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Por más imposible juzgo

que pueda querer a Febo,

que hacer solsticio sus rayos

un año en medio del cielo.

Sale un ciervo por una puerta del teatro.

¡Oh, qué valiente animal!

Tan alto y hermoso ciervo

no le ha criado el Arcadia:

seguirle y tirarle quiero.

¿Huyes? Yo sabré seguirte.

Yo mate este ciervo, y Febo

mate serpientes Fitones.

Va tras él, y vuelve a salir por la otra parte.

No pareces muy ligero,

ciervo gentil, por Diana,

a quien humilde prometo

de tu pardo morrión

las plumas para trofeo, más que penacho marcial,

cobarde muestra del pecho,

de honrar su templo contigo:

pero ¡ay, Júpiter! ¿Qué es esto?

Burla ha sido de los ojos,

cual suele pintar el sueñoen el interior sentido

formas de vanos efectos.

¡Ay Dios, ay triste, ay de mí!

Por donde el ciervo se desaparece, sale Febo.

FEBO Sosiega, Dafne.

DAFNE ¡Ay, cielos!

FEBO Febo soy.

DAFNE Pues ¿qué me quieres?

FEBO Que me escuches.

DAFNE ¡Muerta quedo!

FEBO Yo te truje con engaño

entre estos olmos y fresnos,

adonde apenas las aves

rompen el mudo silencio:

fingí el ciervo que seguiste;

hoy quedarán mis deseos

de tu desdén victoriosos,

pues aún apenas el cielo

nos puede ver, que las ramas

edifican verdes techos

para defender los troncos,

en que estriba su alimento,

contra las estrellas sirias,

que ladran por ofendellos.

Sosiégate, vuelve el rostro;

qué, ¿te turbas? ¿Tan grosero

villano me consideras?

DAFNE Mi desdicha consideroy tu traición. ¿Esto hacen

dioses? ¡Qué gentil ejemplo

para los hombres mortales!

FEBO Si lo fuera yo, sospecho

que me tuvieras amor;tú estás sin mayor remedio

que trocar en voluntad

la fuerza.

DAFNE ¿Fuerza? Primero

se harán pedazos los polos

en que estriba el firmamento,

y la rueda celestial

caerá desasida de ellos;

primero verán los hombres

trocados los elementos,

ligera el agua y la tierra,

pesados el aire y fuego;

primero aquellos diamantes

del cielo…

FEBO ¡Oh, tanto primero!

Dafne, yo te adoro; yo

soy el que tengo el gobierno

del mundo; ya no es posible

que puedan mis brazos menos

que tus desdenes.

DAFNE ¡Ay, triste!

¡Ay, infeliz!

FEBO Cuando huyendo

fueras a aquellas regiones

que eternamente me vieron,

tengo de alcanzarte: Dafne,

espera.

DAFNE ¡Valedme, cielos!

Salen Bato y Silvia.

SILVIA ¿Con ese talle querías, Bato, que yo te

quisiese?

BATO Sí querrás, aunque te pese.

SILVIA ¡Qué neciamente porfías!

BATO Con la boca bien podrás

decir sí; que dices no.

SILVIA En diciendo nones yo,

no diré pares jamás;

estos son nuestros azares,

estas nuestras condiciones.

BATO Como ésas han dicho nones,

que después paran en pares;

pues a fe que tengo aquí…

SILVIA ¿A ver, por tu vida, a ver?

BATO Dime si me has de querer.

SILVIA Sí, resí, tatarasí.

BATO Por ver, ¿qué no harán mujeres?

SILVIA Si también tú dices no,

¿cómo es posible que yo

pueda pensar que me quieres?

BATO Mira qué anillo.

SILVIA Soy corta

de vista, en mi mano quiero

verle.

BATO Pues jura primero.

SILVIAY mi palabra, ¿no importa?

BATO La mujer no está obligada;

que por esto viene a ser

quien no la cumple mujer,

y es rueca la que era espada.

SILVIA Plegue a Dios que, si lloviere,

ni pie ni mano me moje,

y que en la cama me arroje

cuando más sueño tuviere;

ni coma ni beba másde lo que tuviere gana,

y si fuere de mañana,

no me levante jamás.

