Выбрать главу

– Viejo Cazador, es usted toda una autoridad en lo que concierne a Mao. Debería haberlo sabido antes. -Chen levantó su taza-. Siento que sólo sea té, pero brindo por sus conocimientos.

– ¡Al diablo mis conocimientos! -exclamó el Viejo Cazador, agitando la mano-. Volvamos al caso en cuestión. Según dijo Teng, él intentó mostrar a sus alumnos los enormes sacrificios que Mao había hecho por la revolución. Su hermano menor, su esposa Kaihui, sus hijos, y después los hijos que tuvo con su siguiente esposa, Zizhen, o murieron o perdieron toda relación con sus padres por el bien de la revolución.

– No sé qué hay de malo en todo esto -interrumpió nuevamente Chen.

– Eso pensaba yo también, por eso me costó bastante aclarar las cosas. Teng llevaba días en una celda de aislamiento, y era ya un hombre destrozado que repetía su declaración una y otra vez como un robot: «Me limité a recopilar información procedente de varios libros. Los libros debían de estar equivocados».

»Así que interrogué a sus colegas. Todos declararon que Teng había realizado un trabajo concienzudo, al menos en apariencia. En los años setenta no había fotocopiadoras en los colegios. Teng tuvo que trabajar como un condenado recortando plantillas, copiando fragmentos de diversos libros, revisándolo todo él solo y pagándolo de su bolsillo. Reuní toda la información que Teng había recopilado, incluyendo los datos sobre la segunda esposa de Mao, Kaihui, y sobre su tercera esposa, Zizhen. El material que Teng distribuyó entre sus alumnos procedía de publicaciones oficiales, y todo estaba escrito con la intención de elogiar el espíritu revolucionario de Mao, eso era indudable.

»Pero ahí radicaba el problema. Uno de sus alumnos leyó todo el documento y dijo en clase: "Profesor Teng, hay un error. El presidente Mao no podía haberse casado con Zizhen aquel año". Pero Teng era un ratón de biblioteca, además de un hombre muy terco. Casualmente, llevaba el libro original en su bolsa, así que lo sacó y volvió a comprobarlo delante de la clase. "La fecha es correcta, estudia más y no me molestes." El alumno, exasperado por la respuesta de Teng, y demasiado influido por la teoría de Mao sobre la lucha de clases, lo denunció ante la Escuadra para la Propaganda del Pensamiento de Mao del colegio, alegando que, según Teng, Mao se había casado con Zizhen cuando Kaihui aún estaba viva.

»Ahora bien, en la mayoría de publicaciones oficiales, no se mencionaba la fecha de la boda de Mao con Zizhen. Se daba por sentado que se casó con ella después de la muerte de Kaihui. Pero, en uno de los textos que había recopilado Teng, aparecía un párrafo en el que se mencionaba la fecha de la boda. Y en otro aparecía la fecha de la muerte de Kaihui. Era innegable que las fechas coincidían.

El Viejo Cazador hizo una pausa un tanto teatral y cogió la tetera, pero, para su consternación, ya no quedaba agua. Decidió continuar sin pedir más agua caliente. Había llegado al momento crucial de su relato.

– Resultó evidente que Mao era culpable de bigamia. Y eso supuso un desastre para Teng. Si no hubiera querido ser tan minucioso, podría haber afirmado que se trataba de un error tipográfico. Pero al ser interrogado por la Escuadra para la Propaganda del Pensamiento de Mao, Teng insistió en que había revisado cuidadosamente todos los textos. Es más, incluso les indicó el libro en que aparecía la fecha de la boda de Mao con Zizhen.

– ¿Quién había escrito el libro?

– Alguien que había trabajado a las órdenes de Mao, su ordenanza personal. A la escuadra no le quedó más remedio que aislar a Teng y someterlo a un interrogatorio, para evitar que continuara hablando demasiado. Enviaron un informe al Departamento de Policía, pasando el problema como si fuera una patata caliente. Y entonces el caso me llegó a mí.

