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Acomodado, recostado en la butaca del despacho, Fernando Pessoa preguntó, cabalgando la pierna, Quién era ese amigo suyo, No es mi amigo, Menos mal, hay que ver qué olor echaba el hombre, llevo yo cinco meses con este traje y esta camisa, sin mudarme de ropa interior, y no apesto así, pero, si no es amigo, quién es pues, y el director adjunto ése parece apreciarle mucho a usted, Los dos son de la policía, el otro día me llamaron para hacerme unas preguntas, Y yo que creía que era usted un hombre pacífico, incapaz de causar molestias a las autoridades, Lo soy, realmente, Pues algo habrá hecho para que le interroguen, Vine de Brasil, es lo único que hice, A ver si su Lidia estaba virgen y, triste y deshonrada, les fue con la queja, Aunque Lidia fuera virgen y yo la hubiera desflorado, no sería a la Policía de Vigilancia y Defensa del Estado adonde iría a presentar sus quejas, Fue esa policía la que lo mandó llamar, Fue ella, Y yo que pensaba que sería un caso de la Brigada de Costumbres, Mis costumbres son buenas, por lo menos comparadas con las costumbres generales, Nunca me había hablado usted de esa historia policial, No tuve ocasión, y usted no aparecía por aquí, Le hicieron algo, lo metieron en la cárcel, lo van a juzgar, No, sólo tuve que responder a unas preguntas, qué gente conocí en Brasil, por qué volví, a quiénes he tratado en Portugal desde mi vuelta, Tendría gracia que les hubiera hablado de mí, Tendría mucha gracia que les dijera que de vez en cuando me encuentro con el fantasma de Fernando Pessoa, Perdón, mi querido Reis, no soy un fantasma, Entonces qué es, No sé qué responderle, pero fantasma no soy, un fantasma viene del otro mundo, y yo me limito a venir del cementerio de Prazeres, En fin, es Fernando Pessoa muerto, lo mismo que antes era Fernando Pessoa vivo, En cierta e inteligente manera eso es exactamente, En todo caso, sería difícil explicar a la policía estos encuentros nuestros, Usted sabe que un día hice unos versos contra Salazar, Y él, se dio por enterado de la sátira, porque supongo que serían satíricos, Que yo sepa, no, Dígame Fernando, quién es, qué es ese Salazar que nos ha caído en suerte, Es el dictador portugués, el protector, el padre, el profesor, el poder manso, un cuarto de sacristán, un cuarto de sibila, un cuarto de Don Sebastián, un cuarto de Sidonio, lo más adecuado a nuestros hábitos e índole, Varias pes y cuatro eses, Ha sido una coincidencia, no vaya a creer que anduve buscando palabras que empezaran con la misma letra, Hay quien tiene esa manía, les encantan las aliteraciones, las repeticiones aritméticas, creen que gracias a ellas ordenan el caos del mundo, No debemos censurarlos, son gente ansiosa, como los fanáticos de la simetría, El gusto por la simetría, mi querido Fernando, corresponde a una necesidad vital de equilibrio, es una defensa contra la caída, Como el balancín de los equilibristas, Exactamente, pero, volviendo a Salazar, la prensa extranjera habla muy bien de él, Son artículos encargados por la propaganda, pagados con el dinero del contribuyente, eso he oído decir, Pero también la prensa de aquí se derrite en alabanzas, coge uno un diario y queda convencido de que este pueblo portugués es el más próspero y feliz de la tierra, o lo va a ser muy en breve, y que las otras naciones ganarían mucho aprendiendo de nosotros, El viento sopla de ese lado, por lo que veo usted no cree mucho en los periódicos, Solía leerlos, Dice esas palabras con un tono que parece de resignación, No, es sólo lo que queda de un largo cansancio, ya sabe usted lo que es eso, se hace un gran esfuerzo físico, los músculos se fatigan, quedan lasos, a uno le apetece cerrar los ojos y dormir, Tiene sueño, Aún siento el sueño que tenía en vida, Extraña cosa es la muerte, Más extraño aún, mirándola desde el lado en que estoy, es comprobar que no hay dos muertes iguales, estar muerto no es lo mismo para todos los muertos, hay casos en que nos traemos acá todos los fardos con que cargamos en vida. Fernando Pessoa cerró los ojos, apoyó la cabeza en el respaldo de la butaca, a Ricardo Reis le pareció que dos lágrimas le asomaban entre los párpados, también serían, como las dos sombras vistas por Víctor, efectos de luz refleja, es de sentido común que los muertos no lloran. Aquel rostro desnudo, sin gafas, con el bigote ligeramente crecido, el pelo tiene vida más larga, expresaba una gran tristeza, de esas tristezas sin enmienda, como las de la infancia que por ser de la infancia, creemos que tienen remedio fácil, ése es nuestro error. De repente, Fernando Pessoa abrió los ojos, sonrió, Imagine usted que soñé que estaba vivo, Habrá sido ilusión suya, Claro que fue ilusión, como todos los sueños, pero lo interesante no es que un muerto sueñe que está vivo, al fin y al cabo él conoció la vida, sabe con qué sueña, lo interesante es que un vivo sueñe que está muerto, él, que no sabe qué es la muerte, No tardará en decirme usted que muerte y vida es todo uno, Exactamente, mi querido Reis, vida y muerte son todo uno, Usted ya ha dicho hoy tres cosas diferentes, que no hay muerte, que hay muerte, y ahora me dice que muerte y vida son lo mismo, No tenía otra manera de resolver la contradicción que representaban las dos primeras afirmaciones, y, diciendo esto, Fernando Pessoa tuvo una sonrisa sabia, es lo mínimo que de esta sonrisa se podría decir, teniendo en cuenta la gravedad y la importancia del diálogo.