¡Mira qué gran juramento!

BATO Alahé, que has de comprir

lo que dices, o morir

por ello.

SILVIA Muestra, jumento.

BATO Toma.

SILVIA Mi Bato querido,

dámele.

BATO ¿Quiéresme?

SILVIA Pues.

BATO¡Verá el diablo! Verdad es;

sacudióla el dios Copido;

pero el hombre fue discreto

que aquel anillo me dio,

si por el dar entendió

la virtud de este secreto.

Ahora bien, dame un abrazo.

SILVIA ¡Malos años para ti!

BATO ¿Y el juramento?

SILVIA ¿Yo?

BATO Sí;

tú verás, llegado el plazo,

cómo llueve y no te mojas,ni eres la mañana dueño

de tus pies, y que con sueño

sobre la cama te arrojas.

Ésta me ha engañado,

soy un tonto; engañarla quiero:

¿Silvia?

SILVIA ¿Qué quiere el grosero?

porque sepa que me voy.

BATO ¿No sabes como el Fitón

que mató Febo dorado

preñado estaba?

SILVIA ¿Preñado?

¿De quién?

BATO De otro serpentón

que salió de la barriga

aquella noche.

SILVIA ¡Mal año!

BATO Tanto, que, temiendo el daño,

a que consulten obliga

la diosa Temis, y dice

que ha de comer solamente

toda mujer que no siente

qué es amor.

SILVIA ¡Ay, infelice!

BATO Las que engañan, y después

lo que prometen defienden,

las que piden, las que vendenel amor por interés,

las ingrata, las crueles.

las tontas, las bachilleras,

las que engañan con chimeras

a los amantes noveles,

las que toman los anillos.

SILVIA ¡Ay, Bato, no digas más;

que esta noche me verás

al volver mis corderillos!

Pero porque no te vean

busca un pellejo de lobo,

y por uno y otro escobo

haz de suerte que lo crean,

porque me hables entretanto

que anda el prado temeroso.

BATO Ser lobo es dificultoso:

tomalle no lo era tanto;

pero yo lo haré por ti

e iré a buscar el pellejo,

que lobo, zorra y conejo

me quiero volver; mas di:

¿quiéresme ahora abrazar?

SILVIA Y ¡cómo si abrazaré!

BATO ¡Oh, qué bien que la engañé!

SILVIA ¡Oh, qué, palos le he de dar!

Vanse.

Sale Dafne huyendo.

DAFNE ¡Tened lástima de mí!

¡Favor, dioses inmortales,

no pueden desdichas mías

desacreditar deidades!

Si la virtud no os obliga,

¿cómo podrán los mortales,

temiendo vuestra justicia,

reprimir sus libertades?

¡Favor, piedad!

Febo dentro, como que viene de lejos.

FEBO ¿Dónde huyes

y de quién, hermosa Dafne?

Para, de piedad de ti,

ya que no de mí, a escucharme:

mira que de ti la tengo;

pues para que no te canses,

voy rogando a mis deseos

que se detengan y paren.

DAFNE ¡Cielos, ya suena más cerca!

¡Árboles, cubridme, dadme

favor, pues falta a los dioses!

FEBO No soy yo rústico amante,

no soy villano grosero;

tú verás, como me aguardes,

que sólo me manda Amor

que te mire, que te hable

con aquel cortés respeto

que es tan justo que te guarde.

DAFNE Parecéis malos jüeces,

deidades inexorables,

que en los reos no castigan

los delitos que ellos hacen.

¡Oh, Júpiter! Si tú fuerzas

a Egina, a Leda y Danae,

¿cómo detendrás a Febo?

FEBO ¡Detente, Dafne, un instante!

¿Cómo sufres que tus pies

tantas espinas maltraten?

¿Quieres, por dicha, cruel,

que, como a la hermosa madre

de Amor, produzca la tierra

nuevas rosas de tu sangre?

DAFNE ¡Ya le veo, yo soy muerta!

Peneo, mi dulce padre,

¡favor!

Sale Febo.

FEBO No dirás que he sido