Выбрать главу

– Suena a La casa de Bernarda Alba…

– ¿La has leído?

– No, pero la he visto representada alguna vez.

– ¿En español?

– No, en inglés. En Londres.

– ¿Lorca está traducido al inglés?

– Por supuesto.

– Pues sí, ahora que lo dices, no lo había pensado, pero sí, se trata de una situación parecida. Con una Aneyma en lugar de una Angustias. Aneyma era la heredera del dinero de su madre, y el padre sólo lo controlaba en usufructo. Toda esa familia vivía de prestado, en realidad, porque el padre actuaba como gestor de los bienes de la hija, que ella heredaría a los veintiún años, la mayoría de edad entonces. Así que debía de ser una situación muy rara, lo de vivir todos a costa del dinero de una niña a la que odiaban. Además, como ya te he dicho, tu abuela, la madre de tu padre, debía de tener un carácter insufrible y tiránico, y allí vivían todos bailando al son de los caprichos de la vieja. Aneyma, en particular, era un poco como la Cenicienta: cocinaba, planchaba y lavaba para los hermanos, que no hacían nada y la tenían vigiladísima. Con la excusa de que era tan guapa y llamativa no la dejaban salir sola ni para comprar pan. Iba siempre acompañada de su madrastra, que le ponía cara de perro a cualquiera que osara piropear a la niña o mirarla más largamente de lo que se consideraba decoroso.

– Y ¿todo eso os lo contó aquella señora? ¿Cómo sabía tanto de mi madre?

– Yaiza era la vecina de tu madre, su íntima amiga. Su única amiga, en realidad, porque, como te he dicho, Aneyma vivía muy controlada y sobreprotegida, casi nunca salía sola de casa y tenía pocas posibilidades de hacer amigos. Era muy buena estudiante y, como había sido la madre, también muy inteligente. Aneyma y Yaiza tenían la misma edad. Todas las mañanas y todas las tardes hacían juntas, caminando, la ruta del colegio a casa, y viceversa. Sólo había un colegio en Candelaria. Y a partir de los ocho años Yaiza pasaba casi todas las tardes con Aneyma haciendo los deberes, porque Aneyma era la mejor estudiante de su clase, y Yaiza iba muy retrasada. Se estableció entre ellas un vínculo muy estrecho, una especie de hermandad, así que la una ayudaba a la otra. En realidad, Yaiza se convirtió en la hermana que Aneyma nunca tuvo…

– ¿Yaiza era morena?

– Sí, sí…, muy morena, de ojos negros. Piel canela. Aunque supongo que el cabello lo llevaba teñido cuando nosotras la vimos. Ya era muy mayor para no tener canas.

– Morena de ojos negros, como tú.

– Pues sí… ¿Por qué lo preguntas?

– Estaba pensando en lo que has dicho antes de que acabamos repitiendo los comportamientos de nuestros padres, incluso si no los hemos conocido. Porque Aneyma también se buscó una hermana sustituía. Quiero decir, ¿no es algo parecido a la relación que Cordelia tenía contigo? Una rubia y una morena…

– Pues no había reparado en ello, la verdad. Pero supongo que a Cordelia le habría hecho gracia oírlo. Y ahora que lo dices… Sí, la verdad es que podría decirse que Yaiza v yo guardábamos cierto parecido. Es curioso.

– ¿Qué más os contó la mujer?