«Después de investigarlo todo a fondo, le propuse a Li escribir al autor para pedirle su cooperación. Li me echó una buena bronca, alegando que yo no entendía la complejidad de la lucha de clases, y que no era posible contactar con el autor. Teng tenía que confesar que había calumniado a Mao, insistió Li, o al menos admitir que todo se debía a un error tipográfico. Así que no me quedó más remedio que seguir "investigando", convertido en vocero de la famosa cita de Mao: "Indulgencia para con aquellos que confiesen su delito, y severidad para con los que se resistan". Intenté aconsejar a Teng citándole todos los proverbios que me vinieron a la mente, como "un héroe abandona el barco antes de que éste se hunda" o "tienes que agachar la cabeza bajo los aleros de los demás", pero se negó a escucharme. Al cabo de un par de días se suicidó, dejando su testamento escrito en sangre. El testamento sólo incluía una frase: "¡Que el presidente Mao tenga una vida larga, eterna!".

El Viejo Cazador hizo otra pausa para dar un sorbo de la taza vacía, tras sentir de pronto la garganta seca.

– Según Li, fue una conclusión aceptable: «El criminal se suicidó, consciente del castigo que recibiría por su delito». Y así se acabó el caso Mao. Unos dos o tres meses después, el propio Mao también murió.

– ¡Vaya caso!

– Nunca he podido sacármelo de la cabeza. «Fue una misión como otra cualquiera», me he dicho a mí mismo no sé ya cuántas veces. Sólo el Viejo Cielo lo sabe. Después de todo, durante la Revolución Cultural miles de personas murieron como hormigas, como hierbajos. Aparte de citarle a Mao, no presioné a Teng más de lo que ya lo habían presionado. Era un poli, y me limitaba a actuar como se esperaba de mí. Sin embargo, aún me pregunto si podría haber intentado hacer algo más. Para ayudarlo, me refiero. Esta pregunta es como una mosca, que vuelve zumbando al mismo sitio una y otra vez, sin dejar de fastidiarme.

«Después de la Revolución Cultural, hubo un breve periodo en el que se "rectificaron los casos equivocados". No le dije nada al secretario del Partido Li, pero un día me pasé por el colegio de Teng. Para mi consternación, fue imposible "rectificar el caso equivocado" de Teng, porque tal caso no existía. No constaba nada en el registro oficial. Teng se suicidó durante una investigación oficiosa, eso fue todo. El desastre entra y sale de la boca, como dice un antiguo refrán. Como el caso guardaba relación con Mao, nadie estaba dispuesto a hablar del asunto.

»Había tomado notas sobre el caso en un cuaderno, y busqué los libros citados en los apuntes de Teng, además de algunas publicaciones nuevas sobre Mao. Esperaba demostrar que Teng era culpable de la errata de modo que él también fuera responsable de lo sucedido, al menos en parte. O, en todo caso, esperaba demostrar que uno de los autores había cometido un error tipográfico. De una forma u otra, no tendría que sentirme responsable. Un truco para engañar a los demás y para engañarme a mí mismo, podríamos decir, algo parecido a silenciar el sonido de un timbre tapándose los oídos. Pero cuanto más leía, más se me encogía el corazón.

– Espere un momento, Viejo Cazador -interrumpió Chen al ver que volvía la camarera-. Traiga más agua caliente.

– Dos termos de agua caliente -añadió el Viejo Cazador.

– No servimos el agua caliente en termos -protestó la camarera sin excesiva convicción.

– Hemos pagado por un reservado. Al menos tendríamos que poder tomar el té como nos apetezca.

Después de que la camarera les trajera el agua caliente que le habían pedido, el Viejo Cazador le indicó con la mano que saliera de la habitación, se sirvió una taza y continuó hablando.

– En cuanto a los matrimonios de Mao, le resumiré la información que he reunido a partir de distintas fuentes. Después de su boda con Mao, Kaihui dio a luz a tres hijos. En 1927, Mao se fue a combatir como guerrillero a las montañas Jinggong, dejando a Kaihui y a sus tres hijos pequeños a las afueras de Changsha. Sin embargo, menos de un año después Mao se casó con Zizhen, que entonces sólo tenía diecisiete años y era conocida como «la flor del condado de Yongxing». Zizhen era guerrillera y también combatía en las montañas. La prueba indiscutible de esta boda fue un artículo en defensa del matrimonio de Mao con Zizhen. Lo escribió un alto cargo del Partido, y se publicó en Revista de Historia. Según su autor, se trataba simplemente de otro sacrificio exigido por la revolución: Zizhen era la hermana menor de un líder guerrillero que había llegado a las montañas antes que Mao, por lo que éste tuvo que casarse con ella a fin de consolidar las fuerzas revolucionarias de la zona. «Cualquier crítica contra el matrimonio de Mao con Zizhen es irresponsable, y carece de la adecuada perspectiva histórica.»