– ”A esto queriamos llegar” -dice, con tono de muy de muy malas pulgas, el mandatario de Belcebú: “Y pido la venia de! Tribunal para hacer comparecer a Fray Bartolomé de Las Casas, como testigo a cargo” (-”Me jodi” -gime el Invisible: “Ahora sí que me jodí”.) Y entra ya el dominico, calvo, ascético, fruncido el ceño, con todas las trazas de un monje de Zurbarán, aforando el Tribunal con mirada sombría y dura. -”¡Atrabiliario! ¡Megalómano! ¡Embustero!” -grita León Bloy en el colmo de la ira. Y, al punto, se alza el coro de improperios de unos que acaban de entrar tumultuosamente en la sala: -”¡Hipocondriaco! ¡Oportunista! ¡Falsario! ¡Calumniador! ¡Saco de bilis! ¡Serpiente con sandalias!”… -”¡No prestarás testimonio en vano!-chilla uno, con voz como salida de una corneta de cotillón. -”¡Absalón! ¡Ugolino! ¡Judas Iscariote! ¡Escoria del mundo!” -gritan los demás. -”¿Quiénes son esos desaforados?” -pregunta el Presidente. -”Son los Impugnadores de la Leyenda Negra de la Conquista Española ” -le explica el Protonotario: -”Se están haciendo numerosísimos en esta época…” -”¡Silencio! O hago expulsar a los revoltosos” -dice el Presidente. Y, viendo restablecida la calma: “¿Qué hay de cierto en eso de que los indios eran caníbales?” Toma la palabra Fray Bartolomé:
“Para empezar, diré que los indios pertenecen a una raza superior, en belleza e inteligencia e ingenio… Cumplen satisfactoriamente con las seis condiciones esenciales, exigidas por Aristóteles, para formar una república perfecta, que se baste a sí mismo.” (_”; Ahora va a resultar que edificaron el Partenon y nos dieron el Derecho Romano! -exclama León Bloy.) -”¿Pero comen o no comen carne humana?” -pregunta el Presidente: -”No en todas partes, aunque es cierto que en Méjico, sí se dan casos, pero es más por su religión que por otra causa. Por lo demás, Heródoto, Pomponio Mela y hasta Sen Jerónimo nos dicen que había también antropófagos entre los escitas, masagetas y escotos.” -”¡ Vivan los caníbales! ¡Vivan los caníbales!” -claman, a una, León Bloy y los Impugnadores de la Leyenda Negra. -”Si había caníbales entre los indios de América” -dice, imperturbable, el Abogado del Diablo: “doble motivo hubiese tenido Colón para no llevar indios a España, porque los caníbales hubiesen sido un peligro constante para los niños que jugaban en los jardines públicos. Y hasta hubiera podido darse el caso de que alguno se antojara de los solomos de una guapa moza”. -”Llamo la atención del Tribunal sobre los despropósitos del Señor Abogado del Diablo” -dice el Postulador. -”Retire el Promotor Fidei esos 'solomos de la guapa moza'“ -dice el Presidente, frunciendo el ceño. -”Retiro los solomos y la guapa moza se queda en el hueso” -dice el Abogado de Satanás. -”Veamos, ahora, si puede el testigo a cargo aportar las pruebas suficientes de que el Postulado instituyó deliberadamente la esclavitud de indios americanos” -dice el Presidente. -”Bástame con decir que cuando la Reina Isabel, de gloriosa memoria, supo que las gentes de Colón estaban vendiendo esclavos americanos en el mercado de Sevilla, montó en grande enojo y preguntó: '¿QUÉ PODER TIENE MÍO EL ALMIRANTE PARA DAR A NADIE MIS VASALLOS?’