– ¿Qué ha hecho? -pregunta Serena Joy. Entonces no fue ella quien los llamó. No sé lo que me reservaba, pero se trataba de algo más privado.
– No podemos decirlo, señora -dice el que va delante de mí-. Lo siento.
– Quiero ver la autorización -dice el Comandante-. ¿Tenéis autorización legal?
Ahora podría empezar a gritar, agarrarme a la barandilla, renunciar a toda dignidad. Podría detenerlos, al menos un momento. Si son los auténticos, se quedarán, de lo contrario echarán a correr. Y me dejarán aquí.
– No la necesitamos, señor, pero todo está en orden -dice el mismo hombre-. Violación de secretos de estado.
El Comandante se lleva una mano a la cabeza. ¿Qué he estado diciendo, y a quién, y cuál de sus enemigos lo ha descubierto? Probablemente ahora su seguridad estará en peligro. Estoy más arriba que él, mirándolo; y se está encogiendo. Entre ellos ya ha habido purgas, y habrá algunas más. Serena Joy empalidece.
– Zorra -me insulta-. Después de todo lo que hizo por ti.
Cora y Rita llegan corriendo desde la cocina. Cora está deshecha en llanto. Yo era su esperanza, y la he defraudado. Nunca tendrá niños.
La furgoneta espera en el camino de entrada, con las puertas dobles abiertas. Los dos hombres -ahora uno a cada costado- me cogen de los brazos y me ayudan a subir. No tengo manera de saber si éste es mi fin o un nuevo comienzo: me he entregado a unos extraños porque es inevitable.
Subo y penetro en la oscuridad del interior; o en la luz.
NOTAS HISTÓRICAS
NOTAS HISTÓRICAS SOBRE
EL CUENTO DE LA CRIADA
Transcripción parcial de las actas del Duodécimo Simposio de Estudios Gileadianos, celebrado como parte del Congreso de la Asociación Histórica Internacional que tuvo lugar en la Uni versidad de Denay, Nunavit, el 25 de junio de 2191.
Presidente: Profesora Maryann Crescent Moon (Maryann Luna Creciente) del Departamento de Antropología Caucasiana de la Universidad de Denay, Nunav it.
Orador inauguraclass="underline" Profesor James Darcy Pieixoto, Director de los Archivos- del Siglo Veinte y Veintiuno, de la Universidad de Cambridge, Inglaterra.
CRESCENT MOON:
Estoy encantada de darles la bienvenida a todos, y satisfecha al comprobar que muchos de ustedes asisten al discurso sin duda fascinante y provechoso del Profesor Pieixoto. Los miembros de la Asociación Gileadiana de Investigación consideramos que este período merece un estudio más exhaustivo, en la medida en que fue responsable de la modificación del mapa del mundo, sobre todo en este hemisferio.
Pero antes de pasar a ello, quisiera hacer algunos anuncios. La expedición de pesca saldrá mañana, como estaba programado, y para aquellos que no hayan traído un adecuado equipo para la lluvia y repelente de insectos, les informo que pueden conseguirlos con cargo a su cuenta en la recepción. La Marcha de la Naturaleza y el Desfile al Aire Libre de Trajes de época han sido postergados para pasado mañana ya que nuestro infalible Profesor Johnny Running Dog (Johnny Perro Corredor) nos ha anunciado que para entonces se producirá un cambio del tiempo.
Permítanme recordarles el resto de las actividades patrocinadas por la Asociación Gileadiana de Investigación y que ustedes pueden realizar durante este congreso como parte de la programación de este Duodécimo Simposio. Mañana por la tarde, el Profesor Gopal Chatterjee, del Departamento de Filosofía Occidental de la Universidad de Baroda de la India, disertará sobre «Los elementos Krishna y Kali en la Religión Estatal del Período Primitivo de Gilead», y el jueves por la mañana intervendrá la Profesora Sieglinda Van Buren, del Departamento de Historia Militar de la Universidad de San Antonio, República de Texas. La Profesora Van Buren ofrecerá lo que, sin duda, será una fascinante conferencia ilustrada sobre «La Táctica de Varsovia: la Política de Cerco del Núcleo Urbano en las Guerras Civiles Gileadianas». Estoy segura de que todos querremos asistir.
