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Encendió una pantalla y extrajo un conjunto de documentos de una de las pilas.

—Cambia de sintonía y te contaré algo acerca del último dolor de cabeza. Tiene el toque Capman. Si no estuviera convencido de que no está en la Tierra, me inclinaría a considerarlo obra suya.

Bey explicó rápidamente el descubrimiento de las Marianas, y terminó con la pregunta relacionada con su origen.

—Sospecho que llegaron a la zona de las Marianas a través de un enlace Mattin —concluyó—. La pregunta es cuál de ellos. Tenemos veinte para escoger. No creo que hayan podido venir desde fuera de la Tierra. De lo contrario los consideraría alienígenas.

—¿Con identificación cromosómica humana? Eso requeriría muchas explicaciones, Bey.

John Larsen se acercó a la pantalla de la pared. Bey la había activado para señalar los puntos de entrada del enlace Mattin.

—Estoy de acuerdo contigo, Bey; proceden de un laboratorio de la Tierra. Si vinieron a través de los enlaces, podemos descartar los que están en alta mar y sólo actúan como puntos de transferencia. ¿Has correlacionado los grandes laboratorios de cambio de forma con los puntos de entrada Mattin?

—He empezado a hacerlo, pero es un trabajo abrumador. Estoy esperando que el ordenador me brinde más datos. Y también espero la identificación de los tres cuerpos. No sé por qué hay tanta demora. Puse un código de prioridad máxima en la solicitud.

Se plantó frente a la pantalla de la pared, junto a Larsen. Trabajando juntos, reseñaron los enlaces Mattin que formaban los puntos principales del sistema terrestre de comunicación planetaria. Estaban enfrascados en la tarea cuando sonó el comunicador. Larsen fue a atenderlo mientras Wolf grababa el análisis de los datos. Cuando las primeras palabras del mensaje rodaron en la pantalla del comunicador, Larsen soltó un silbido.

—Ven a mirar esto, Bey. Esto explica por qué Registro Centrales tardó tanto en obtener la respuesta. ¿Todavía estás muy seguro de que las formas no vinieron del espacio exterior?

El mensaje comenzaba: INVESTIGACIÓN COMPLETADA E IDENTIFICACIÓN REALIZADA. SE TRATA DE LOS SIGUIENTES INDIVIDUOS: JAMES PEARSON MANAUR, EDAD 34 AÑOS, NACIONALIDAD FEU; CAPERTA LAFERTE, EDAD 23 AÑOS, NACIONALIDAD FEU; LAO SARNA PREK, EDAD 40 AÑOS, NACIONALIDAD FEU. SIGUEN DETALLES BIOGRÁFICOS. ¿CONTINUAR/ALTO?

Wolf tecleó CONTINUAR y aparecieron las identificaciones detalladas: educación, trabajo, historia, familia, situación crediticia. Bey advirtió sorprendido que los tres hombres tenían un crédito espectacular, multimillonario, pero su mente aún estaba concentrada en el primer ítem. Los tres hombres eran miembros de la FEU, y eso constituía un verdadero enigma. Como la FEU había declarado la soberanía cincuenta años antes, en el 2142, sus ciudadanos siempre habían sido una relativa rareza en la Tierra. Sin duda la desaparición de tres de ellos habría provocado un escándalo mucho antes de que sus cuerpos de descubrieran frente a las costas de Guam.

Ambos hombres se miraron. Wolf enarcó las cejas y Larsen respondió con un cabeceo.

—De acuerdo, no tienen ningún sentido. La FEU aún mantiene su prohibición sobre los experimentos en cambio de forma. Si no aceptan las formas C, dudo que jueguen con formas totalmente nuevas, ni siquiera como parte de sus programas de defensa. Y es aún más difícil creer que trajeran sus fracasos a la Tierra.

—Siempre que pudieran hacerlo. Sabes que la cuarentena es muy rigurosa desde las esporas Purcell. —Wolf meneó la cabeza—. Bien, no hay muchas opciones en cuanto al próximo paso. Tenemos que contar con un hombre de la FEU. Es demasiado delicado para que lo manejemos por nuestra cuenta.

Tenía buenas razones para parecer abatido. La complejidad de la investigación acababa de aumentar en dos órdenes de magnitud. Seguir adelante sin la participación de la FEU crearía un conflicto interplanetario.

—Presentaré una solicitud —dijo Larsen—. Cuanto menos podamos revelarles a estas alturas, mejor. Les comunicaré los datos desnudos y que ellos decidan a quién quieren enviar desde Ciudad Tycho. Espero que envíen a alguien que al menos sepa cómo deletrear «cambio de forma».

Mientras hablaban, el comunicador siguió emitiendo la información, en la pantalla y en forma impresa. Había llegado al punto en que se presentaba la correlación entre los puntos de entrada del enlace Mattin y los laboratorios de cambio de forma. Bey casi había olvidado que la había pedido. Ese día prometía ser largo y confuso.

Previsiblemente, la CEB también actuaba en el espectáculo. Un comunicado de prensa describía la posición oficial de la empresa:

La Corporación de Equipos Biológicos (CEB) ha emitido hoy una declaración formal negando todo conocimiento de los cuerpos humanos descubiertos recientemente en el Pacífico. Un representante de la CEB nos ha informado de que era evidente que los cuerpos habían sido sometidos a cambio de forma, pero que ningún programa de la CEB, pasado o presente, podía crear formas como las que se han descubierto. En un procedimiento inusitado, la CEB ha aceptado publicar información acerca de formas que la compañía está desarrollando actualmente. También ha invitado al Gobierno a inspeccionar sus instalaciones.

—Vaya novedad —dijo Bey—. Han de estar asustados de veras. Ansiaba ver si se declaraban culpables o inocentes. Por lo que sé, la CEB nunca dio a publicidad sus secretos sobre formas nuevas. Han de estar perdiendo su viejo instinto comercial.

—No creas. —Larsen señaló las últimas palabras del mensaje—. Me pregunto cuánto les costó añadir eso al final del comunicado de prensa.

En la pantalla, el texto continuaba:

La CEB es la empresa pionera y principal productora de equipos de cambio de forma deliberada mediante métodos de control de realimentación biológica. La publicación de información de la cual CEB es única propietaria, con el propósito de contribuir a la investigación, es voluntaria y obedece a razones de interés público.

—Ahora sí —dijo Bey—. Eso es más típico de la CEB de siempre. El viejo Melford murió hace mucho tiempo, pero apuesto a que su esqueleto está sonriendo en la tumba.

11

Los hombres de la FEU de tercera generación, como los grandes campeones de kanu, eran flacos y menudos, más ágiles que fuertes. Fue una sorpresa saludar a un gigante de más de dos metros de altura con musculatura de luchador, y descubrir que era el hombre de la FEU asignado para trabajar con la Oficina de Control de Formas en el caso Guam. Bey Wolf miró esa figura descomunal y se mordió la lengua para no hacer preguntas indiscretas.

Eso no cambió las cosas. Park Green lo miró con una sonrisa picara en la cara aniñada.

—Vamos, pregunta. Lo harás tarde o temprano, de todos modos.

Bey sonrió.

—De acuerdo. ¿Usas equipo para cambio de forma? Pensé que en la FEU estaba prohibido para todo, excepto para tareas de reparación.

—Está prohibido, y no lo uso. Soy como soy, y es un producto natural. Te imaginarás lo difícil que es actuar como representante de la FEU y tener aspecto de acabar de jugar con las máquinas.