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El tipo del pelo arenoso que estaba sentado con aspecto meditabundo se volvió rápidamente y se quedó boquiabierto.

—¡Nuel! ¡Eres tú! ¡Oh, Dios, me alegro de ver a un camarada terrestre!

Bernald Brady parecía molesto y exhausto. Tenía un chichón en la frente, y su típica expresión despectiva había pasado a ser de alivio y alegría aparentemente sinceros al ver a Dennis.

Linnora y Arth entraron entonces en la tienda. Los ojos de Brady se ensancharon al ver la criatura encaramada en el hombro de Arth. El hombre retrocedió.

Al parecer, el cerduende recordaba también a Brady. Siseó con desprecio y enseñó los dientes. A1 final, Arth tuvo que sacarlo fuera.

Cuando se marcharon, Brady se volvió implorante hacia Dennis.

—¡Nuel, por favor! ¿Puedes decirme qué está pasando aquí? ¡Este lugar es una locura! Primero encuentro el zievatrón hecho pedazos, y tu extraña nota. Luego todo mi equipo muestra signos de funcionar de una manera rara.

Al final acaba golpeándome la cabeza un tipo que actúa como si fuera primo de Dios y hace que un puñado de matones me despojen de todas mis cosas…

—¿Se llevaron tus armas? Me lo temía. —Dennis hizo una mueca. Kremer tenía ya su pistola de agujas, y no podía imaginar qué otras armas habría traído consigo el siempre cauteloso Brady. Sin duda no había dudado en la calidad del equipo que traía para sí. Con todo aquel material, Kremer podría seguir siendo un problema a tener en cuenta.

—¡Me lo robaron todo! —gruñó Brady—. ¡Desde mi hornillo de campamento a mi anillo de bodas!

—¿Te has casado? —Dennis alzó las cejas—. ¿Con quién? ¿Alguien que yo conozco?

Brady pareció súbitamente ansioso. Estaba claro que no quería ofender a Dennis.

—Uh, bueno, como no regresabas…

Dennis se le quedó mirando.

—¿Te refieres a Gabbie?

—Bueno, sí. Quiero decir que… llevabas tanto tiempo fuera … Y descubrimos que teníamos muchas cosas en común … bueno, ya sabes. —Alzó la cabeza tímidamente.

También Linnora parecía preocupada.

Dennis se echó a reír.

—No importa, Bernie. En realidad nunca hubo nada entre nosotros. Estoy seguro de que eres más adecuado para ella que yo. Enhorabuena. De verdad.

Brady estrechó la mano de Dennis, inseguro. Su mirada pasó de Dennis a Linnora y de vuelta a Dennis, y pareció comprender la situación.

Pero eso solamente contribuyó a que se sintiera más deprimido. El tipo no sólo sentía miedo y añoraba su hogar. Estaba enamorado.

—Bien, nos encargaremos de que vuelvas con ella lo antes posible —le dijo Dennis a su antiguo rival, compasivo—. Tengo que visitar la Tierra de manera temporal, de todas formas. Me gustaría cambiar unas cuantas obras de arte locales por algunos artículos de ferretería.

Dennis tenía planes. Por el bien de ambos mundos, se aseguraría de que Linsee controlara el zievatrón, restringiendo cuidadosamente el flujo entre mundos. ¡Desde luego, no querían crear paradojas temporales!

Pero, de forma limitada, el comercio sería probablemente beneficioso para ambas realidades.

Brady sacudió la cabeza.

—¡Aunque pudiéramos montar un nuevo mecanismo de retorno con los componentes que enterraste, nunca lo terminaríamos a tiempo! ¡Flaster sólo me dio unos cuantos días de plazo, y están a punto de agotarse!

»Y cuando forzaron el mecanismo de la compuerta, destruyeron los cálculos de calibración. ¡Ni siquiera sé las coordenadas de la realidad de la Tierra!

—Bueno, yo las recuerdo —le aseguró Dennis.

—¿Ah, sí? —Una pizca del familiar sarcasmo de Brady regresó—. Bien, ¿ya has calculado las coordenadas de este lugar de locos? Nunca estuvimos demasiado seguros de ellas en el Laboratorio Uno. Más o menos jugueteamos con las coordenadas. ¡Y ahora también se han perdido!

