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Señor Burke: ¿No a la señora Tannenbaum?

Señor Smythe: No, me imaginé que no serviría de mucho.

Señor Burke: ¿Por qué?

Señor Smythe: Digamos que la señora Tannenbaum no tiene mucha cabeza para los negocios.

Más risas, a expensas esta vez de la cabeza hueca.

Señor Burke: ¿Y cuál fue la respuesta del señor Tannenbaum?

Señor Smythe: No recuerdo sus palabras exactas, pero siguiendo la costumbre que tenía con casi todas las facturas de su esposa, me dijo que la pagara.

Señor Burke: ¿Con casi todas? ¿Había excepciones?

Señor Burke: Recuerdo que en una ocasión se negó a pagar un cargo de doce mil dólares por una alfombrilla de baño en forma de elefante. Le pareció un poco extravagante, y la obligó a que la devolviera.

Señor Burke: Entiendo. De todos modos, cuando el señor Tannenbaum le dijo que pagara la factura del seguro, ¿qué hizo usted?

Señor Smythe: La pagué.

Señor Burke: ¿Y cómo lo hizo?

Señor Smythe: Extendí un cheque, firmé en lugar de la señora Tannenbaum y lo envié.

Señor Burke: ¿Y el cheque que usted firmó y envió es el mismo que consta como prueba de la defensa, la prueba B?

Señor Smythe: Sí.

Y así, el último de los sospechosos de la lista de Jaywalker fue tachado de la lista.

Burke tenía una testigo más, y después del descanso, la llamó a declarar. Miranda Thomas, una mujer de unos treinta o cuarenta años, con un ligero acento jamaicano. Era empleada de la Compañía de Seguros Equitable Life. Burke le pidió que identificara la prueba A de la defensa, y ella confirmó que era una póliza de seguro de vida de Barry Tannenbaum, con fecha de vencimiento, suscrita por su esposa, Samara Tannenbaum. Después hizo que identificara la prueba B de la defensa, el cheque por valor de veintisiete mil dólares.

Señor Burke: Ha usado la palabra «vencimiento» hace unos instantes. ¿Qué es un seguro con fecha de vencimiento?

Señora Thomas: Un seguro con fecha de vencimiento tiene efecto por un determinado periodo de tiempo. Durante ese periodo y los periodos de renovación subsiguientes, el seguro pagaría la cantidad estipulada en la póliza en caso de muerte. Sin embargo, al contrario que en un seguro vitalicio, un seguro con fecha de vencimiento no genera patrimonio con el que se pueda avalar un préstamo. Al final del periodo de vencimiento, a menos que se renueve, no tiene valor.

Señor Burke: ¿Y cuál era el periodo de duración de este seguro en particular?

Señora Thomas: Seis meses.

Señor Burke: ¿Es una duración normal para un seguro de vida?

Señora Thomas: No. Es mucho más común una duración de un año. Nosotros podemos hacer un seguro de seis meses si alguien nos lo pide, pero con ciertas condiciones.

Señor Burke: ¿Qué condiciones?

Señora Thomas: De vez en cuando, la gente nos solicita un seguro de vida de corta duración cuando van a salir al extranjero, o cuando van a desempeñar una ocupación peligrosa. Si va a ir al espacio, por ejemplo, puede que una persona desee suscribir un seguro de este tipo.

Señor Burke: Que usted sepa, ¿tenía pensado el señor Tannenbaum salir al espacio?

Señora Thomas: No, que yo sepa.

Señor Burke: ¿Conoce usted, por casualidad, la fecha de la muerte del señor Tannenbaum?

Señora Thomas: Sí, la tengo aquí, en mis notas.

Señor Burke: ¿Cuánto tiempo antes de la muerte del señor Tannenbaum se solicitó esta póliza de seguros?

Señora Thomas: Deje que lo consulte… Treinta y tres días antes.

Señor Burke: ¿Y cuándo se pagó?

Señora Thomas: Veintisiete días antes.

Señor Burke: ¿Y cuándo se emitió?

Señora Thomas: Veintidós días antes. Aunque, por regulación, debería haberse emitido el mismo día en que el cheque se envió por correo y se mataselló. Así que, veintisiete días antes.

Señor Burke: ¿Sabe si el señor Tannenbaum tuvo que hacerse un examen médico antes de que la póliza se emitiera?

