Выбрать главу

y porque Arcadia la invoque,

la cabeza de Fitón

quiero que su templo adorne.

ALCINO Ya, de tu victoria alegre,

los blancos velos descoge.

El templo se abra, y se vea Diana en altar con un

venablo y un perro al lado, como la pintan.

FEBO Entre tus sacros trofeos

permite, Diosa triforme,

que a tu noble templo ofrezcan

pastores y cazadores,

tenga lugar esta fiera,

porque no es justo que honre

otro altar victoria mía.

DIANA Febo, tan grandes favores

sólo mi amor los merece;

cuantos tigres y leones

tiene el Asia, cuantas fieras

y armados rinocerontes,

no pudieran ser despojos,

ni en todo el mundo mayores,

que de Fitón la cabeza;

esta ilustre y sobredore

los demás triunfos y ofrendas

con que mis aras componen;

cuando en las selvas Diana,

y cuando Luna en la noche,

a honrarme vendré con gusto

de una fiera tan disforme.

FEBONo por lustros y olimpiadas,

pastores, de hoy más se note

mi triunfo, sino por años;

mirad que esta ley impone

Febo en premio desta hazaña

porque mi victoria logre

la memoria que merece;

y quiero que nombre tomen,

estas fiestas que instituyo

de Fitón, juegos fitones.

Daré premio a los que fueren

ya en la lucha los mejores,

ya en correr, ya en hacer versos,

en otras gracias conformes

la fiesta de aquel día.

ALCINO ¡Viva Febo!

BATO A Marte asombre

este triunfo.

SIRENA ¡Víctor, Febo!

DAFNE Cantad y ofrecedle flores.

Cantan.

A la gala de Febo

cantad, pastores, etc.

Todos se van cantando; quedan Febo y CUPIDO.

FEBO ¿Ha llegado ningún dios,

de cuantos sobre las torres

cristalinas de los cielos

tienen asiento en sus orbes,

a tanta fama, a tal gloria,

a tal triunfo, a tanto nombre?

Vulcano es un vil herrero,

¿qué importa que rayos forje?

Mercurio un tratante humilde,

estafeta de la corte

de los dioses celestiales;

pues Marte, de que interrompe

la paz del mundo se alabe,

y de formar escuadrones,

rizar plumas, limpiar armas,

lanzas, espadas y estoques;

pues Neptuno, con sus vientos

y sus delfines veloces,

¿quién puede ser?

CUPIDO Yo no puedo,

Febo, sufrir que blasones,

afrentando las deidades,

ni que a presumir te arrojes

por una hazaña tan vil,

que cuando a esta tierra importe,

más fue acierto que valor.

¿Quieres que todos te adoren

cuantos en Tesalia viven

con dioses, que protectores

tuvieron por tantos siglos,

y no es bien que los provoques?

Vete a matar liebres viles,

si cazador te dispones,

y si sol, a ver hazañas

que de mi valor te informen;

que yo, de los dioses todos

el menor, si a mí me escogen,

humillaré tus soberbias,

vengaré tus sinrazones,

haré…

FEBO Detente, rapaz,

si no quieres que de un golpe

deje sin Amor el mundo.

CUPIDO ¿Tú a mí? Mal me conoces.

FEBO Sí conozco: ¿no eres tú

el que inventó las traiciones,

los agravios, las bajezas,

las guerras, los tratos dobles,

los adulterios, los celos,

y otras tantas invenciones,

con que no hay cielo que dejes,

ni tierra que no alborotes?

¿No eres tú el hijo de Venus,

dama que vivió sin orden

en Chipre por tantos años?

No dudes de que te sobren

padres nobles y plebeyos:

el que quisieres escoge.

CUPIDO ¿Fue la tuya más horrenda,

cuyas peregrinaciones

sabe Delfos, y las cantan

las ranas con roncas voces,

trocando en pellejos verdes

sus labradores capotes?

¿Qué respondes?

