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Me explicó que era posible hacer que en vez de la pared de niebla apareciese cualquier otra cosa, pero que los videntes han optado por acentuar lo que consume menor energía: visualizar ese lindero como una pared de niebla no cuesta ningún esfuerzo.

Lo que existe más allá de la segunda línea divisoria es conocido por los videntes como la segunda atención, o el otro yo, o el mundo paralelo; y el acto de traspasar los dos linderos es conocido como "cruzar las líneas paralelas".

Don Juan pensaba que yo podía asimilar este concepto más firmemente si me describía cada dominio de la conciencia como una predisposición perceptual específica. Me dijo que en el territorio de la conciencia de la vida cotidiana, nos hallamos inescapablemente enredados en la predisposición perceptual de la primera atención. A partir del momento en que el primer anillo de poder empieza a construir desnates, la manera de construirlos se convierte en nuestra predisposición perceptual normal. Romper la fuerza unificadora de la predisposición perceptual de la primera atención implica romper la primera línea divisoria. La predisposición perceptual normal pasa entonces al área intermedia que se halla entre las líneas paralelas. Uno continúa construyendo desnates casi normales durante un tiempo. Pero conforme se aproxima uno a lo que los videntes llaman la segunda línea divisoria, la predisposición perceptual de la primera atención empieza a ceder, pierde fuerza. Don Juan decía que esta transición está marcada por una repentina incapacidad de recordar o de comprender lo que se está haciendo.

Cuando se alcanza la segunda línea divisoria, la segunda atención empieza a actuar sobre los guerreros que llevan a cabo el viaje. Si éstos son inexpertos, su conciencia se vacía, queda en blanco. Don Juan sostenía que esto ocurre porque se están aproximando a un espectro de las emanaciones del Águila que aún no tienen una predisposición perceptual sistematizada. Mis experiencias con la Gorda y la mujer nagual más allá de la pared de niebla era un ejemplo de esa incapacidad. Viajé hasta el otro yo, pero no pude dar cuenta de lo que había hecho por la simple razón de que mi segunda atención se hallaba aún informulada y no me daba la oportunidad de organizar todo lo que había percibido.

Don Juan me explicó que uno empieza a activar el segundo anillo de poder forzando a la segunda atención a despertar de su estupor. El bloqueo funcional del primer anillo de poder logra esto. Después, la tarea del maestro consiste en recrear la condición que dio principio al primer anillo de poder, la conclusión de estar saturado de intento. El primer anillo de poder es puesto en movimiento por la fuerza del intento dado por quienes enseñan a desnatar. Como maestro mío él me estaba dando, entonces, un nuevo intento que crearía un nuevo medio perceptual.

Don Juan decía que toma toda una vida de disciplina incesante, que los videntes llaman intento inquebrantable, preparar al segundo anillo de poder para que pueda construir desnates del otro nivel de emanaciones del Águila. Dominar la predisposición perceptual del yo paralelo es una hazaña. de valor incomparable que pocos guerreros logran. Silvio Manuel era uno de esos pocos.

Don Juan me advirtió que no se debe intentar dominarla deliberadamente. Si esto ocurre, debe de ser mediante un proceso natural que se desenvuelve sin un gran esfuerzo de nuestra parte. Me explicó que la razón de esta indiferencia estriba en la consideración práctica de que al dominarla simplemente se vuelve muy difícil romperla, pues la meta que los guerreros persiguen activamente es romper ambas predisposiciones perceptuales para entrar en la libertad final de la tercera atención.

FIN