Señora Thomas: No, no tuvo que hacérselo.

Señor Burke: ¿Por qué no?

Señora Thomas: Porque el seguro se redactó con ciertas causas de exclusión, como por ejemplo, la muerte causada por condiciones médicas anteriores a la fecha de la póliza. Como puede ver en el documento, algunas de ellas están mecanografiadas bajo el historial médico. En concreto, si el señor Tannenbaum hubiera muerto de cáncer o debido a una enfermedad cardiaca, la compañía no habría tenido que liquidar la póliza.

Señor Burke: ¿No le parece que son unas exclusiones demasiado importantes?

Señor Jaywalker: Protesto.

El Juez: Aceptada.

Señor Burke: De no haber muerto el señor Tannenbaum durante el periodo de validez de la póliza, y en caso de que la señora Tannenbaum hubiera decidido renovar el seguro, ¿habría tenido la prima el mismo valor?

Señora Thomas: No. A medida que el señor Tannenbaum envejeciera, la prima se habría incrementado en cada renovación, y al final se habría convertido en una cantidad prohibitiva.

Señor Burke: Así pues, como inversión a largo plazo, ¿tiene sentido suscribir esta póliza?

Señora Thomas: No, en absoluto. Sólo tiene sentido si uno teme que es probable que el individuo vaya a morir pronto.

Señor Burke: Pero no de cáncer.

Señora Thomas: Exacto.

Señor Burke: Y no de enfermedad cardiaca.

Señora Thomas: Exacto.

Señor Burke: ¿Llegó el momento en el que la Compañía de Seguros Equitable Life conoció la noticia de la muerte del señor Tannenbaum?

Señora Thomas: Sí.

Señor Burke: ¿Fue a causa de que alguien solicitara cobrar la póliza?

Señora Thomas: No, todavía no se ha reclamado el pago, que yo sepa.

Señor Burke: ¿Cuánto tiempo hay para reclamarlo?

Señora Thomas: La póliza dice que siete años, pero los tribunales dicen que el pago se puede reclamar siempre.

Señor Burke: Entonces, ¿cómo conoció la compañía de seguros la noticia de la muerte del señor Tannenbaum?

Señora Thomas: Me imagino que como todos los demás fallecimientos. Alguien de la compañía lo leyó en el periódico o lo vio en las noticias.

Señor Burke: ¿Y en ese momento, alguien se dio cuenta de que tenían una póliza de veinticinco millones de dólares por la vida de ese señor?

Señora Thomas: Sí, algo así. El agente que emitió la póliza, el señor Garibaldi, se dio cuenta de ello.

Señor Burke: ¿Y qué hizo el señor Garibaldi en ese momento?

Señora Thomas: Informó a su supervisor.

Señor Burke: ¿Y qué hizo su supervisor?

Señora Thomas: Telefoneó al fiscal del distrito. Le pareció bastante sospechoso que…

Señor Jaywalker: Protesto.

El Juez: Aceptada en cuanto a lo que sigue a «Telefoneó al fiscal del distrito». El resto no será tenido en cuenta por los miembros del jurado.

Sin embargo, el resto quedó en el aire, esperando a que los miembros del jurado terminaran la frase por sí mismos. Burke se sentó en su mesa, casi incapaz de contener una sonrisa triunfante. Jaywalker había trabajado mucho para preparar al jurado para aquel testimonio en concreto. Había mencionado el asunto de la póliza de seguros durante la selección de sus miembros, y lo había repetido varias veces. Había hablado de ello durante su declaración de apertura, e incluso había intentado debilitar su efecto con las preguntas que le había hecho al testigo anterior, el señor Smythe. Sin embargo, ninguno de sus intentos había conseguido preparar al jurado para lo devastadoras que eran aquellas pruebas para Samara.

Aquél era todo un móvil de asesinato. Ella había apostado veintisiete mil dólares de su propio dinero con la esperanza de ganar veinticinco millones de dólares por la muerte, en menos de seis meses, de su marido. No de cáncer, ni de corazón, de las enfermedades conocidas de Barry, y de causas por las que la gente moría a menudo. ¿Qué quedaba entonces? ¿Carreras de camiones? ¿Un rayo? ¿Una mordedura de serpiente? ¿Combustión espontánea?