—No te preocupes. Puedo calcularlas también. Verás, creo que sé no sólo dónde estamos, sino también cuándo.

Brady se le quedó mirando. Y Dennis empezó a explicárselo.

—Piensa en los descubrimientos más importantes de los siglos XX y XXI —sugirió Dennis—. Sin duda, los más espectaculares fueron la bioingeniería y la zievatrónica.

»A finales del año 2000 la física era un callejón sin salida. Oh, había un montón de problemas abstractos, pero nada que pareciera ofrecer un medio de poner otros mundos al alcance de la humanidad. El sistema solar era un lugar yermo, y las estrellas estaban terriblemente lejos.

»Pero recombinando el ADN surgió la posibilidad de crear casi cualquier tipo de forma de vida viable, para cualquier propósito. El trabajo que comenzaba en el Tecnológico Sahariano y otras instituciones cuando estábamos allí parecía conducir a un mundo repleto de maravillas: ¡pollos gigantes, vacas que dieran yogur, incluso unicornios, dragones, y grifos!

»Y luego estaba el zievatrón, que prometía volver a abrir el camino a las estrellas que la relatividad parecía haber cerrado para siempre.

»Ahora imagina ambas tendencias llevadas al futuro.

»Cuando, al cabo de cien años o así, el efecto ziev fue finalmente perfeccionado, grupos de emigrantes viajaron a otros mundos, para colonizarlos o en busca de espacio para sus diversas formas de vida.

»Y entonces no se llevaron muchas herramientas, sólo las mínimas, las que cabían en el zievatrón. Después de todo, cuando puedes crear organismos adaptados para cualquier función, ¿por qué cargar con molestos trozos de metal?

»Robots inteligentes y que se autorreparaban hechos de materia viva te llevaban al trabajo, atendían los campos y limpiaban la casa. Cerebros parlantes grababan tus mensajes y recitaban cualquier información siguiendo tus órdenes. Grandes “dragones” voladores leales hasta la muerte protegían tus nuevas colonias de cualquier peligro. Todos esos organismos especializados se “repostaban” con comida producida en instalaciones especiales.

»Los colonos del futuro no viajaron a las estrellas, ni llevaron consigo frío metal. ¿Para qué iban a hacerlo, cuando les bastaba simplemente con atravesar una puerta para llegar a sus nuevos mundos y diseñar criaturas aptas para cualquier función?

Brady se rascó la cabeza.

—Eso es especular mucho, Nuel. No puedes decir qué va a pasar en el futuro.

—Oh, claro que puedo —dijo Dennis con una sonrisa—. ¡Porque es esto! ¡Estamos en el futuro, Brady!

El otro se le quedó mirando.

—Imagina a un grupo de colonos que pertenece a un sector marginal que alberga sentimientos contrarios a las máquinas —dijo Dennis.

»Digamos que este grupo encuentra un mundo maravilloso, accesible a través del zievatrón. Ahorran para pagar los gastos de transmisión y luego cambian la complicada sociedad de la Tierra por este paraíso, cerrando la puerta tras ellos.

»Al principio todo va bien. ¡Luego, de repente, las complicadas criaturas fruto de la bioingeniería de las que dependen empiezan a morir!

»Sus científicos encuentran finalmente la causa. Es una plaga, creada por otra raza que hurga el espacio ziev, con la que el hombre ha tenido sus escaramuzas durante varios siglos. Los enemigos son los blecker, y han elegido este aislado reducto de la humanidad para probar su nueva arma.

»Los blecker liberaron una enfermedad en Tatir, que es como se llama el mundo.

»La plaga no podía matar ninguna forma de vida capaz de existir independientemente, capaz de sobrevivir por sí misma en la naturaleza salvaje, pero destruyó el suministro de comida sintética. Sin ese alimento, los delicados simbiontes de los que dependía la civilización de los colonos quedaron condenados.

»Los científicos de Tatir descubrieron el ataque demasiado tarde para detenerlo. La muerte se extendió, empezando por los enormes pero delicados dragones en los que se basaba la defensa del planeta.