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Sorak bajó los ojos hacia la espada, luego los levantó para mirar a Lyra con expresión perpleja.

– Pero… ¿por qué me la dio, entonces?

– Porque sabía que yo lo aprobaría -respondió Lyra, con una sonrisa-. Varanna comprendió por qué te había llevado a ella. Hace diez años, cuando oí tu llamada, sentí tu poder. Y, cuando te encontré, percibí lo que eras… y lo que podrías llegar a ser. La espada ha sido un lazo especial entre Varanna y yo, pero la tenía sólo en depósito.

– ¿Para mí? -inquirió Sorak, contemplándola con expresión sorprendida-. Pero yo no pertenezco a la casa real elfa. Si la estirpe se extinguió con Alaron, como dices, entonces yo no puedo tener ningún derecho sobre esta espada. Y ni siquiera soy un elfo puro.

– No obstante, corre sangre elfa por tus venas -dijo Lyra-, y Alaron sabía que Galdra jamás pasaría a su sucesor puesto que el linaje moría con él. Su única esperanza era que algún día apareciera alguien digno del arma. Varanna creyó que tú eras digno de ella, y yo percibo el potencial que hay dentro de ti, pero aún debes probar esa valía. No a mí y tampoco a Varanna, sino a ti mismo y a la espada. Buscas respuestas a la cuestión de tu origen que yo no puedo darte, pero sí sé quién puede hacerlo. Tan sólo la magia preservadora del Sabio es lo bastante poderosa y pura para ayudarte. Pero antes deberás buscarlo, y en tu búsqueda le serás útil a él, a mí y a tus antepasados.

– ¿Cómo?

– Aliándote con él contra los profanadores -contestó Lyra-. El Sabio es muy poderoso, pero tiene muchos enemigos, motivo por el que debe permanecer escondido y aislado. El sendero de la metamorfosis para convertirse en avangion es largo y arduo, y conlleva mucho dolor y sufrimiento. Cada fase de la transformación requiere rituales que se tarda años en realizar. La distracción es el enemigo de todo mago, y no existe distracción tan grande como ser buscado por aquellos que desean arrebatarte la vida. El Sabio es el mago más buscado de todo Athas, pues representa una amenaza al poder de los profanadores. Y sin embargo es también el más vulnerable, ya que, si dirigiera sus energías contra los profanadores, ello interferiría con el proceso de transformación. Recuerda también que los profanadores pueden acumular su poder mucho más deprisa que aquellos que siguen la Senda del Protector, y, mientras el Sabio trabaja para completar su metamorfosis, los poderes aliados contra él se vuelven más fuertes aún.

– Sigo sin ver qué parte tengo yo en todo esto -protestó Sorak.

– Tu parte ya ha sido escrita por los hados, Sorak -respondió ella-. Las villichi te han educado en la Disciplina del Druida, para seguir la Senda del Protector. En sí mismo, ello te coloca ya en oposición a los profanadores. Al buscar al Sabio, también debes unirte a él, ya que es el único modo de que puedas encontrarlo; pero te advierto que no será una tarea fácil y que resultará peligrosa. Aquellos que buscan al Sabio para matarlo también te buscarán a ti, de la misma forma en que persiguen a los miembros de la Alianza del Velo y a todos los protectores que luchan en su contra.

– De modo que mi papel es apoyar a la Alianza del Velo y a todos aquellos que se enfrentan a la magia profanadora mientras busco a este mago eremita -dijo Sorak-. Me dices que para encontrarlo tengo que conseguir de alguna forma que se dé cuenta de que lo busco, y demostrarle mi valía mediante actos en contra de sus enemigos.

Lyra asintió.

– Recuerda que todos los reyes-hechiceros, sus templarios y sus secuaces hace ya muchos años que buscan al Sabio, y han utilizado tanto la magia como el subterfugio en sus esfuerzos.

– Así que demostrar quién soy no será fácil -repuso Sorak con un movimiento de cabeza-. Comprendo.

– Existe, claro está, otra posibilidad -continuó Lyra-. Todo depende de ti. Tu vida es tuya para dirigirla como quieras. Quizás exista un modo de que encuentres las respuestas a tus preguntas sin tener que consultar al Sabio. O a lo mejor, al saber lo que arriesgas, ya no consideres tan importantes esas preguntas. Cuando te marches de aquí podrás elegir seguir un camino diferente y no tomar parte en el conflicto por el alma de Athas. Eso eres tú quien debe decidirlo, y, si ésa es tu elección, yo la respetaré. Todo lo que debes hacer en ese caso es devolverme a Galdra, y serás libre de hacer lo que desees.

