Vase.
VENUS Con razón quedo corrida.¡Amor, amor!
Sale CUPIDO con arco y flechas: harále mujer, en hábito
corto y bizarro.
CUPIDO Dulce reina,
dulce madre, dulce diosa,
dulce llama, dulce estrella.
¿Qué me mandas?
VENUS No estoy yo
para que tan tierno vengas,
puesto que te doy los brazos.
CUPIDO Soy amor, hablo en mi lengua:
mas ¿quién te ha dado ocasión
para el enojo que muestras?
VENUS Una ninfa de Diana,
un hielo, un alma de piedra,
aquí con mil libertades,
de nuestra deidad blasfema,
de nuestro poder se ríe,
de amar los hombres se afrenta.
No eres mi hijo, CUPIDO,
ni permito que me debas
las alas de que formaste
las plumas de tus saetas;
pondré el amor en tu hermano,
no dejaré que me veas
eternamente la cara,
si de Dafne no me vengas.
CUPIDO Conozco a Dafne; hoy haré
que de amores enloquezca;
haréla llorar de celos,haré que con tristes quejas
y lágrimas rompa el aire,
y el seco prado humedezca;
no ha de vivir sólo un punto
con quietud.
VENUS Venganza fuera
fácil; mas temo a Diana,
que luego me dice afrentas,
mis adulterios infama,
y la red de hierro alega
con la risa de los dioses
cuando me vieron en ella
con el dios de las batallas;
también dice que en la tierra
quise a Adonis, que hoy es flor,
y que lloré la tragedia
del sangriento jabalí
entre las mirras sabeas
de los campos orientales.
CUPIDO Pues ¿cómo quieres que emprenda
tu venganza?
VENUS Enamorando
della a quien ella no quiera.
CUPIDO Ya sabes, madre y señora,
que el Amor tiene dos flechas:
una de plomo, otra de oro;
la de plomo es cosa cierta
que causa aborrecimiento;
hiriendo a Dafne con ella,
y con la de oro algún dios,
ten por segura la fuerza,
porque al supremo poder
no puede haber resistencia.
VENUS Será discreta venganza.
CUPIDO Pues si es venganza discreta,
ata con cintas de nácar
el carro de oro las bellas
palomas de jazmín puro;
vuelve a tu luciente esfera,
que yo la pondré por obra.
VENUS De aquellas rosas que engendra
el sacro monte Pangeo,
producidas de mis venas,
te prometo una guirnalda.
CUPIDO Si Juno, si Palas fuera,
te han de rendir vasallaje.
VENUS Guardaos, mujeres soberbias;
que anda enojado el Amor:
amad, o temed sus flechas.
Salen Febo y Bato.
BATO ¿Viste la sierpe?
FEBO Ya vi
el fiero animal gigante.
BATO Pues si le tienes delante,
déjame volver a mí.
FEBO Quiero que seas testigo
de que la sierpe maté.
BATO Sin verlo lo juraré
y sin que vaya contigo,
al uso, de la ciudad,
adonde hay tantos que juran,
que escriben y que procuran
lo que nunca fue verdad.
FEBO Júpiter, que mira el suelo,
les dará justo castigo.
BATO No teme el falso testigo
a Júpiter ni a su cielo.
FEBO Súbete a ese monte, Bato,
y estarás seguro en él.
BATO Ya silba el monstruo cruel,
del mismo infierno retrato.
Huid las sangrientas garras
de Fitón, ninfas, huid;
pastores, trepad, subid
por esas pardas pizarras;
ya se acerca.
FEBO Extraño horror
me pone el fiero vestiglo,
que desde el primero siglo
no le vio el mundo mayor.
Sale la sierpe echando fuego.
Vertiendo fuego me espera:
¡Júpiter, dame favor!
BATO Mátale presto, señor.
FEBO Yo haré que a mis manos muera;
cumplió el cielo mi esperanza;
bizarro tiro: cayó.
BATO ¡Voto al sol, que le acertó
por la mitad de la panza!