FEBO Por muchacho

no te arrojo, niño enorme,

desotra parte del cielo.

CUPIDO Poco a poco y no me apoques:

¿qué gigantes fulminaste?

¿Qué rayos tiraste entonces,

que tales soberbias dices?

Si matar fieras feroces

es gloria, mayor será

matar las almas de amores.

¿Es blasón rendir las fieras,

más que herir los corazones?

Tú flechas visibles tiras,

yo invisibles, tan veloces

que no hay resistencia humana

que su ejecución estorbe.

Mira tú: del arco y flechas,

¿quién puede con más razones

blasonar?

FEBO Mira, CUPIDO:

dejando aparte que pones

fuego al mundo, que disculpa

neciamente tus errores,

tus tragedias y venganzas,

de que a los hombres despojes

de su libertad, no arguyo

tu valor.

CUPIDO Eso respondes:

pues ¿qué animal es igual

al hombre?

FEBO Los que te acogen

son hombres desocupados

que viven en ocio torpe:

¿qué virtudes has vencido?

CUPIDO No quiero afrentar los dioses

ni cansarte con ejemplos.

¿Tú no te precias de noble,

de sabio y valiente?

FEBO Sí.

CUPIDOY si te hiciese que llores

de amor, ¿qué dirás?

FEBO ¿Yo?

CUPIDO Tú.

FEBO Vete, infame, y no me enojes.

CUPIDOA la prueba, y sean testigos

esos cielos que nos oyen.

FEBO Tengo impenetrable el alma.

CUPIDO Yo soy rayo.

FEBO Yo soy bronce.

CUPIDO Yo te haré, cera.

FEBO Soy sol.

CUPIDO Si eres sol, serás Faetonte;

que para fuerzas de amor,

ni valen hielos ni soles.

Jornada segunda

Salen Venus y CUPIDO.

VENUS ¡Oh, qué bien me obedeciste!

En obligación te estoy;

gracias, CUPIDO, te doy

del cuidado que tuviste:

alta venganza me diste

si, después que me partí,

Dafne se burla de mí,

y a su Diana siguiendo,

por las selvas anda huyendo

de los hombres y de ti.

Gustarás de que me afrente

con soberbia presunción,

y te haya dado ocasión

para ser inobediente.

¿En qué estrella, en qué accidente

consiste que, sin temor,

sea para mí rigor,

ira, desdén y aspereza,

el que por naturaleza

es para todos Amor?

Quien tantas almas enciende

de mi hijo no se alabe,

pues que vengarme no sabe

de una mujer que me ofende.

Por toda Arcadia se extiende,

de Febo la ilustre fama,

que lo que sabes te llama,

porque dio muerte a una fiera;

y tú, como si lo fuera,

tiemblas de ver una dama.

¡Vive Júpiter sagrado,

que estoy de pura tristeza

por quebrarte en la cabeza

el arco mal empleado!

Dime, cobarde y armado,

dime, desnudo y valiente,

¿cómo aquel valor consiente,

que con tu sangre te di,

que Febo te venza a ti,

y que a mí Dafne me afrente?

CUPIDO Infamas sin ocasión

mi cuidado, madre mía;

que no ha sido cobardía

sino aguardar ocasión:

yo daré satisfacción

a mi agravio y tus enojos,

y por esos bellos ojos,

dulce estrella del aurora,

que ha de ser antes de un hora

Dafne de tus pies despojos:

yo, que sin guardar decoro,

a Júpiter transformé,

por Leda, en cisne, y mudé,

por la bella Europa, en toro:

vete, que el plomo y el oro

hoy te dirán si me atrevo;

que por lo que a ti te debo,

y la parte que me alcanza,

tendrás de Dafne venganza

y yo la tendré de Febo.

VENUS ¿Dasme la palabra?

CUPIDO Doy

a tus ojos celestiales.

VENUS Pues por humildades tales

mis brazos te doy, y estoy

tan satisfecha, que voy,

como pudiera vengada,