También debo recordarle a nuestro orador inaugural, aunque estoy segura de que no es necesario, que se ciña al tiempo que le ha sido asignado, porque queremos dedicar una parte a las preguntas, y supongo que nadie querrá perderse el almuerzo, como ocurrió ayer. (Risas.)
El Profesor Pieixoto prácticamente no necesita presentación ya que es bien conocido por todos nosotros, si no personalmente, al menos a través de sus numerosas publicaciones. Entre ellas se incluyen «Las leyes suntuarias a través de las épocas: un análisis de documentos», y el ya conocido estudio «Irán y Gilead: dos monoteocracjas de finales del siglo veinte vistas a través de los diarios». Como todos ustedes saben, es co-director, junto con el Profesor Knotly Wade (Ánade Nudoso), también de Cambridge, del manuscrito que hoy nos ocupa y colaboró en la transcripción, en los comentarios y en la publicación del mismo. El título de esta charla es «Problemas de autenticación con relación a El cuento de la criada».
Profesor Piejxoto.
(Aplausos.)
PIEIXOTO:
Gracias. Estoy seguro de que todos disfrutamos del té helado de la cena de anoche y que ahora estamos disfrutando en igual medida de nuestra ardiente presidenta. Utilizo la palabra «disfrutar» en dos sentidos excluyendo, naturalmente, el tercero, ya obsoleto. (Risas.)
Pero seamos serios. Desearía, tal como indica el titulo de esta pequeña charla, considerar algunos de los problemas vinculados con el su puesto manuscrito que ya es bien conocido de todos ustedes y que lleva el titulo de El cuento de la criada. Digo supuesto porque lo que tenemos ante nosotros no es el artículo en su forma original. En términos estrictos, cuando lo descubrimos no era en absoluto un manuscrito, y no llevaba titulo. La inscripción «El cuento de la criada» le fue añadida por el Profesor Wade, en parte como homenaje al grau Geoffrey Chaucer; pero aquellos de ustedes que como yo conocen al Profesor Wade más de cerca, me comprenderán cuando digo que estoy seguro de que todos los juegos de palabras fueron intencionados, sobre todo el que tiene que ver con el significado vulgar de la palabra cuento siendo hasta cierto punto la base de sustentación de esa fase de la sociedad gileadiana de la que trata nuestra saga. (Risas, aplausos.)
Este artículo, no me atrevo a utilizar la palabra documento, fue descubierto en el emplazamiento de lo que otrora fue la ciudad de Bangor, en lo que, en la época anterior al comienzo del régimen gileadiano, habla sido el estado de Maine. Sabemos que esta ciudad fue un importante apeadero de lo que nuestra autora denomina «el Tren Metropolitano de las Mujeres», ya que algunos de nuestros bromistas historiadores le dieron el apodo de «el Tren Metropolitano de las Gachís». (Risas y silbidos.) Por esta razón, nuestra Asociación se ha interesado especialmente en él.
El artículo en su estado original se componía de una caja de zapatos de las de metal, para uso del Ejército de Estados Unidos, quizá hacia mil novecientos cincuenta y cinco. Este hecho en sí mismo no tiene por qué ser significativo, pues es sabido que estas cajas de zapatos se vendían frecuentemente como «desechos del ejército», y por lo tanto pueden haber quedado dispersadas. Dentro de esta caja de zapatos, precintada con cinta adhesiva como la que se usaba antiguamente para los paquetes postales, había aproximadamente treinta casetes, del tipo de las que se volvieron obsoletas alrededor de los ochenta o los noventa, con la llegada de los discos compactos.