Ricardo Reis se levantó, Voy a calentar café, vuelvo en seguida, Mire, Ricardo, estábamos hablando de periódicos y me ha entrado curiosidad por saber las últimas noticias, será una manera de pasar la velada, Hace cinco meses que no sabe usted nada del mundo, muchas cosas no las va a entender, Tampoco usted debió de entender mucho cuando desembarcó aquí después de dieciséis años de ausencia, tuvo que ir atando cabos por encima del tiempo, seguro que quedaron cabos sin nudos y nudos sin cabos, Tengo los diarios en el dormitorio, voy a buscarlos, dijo Ricardo Reis. Fue a la cocina volvió al cabo de un momento con una cafeterita esmaltada, la taza, la cuchara, el azúcar, y lo colocó todo en la mesa baja que separaba las butacas, salió otra vez, volvió con los periódicos, echó café en la taza, azúcar, Usted no toma café, claro, Si aún me quedara una hora de vida tal vez la cambiara por un café caliente, Pues daría más que aquel rey Enrique, que daba su reino por un caballo, Para no perder el reino, pero deje esa historia de ingleses y dígame cómo va este mundo de los vivos. Ricardo Reis bebió media taza, luego abrió un periódico, preguntó, Sabía usted que Hitler ha cumplido cuarenta y siete años, No me parece una noticia importante, Porque no es alemán, si lo fuera, sería menos desdeñoso, Y qué más, Aquí dice que pasó revista a treinta y tres mil soldados, en un ambiente de veneración casi religiosa, palabras textuales, si quiere hacerse una idea, oiga este párrafo de un discurso que Goebbels pronunció en ese acto, A ver, lea, Cuando Hitler habla es como si la bóveda de un templo se cerrará sobre la cabeza del pueblo alemán, Caramba, muy poético, Pero esto no es nada en comparación con las palabras de Baldur von Schirach, Quién es ese Schirach, que no me acuerdo, Es el jefe de las juventudes del Reich, Y qué dijo, Hitler, regalo de Dios a Alemania, fue el hombre providencial, el culto a él está por encima de las divisiones confesionales, Vaya idea, el culto a un hombre uniendo lo que el culto a Dios dividió, Y von Schirach va más lejos, afirma que si la juventud ama a Hitler, que es su Dios, si se esfuerza por servirlo fielmente, cumplirá el precepto que recibió del Padre Eterno, Magnífica lógica para la juventud, Hitler es un dios, sirviéndolo fielmente cumple un precepto del Padre Eterno, por lo tanto, tenemos aquí a un dios actuando como intermediario de otro dios para sus propios fines, el Hijo como árbitro y juez de la autoridad del Padre, al fin y al cabo, el nacionalsocialismo es una religiosísima empresa, Pues nosotros tampoco vamos nada mal en cuanto a confusión entre lo divino y lo humano, hasta parece que volvamos a los dioses de la antigüedad, A los suyos, Yo sólo aproveché un resto de ellos, las palabras que hablaban de ellos, Explique mejor esa tan divina y tan humana confusión, Según la declaración solemne de un arzobispo, el de Mitilene, Portugal es Cristo, Y Cristo es Portugal, Está escrito ahí, Con todas las letras, Que Portugal es Cristo y Cristo es Portugal, Exactamente. Fernando Pessoa se quedó pensando un momento, luego se echó a reír, con una risa seca, cascada, nada grata de oír, Qué país, qué gente, y no pudo continuar, había ahora lágrimas verdaderas en sus ojos, Qué país, repitió y no paraba de reírse, Y yo que creía que había ido demasiado lejos cuando en Mensagem llamé santo a Portugal, ahí está, San Portugal, y viene un príncipe de la Iglesia, con su archiepiscopal autoridad, y proclama que Portugal es Cristo, Y Cristo es Portugal, no lo olvide, Siendo así, necesitamos urgentemente saber qué virgen nos parió, qué diablo nos tentó, qué judas nos traicionó, qué clavos nos crucificaron, qué tumba nos oculta, qué resurrección nos espera, Se olvida de los milagros, Quiere usted milagro mayor que el simple hecho de que existamos, de que continuemos existiendo, no hablo por mí, claro, Por el paso que llevamos no sé hasta cuándo y dónde