– Pues que desde muy pequeña Aneyma sabía que el dinero de la familia era suyo. El caso es que en la España franquista las mujeres solteras no podían disponer de cuenta corriente, no podían tocar su propio dinero sin permiso de su tutor o de su marido, y esto no cambió hasta la muerte de Franco, creo. Así que la abuela de Aneyma tenía muy claro que. si querían seguir disponiendo del dinero de Aneyma sin controles y con desahogo, había que buscarle a la niña un marido dócil para que el matrimonio se quedara a vivir con ellos y ella pudiera seguir mangoneando el dinero de su nieta. Y es curioso que la niña lo supiese. Supongo que los niños se enteran de muchas más cosas de las que los adultos creen. Captan conversaciones que no deberían oír, o que los adultos creen que, debido a su edad, no van a entender, infravalorando la capacidad de los niños para asimilar y captar conceptos. Y Aneyma no decía nada en casa, pero tenía muy claro que allí no quería quedarse, y que su única salida iba a ser la de buscarse un marido que no le gustara nada a su familia pero sí a ella. En realidad, no podía prever que a la muerte del dictador las cosas cambiarían y que ella, a diferencia de su madre y su abuela, gozaría pronto de su legítimo derecho a disponer de su propio dinero. Entretanto, ella callaba, no se hacía notar, no discutía, y sólo se abría con su amiga y confidente, la única que sabía que en realidad Aneyma era mucho más fuerte y más lista de lo que la familia podía siquiera imaginar.

»Cuando acabó la secundaria, Aneyma quería ir a la universidad. Entonces algunas chicas de buena familia canaria iban a estudiar a La Laguna, o a Madrid o a Barcelona. Había muchas residencias regentadas por monjas para señoritas católicas, con estrictos horarios y vigilancia. Con todo, la familia se negó. Y eso que Aneyma tenía las mejores notas no sólo de su clase, sino de todo el colegio, y había mostrado siempre un comportamiento intachable. Y, como en aquel entonces la mayoría de edad no se alcanzaba hasta los veintiún años, y aun así las mujeres solteras menores de veinticinco tenían que acatar por ley una serie de restricciones debidas al recato femenino que entonces se imponía, Aneyma no encontró manera de rebelarse contra la decisión de su abuela. Fue en aquel momento cuando decidió que se casaría con el primer hombre que encontrara dispuesto a sacarla de aquella casa, siempre que se tratara de un hombre tranquilo y dulce como su padre, o eso fue al menos lo que le dijo a Yaiza.

– Entonces, ¿mi madre tuvo otro marido canario, antes que mi padre?

– No, qué va. No he acabado de contarte la historia… La propia Yaiza, que tenía una familia muy abierta y que por tanto salía por Candelaria como cualquier chica de su edad y conocía a todos los muchachos casaderos (que por entonces no debían de ser tantos ya que, como te he dicho, Candelaria era pequeño), hizo una lista de los que podrían interesarle a Aneyma. Los que tenían un carácter más tranquilo, más dulce. El atractivo físico no contaba nada en aquella lista porque Aneyma, como te he explicado, no buscaba un gran amor, sólo quería salir de aquella casa. Y no quería pasar de las manos de una tirana a las de un tirano. Cuando ya tenían hecha una lista de cinco candidatos, Yaiza organizó la manera de que Aneyma los conociera. Verás, en el pueblo hay una tradición en la fiesta de la Virgen de la Candelaria. Ésta Virgen es la patrona de Canarias, en todo el archipiélago hay una devoción enorme hacia ella y se organizan unas fiestas sonadísimas en su honor, que parece que tienen su origen en antiguos ritos guanches de la celebración del verano. En la noche del 14 al 15 de agosto se realiza la Caminata a Candelaria con gentes venidas de todas las islas y de fuera de ellas, y por supuesto de Tenerife. Cada 14 de agosto se celebra una romería, y hay fiesta toda la noche, hasta la mañana siguiente, cuando se pasea a la Virgen por todo el pueblo. No sabes lo importante que es la fiesta. Viene el obispo, personalidades de toda Canarias… Esa noche todo el pueblo participa en la romería, hasta los niños pequeños. Incluso una chica tan controlada y tan vigilada como Aneyma pasaría la noche en vela. Y, por supuesto, la vigilancia se relajaría, porque el padre se iría a beber y la abuela se quedaría medio dormida en la plaza, en su silla de enea, a las tantas de la noche, como llevaba haciendo tantos años. Si había alguna ocasión en la que Aneyma conociera a algún hombre que le gustara, tenía que ser aquella noche.