda alguna.
– ¿Dev?
– Yo… yo no quería despertarte -musitó él, dando un paso atrás. -Estaba buscando… mi… mi… algo que he perdido. Mi libro.
– ¿Va todo bien?
– No podía dormir.
Ella suspiró suavemente, y luego levantó la sábana, apartándolas en señal de tácita invitación.
– Toma los cojines -susurró ella. -Puedes dormir aquí.
Sus instintos le dijeron a Dev que saliera del camarote. No podría pasar otra noche con ella sin tocarla, sin hundir el rostro en el fragante pelo de ella, sin quitarle la ropa y…
– No pasa nada -dijo ella. -No me importa. Confío en ti.
Él hizo lo que ella le había pedido y se tumbó en la cama. Durante un largo tiempo, el camarote estuvo en silencio, mientras él esperaba que ella dijera algo. Finalmente, él se incorporó ligeramente, le tomó la cara entre las manos y la besó en los labios.
– Buenas noches, Carrie.
Con un suspiró, él se tumbó de nuevo y sonrió. Después de eso, ella tendría algo que la mantuviera despierta el resto de la noche mientras que él dormía profundamente. Y por la mañana, intentaría averiguar lo que iba a hacer con Carrie Reynolds.
CAPÍTULO 05
Carrie se miró al espejo para examinar sus granos. Habían desaparecido y la piel de su rostro tenía un aspecto muy saludable. Lo único que revelaba que había pasado otra noche en la misma cama que Dev eran las oscuras ojeras que tenía bajó los ojos.
Aquel beso no había sido muy romántico. Él la había pillado desprevenida, tanto que casi no había tenido tiempo de reaccionar. Sin embargo, le parecía que debía haber hecho algo para que él quisiera besarla, pero no podía recordar el qué, lo que era una pena. Si supiera lo que le había impulsado a besarla, lo volvería a hacer para que él repitiera aquel beso.
Carrie tomó el lápiz de labios, pero tras quitar la tapa se detuvo. Dev le había dejado sus sentimientos perfectamente claros. Eran amigos, compañeros de viaje. Nada más. Sin embargo, los amigos se besaban en la mejilla, no en los labios. Y los amigos dormían en camas separadas. Los lazos de aquella amistad parecían cambiar a cada paso.
Con mucho cuidado se pintó los labios y luego tiró el lápiz a la bolsa de aseo y se pasó los dedos entre el pelo. Si ella tuviera más experiencia con los hombres, tal vez pudiera interpretar los signos mejor.
– Pase lo que pase -musitó, -habré practicado lo suficiente como para conquistar a todos esos hombres que están ahí fuera esperándome -añadió. Después de todo, para eso había ido a aquel viaje. Para hacerse más interesante. -Creo que necesito un poco de café.
Carrie tomó la manta y se la envolvió alrededor de los hombros. Se tomaría el café en el camarote, mientras se vestía. Sin embargo, al salir a cubierta, no pudo ver ni a Moira ni al capitán Fergus por ninguna parte. Ni a Dev. Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que el barco estaba parado.
Carrie llamó a los demás, pero no contestó nadie. Entonces, se dirigió a popa, donde comían habitualmente y encontró café, bollos y fruta fresca.
Mientras se comía un bollo, miró a través del agua azul. Era un día maravilloso, con el cielo tan azul como…
Entonces vio algo en la superficie del mar.
¡Un cuerpo! Estaba flotando boca abajo en el agua.
– ¡Eh! -gritó Carrie. Al inclinarse sobre la barandilla, reconoció los pantalones azules y el pelo oscuro. -¡Dev!
No se movía. Tenía las piernas colgando hacia las profundidades y los brazos extendidos. Enseguida, Carrie pensó que él se había ahogado mientras ella dormía. O tal vez lo había atacado un tiburón mientras ella se pintaba los labios. Tal vez había sido uno de esos peces venenosos o…
Carrie recorrió la cubierta buscando algo que tirarle. Empezó a tirar los cojines de las sillas uno por uno y luego tiró dos de los protectores de goma que llevaba el barco para evitar golpes en el casco. Sin embargo, el cuerpo seguía inmóvil. Cuando tomó el flotador, Carrie se dio cuenta de que no tenía otro remedio que saltar.
– Si no quieres ahogarte, no te acerques al agua -musitó. Nunca había sido una buena nadadora y la costa estaba muy alejada. Sin embargo, el agua no era muy profunda, así que si no se despegaba del flotador tal vez conseguiría salvar a Dev. Tiró la manta y se colocó el flotador en la cintura. Poco a poco empezó a bajar por la escalerilla hasta el agua.
El camisón flotaba alrededor de ella, como un anillo. El agua estaba bastante fría, pero en cuanto se aseguró de que iba a flotar, Carrie se soltó de la escalerilla y empezó a nadar hacia Dev.
– Puedes hacerlo -se decía.
Sin embargo, lo que no sabía era lo que haría cuando llegara a él. ¿Tendría fuerzas suficientes para llevarlo al barco y subirlo a cubierta? ¿Se acordaría de cómo hacerle la respiración boca a boca? ¿Y si estaba muerto?
Carrie empezó a nadar más rápido y enseguida estuvo a punto de alcanzarlo. De repente, él sacó la cabeza del agua tan rápido que ella no pudo evitar gritar. Unas gafas de bucear le cubrían el rostro y por primera vez ella notó el tubo que le subía por detrás de la oreja.
– Buenos días -dijo él, quitándose las gafas.
– ¡Pensé que estabas muerto! -exclamó ella, dando un manotazo al agua.
– ¿Cómo dices?
– ¿Cómo puedes ser tan poco responsable? Nadar solo es peligroso. ¿Dónde están el capitán Fergus y Moira?
Dev se limpió el agua de los ojos, primero sorprendido y luego divertido por aquella regañina. Entonces, la tomó por la cintura y la estrechó contra él.
– Se han ido en el bote al Cayo Little Torch. ¿Por qué estás tan enfadada?
– Te vi desde el barco y pensé que te habías ahogado. Estabas tan quieto…