FEBO Baja, Bato; que ya está
vertiendo sangre en el prado.
BATO Aun no estoy asegurado
hacia la cueva se va.
FEBO Cortaréle la cabeza
para ponella en el templo
de Diana.
BATO Sois ejemplo
de valor y fortaleza.
Ninfas, pastores, bajad
de los montes a los prados:
los escondidos ganados
por el valle apacentad;
ya puede el rojo arrebol
dorar la cándida lana
desde la fresca mañana
hasta que se ponga el sol;
ya con las flechas felices
rompió sus manos feroces.
Salen Dafne, Sirena, Silvia y Alcino.
DAFNE Bato, ¿de qué son las voces?
SIRENA Bato, ¿qué victoria dices?
ALCINO ¿Tú alegre en esta ocasión?
SILVIA ¿Tú sin miedo?
BATO Sí, alahé;
pues ¿no queréis que lo esté?,
si Febo ha muerto a Fitón?
DAFNE ¿Muerto?
BATO Y cortándole está
la cabeza.
ALCINO Digna hazaña
de un dios.
SIRENA De la montaña
bajan los pastores ya.
DAFNE La fama, desde nosotras,
con mil lenguas importunas,
quita los ecos de unas
para ponerlos en otras;
ya se junta todo el valle
para dalle el parabién.
BATO Ya vuestros ojos le ven.
SILVIA ¡Lindo aspecto!
ALCINO ¡Hermoso talle!
Sale Febo con la cabeza.
Hincaos de rodillas todos.
SILVIA Bato, de rodillas ponte.
BATO Desde lejos, que aún la temo;
verá qué hocico y cogote
que tenía el buen Fitón.
FEBO Venid seguros, pastores,
que el arco de Febo ha muerto
la destrucción de los montes,
el incendio de los valles
y el veneno de los bosques,
para que su protector
de hoy más Tesalia me nombre.
ALCINO Libertador de la patria,
por eternos siglos goces
la gloria de tanta hazaña.
DAFNE Tú solo mereces nombre
de vencedor inmortal.
SIRENAA tus pies, Febo, se postre
cuanto por el cielo ilustras,
cuanto alumbras por el orbe.
SILVIA A tus sacras aras, Febo,
ofrezcan mirras y aloes
los más apartados indios.
BATO En grandes obligaciones
nos ha puesto su mercé;
Dios se lo pague y le torne
con bien de cualquier camino
que vaya del Sur al Norte;
que cierto que mos comía
ese maldito serpoche
en montañas y en aldeas,
los ganados y los hombres,
ni mos quedaba cochino,
aunque su mercé perdone,
que en verdad que los perniles
bien merecen que se nombren;
ni cabritos, ni terneras,
ni conejos, ni pichones,
ni mondonguinos, ni gansos;
pues gallinas, diez o doce,
sin pedir una toalla
ni un panecillo, zampóse
de un espetón muchas veces,
sin que las plumas lo estorben:
pues lo que es leche no es nada
aunque lo cuente a la postre:
de veinte o treinta calderas,
apenas dejaba el cobre.
Dentro relinchos; pastores y pastoras, con instrumentos,
cantando y bailando, y CUPIDO detrás de ellos.
A la gala de Febo
cantad, pastores,
y coronen sus aras
rosas y flores.
UNA VOZ Del claro Peneo
las verdes riberas,
de Arcadia los bosques,
de Tempe las selvas,
a ofrecerle vengan
precisos dones,
y coronen sus aras
rosas y flores.
CUPIDO Invisible entre esa gente
rústica, bárbara y pobre,
me trae una noble envidia
de ver que a Febo coronen
por disparar una flecha,
pues de todo su horizonte
no queda pastor o ninfa
que no le celebre y loe.
¡Qué vanaglorioso está!
¡Qué soberbio se antepone
a las deidades celestes!
FEBO Entre estas peñas y robles
un templo tiene mi hermana,
la hermosa Diana, adonde
descansa cuando en las selvas,
fieras sigue, ciervos corre;
porque es Diosa de la caza,