existiremos, En todo caso, tiene usted que reconocer que estamos muy por delante de Alemania, aquí es la palabra de la propia Iglesia la que establece más que parentescos, identificaciones, ni siquiera necesitamos recibir a Salazar como regalo, nosotros somos el mismo Cristo, No debía haber muerto usted tan joven, mi querido Fernando, fue una pena, ahora es cuando Portugal va a cumplirse, Así creeremos nosotros y el mundo en el arzobispo, Lo que nadie puede decir es que no estemos haciendo lo posible por alcanzar la felicidad, quiere oír ahora mismo lo que el cardenal Cerejeira dijo a los seminaristas, No sé si seré capaz de aguantar el impacto, Usted no es seminarista, Razón de más, pero sea lo que Dios quiera, lea usted, Sed angélicamente puros, eucarísticamente fervorosos y ardientemente celosos, Dijo estas palabras, así emparejadas, Las dijo, Sólo me queda morir, Ya está muerto, Pobre de mí, ya ni eso me queda. Ricardo Reis llenó otra taza, Si bebe café de esa manera, no va a poder dormir, advirtió Fernando Pessoa, Es igual, una noche de insomnio nunca hizo mal a nadie, y a veces ayuda, Léame más noticias, Leeré, pero antes dígame si no encuentra inquietante esta novedad portuguesa y alemana de utilizar a Dios como avalista político, Será inquietante, pero novedad no es, desde que los hebreos promovieron a Dios al generalato llamándole señor de los ejércitos, lo demás han sido meras variantes sobre el tema, Es verdad, los árabes invadieron Europa al grito de Dios lo quiere, Los ingleses han puesto a Dios a guardar al rey, Los franceses juran que Dios es francés, Pero nuestro Gil Vicente afirmó que Dios es portugués, Y tendrá razón, si Cristo es Portugal, Bueno, lea un poco más antes de que me vaya, No quiere quedarse aquí, Tengo que cumplir las reglas, los reglamentos, el otro día infringí tres artículos en todas sus líneas, Haga lo mismo hoy, No, Entonces oiga, ahora va a ir de corrido, si tiene comentarios que hacer guárdelos para el final, Pío XI condena la inmoralidad de ciertas películas, Maximino Correia ha declarado que Angola es más portuguesa que Portugal porque desde Diego Cão no reconoció otra soberanía que no fuera la de los portugueses, En Olhão hubo una distribución de pan a los pobres en el patio del cuartel de la Guardia Nacional Republicana, Se habla de una asociación secreta española constituida por militares, En la Sociedad de Geografía con ocasión de la semana de las colonias señoras de nuestra buena sociedad ocuparon sus sitios lado a lado con gente modesta, Según el periódico El Pueblo Gallego se han refugiado en Portugal cincuenta mil españoles, En Tabares el salmón se vende a treinta y seis escudos el kilo, Carísimo, Le gusta el salmón, Lo detestaba, Bueno, pues a no ser que quiera que siga con los desórdenes y agresiones, el periódico está leído, Qué hora es, Casi media noche, Cómo pasa el tiempo, Se va, Me voy, Quiere que le acompañe, Para usted es aún temprano, Por eso, No me ha entendido, lo que he dicho es que aún es temprano para acompañarme al lugar adonde voy, Soy sólo un año mayor que usted por el orden natural de las cosas, Qué es el orden natural de las cosas, Se suele decir así, por el orden natural de las cosas yo tendría incluso que haber muerto primero, Como ve, las cosas no tienen un orden natural. Fernando Pessoa se levantó del sofá, luego abotonó la chaqueta, se ajustó el nudo de la corbata, por el orden natural lo debería haber hecho al revés, Bueno, me voy, hasta un día de estos, y gracias por su paciencia, el mundo está aún peor que cuando lo dejé, y esa España, seguro que acaban en una guerra civil, Usted cree, Si los buenos profetas son los que ya han muerto, esa condición al menos está de mi lado, No haga ruido cuando baje la escalera, es por los vecinos, Bajaré como una pluma, Y no cierre de un portazo, Descuide, no se oirá el sonido hueco de la tapa del ataúd, Buenas noches, Fernando, Duerma bien, Ricardo.