Sorak levantó la espada y sostuvo la vaina sobre las palmas de las manos mientras la contemplaba con intensidad.

– No -dijo por fin-. De no haber sido por ti, habría muerto en el desierto. Y, si no hubiera sido por la señora Varanna, no habría tenido un hogar durante estos últimos diez años. Y, de no ser por estas preguntas que me han atormentado toda mi vida, podría haber dispuesto de un poco de paz de espíritu. Me quedaré con el arma y acometeré esta tarea. -Sonrió con ironía-. Además, no tengo nada mejor que hacer.

– Jamás dudé ni por un momento que no fueras a responder así -dijo ella con una risita satisfecha.

– Pero ¿cómo he de iniciar la búsqueda? -inquirió Sorak.

– Encamínate a la ciudad más cercana -indicó Lyra-, que en este caso es Tyr, situada hacia el oeste en un valle en las estribaciones de estas montañas. Cuando llegues a los cerros inferiores, encontrarás senderos que conducen a la ciudad, y podrás divisarla desde la loma. La ciudad de Tyr fue gobernada por un rey-hechicero llamado Kalak, pero lo asesinaron y su jefe de templarios, Tithian, intentó sucederlo. Ahora es Tithian quien ha desaparecido y la ciudad la gobierna un consejo de asesores, cuyos jefes disfrutan del apoyo de la gente. No obstante, se trata de un gobierno inestable, y los profanadores que siguen en Tyr intentarán sin duda derrocarlo; por si esto fuera poco, las otras ciudades se han enterado de que Tyr ya no posee un rey-hechicero, y de que Tithian y el resto de los templarios de Kalak ya no gobiernan. Es posible que la ciudad esté a punto de ser invadida. Sin duda será un lugar de intrigas, con muchas facciones compitiendo por el poder, y a los recién llegados se los mirará con suspicacia. Se é precavido. Recuerda que has llevado una vida de reclusión entre las hermanas villichis, y una ciudad como Tyr ofrece innumerables tentaciones y está repleta de criminales de todo tipo. No confíes en nadie, busca motivos ocultos tras toda oferta amistosa y, sobre todo, vigila tu espalda.

– Lo haré -aseguró Sorak-. ¿Qué debo hacer cuando llegue a Tyr?

– Debes intentar entrar en contacto con la Alianza, del Velo -indicó Lyra-. No será fácil. Kalak está muerto, Tithian ha desaparecido y el poder de los templarios ha sido doblegado, pero los que componen la Alianza del Velo han visto cambiar el poder en demasiadas ocasiones para salir al descubierto. Estarán en guardia, y recuerda que no tienen ningún motivo para confiar en ti. Por lo que saben, podrías ser un espía enviado a infiltrarse en su red clandestina. No te recibirán con los brazos abiertos. Debes esperar que te pongan a prueba.

– Suena muy diferente de la vida que he conocido -suspiró Sorak.

– Y lo es -asintió Lyra-. Pero, si buscas respuestas a tus preguntas y un propósito a tu vida, debes estar preparado para nuevas experiencias. En muchas cosas, estás mejor preparado que la mayoría, ya que te han adiestrado y educado en las artes del combate y los poderes paranormales; pero descubrirás que es bastante diferente intentar sacar partido de esa educación en el mundo exterior. Anda con cuidado y piensa bien las cosas.

– Lo haré -afirmó Sorak-. ¿Te volveré a ver?

– Quizá. -Lyra sonrió-. Si no, ya sabes dónde puedes encontrarme… cada año por estas fechas. Y, si no me presento a mi peregrinaje anual, entonces sabrás que he muerto.

– Quiero darte las gracias por tu ayuda y tu bondad para conmigo -dijo Sorak-. Te debo la vida. Eso es algo que nunca olvidaré. Si alguna vez hubiera algo que pudiera hacer por ti…

– Ten éxito en tu tarea y sigue la Senda del Protector -repuso Lyra-. Eso es todo lo que pido. Hazlo, y me consideraré pagada.