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Empezó a ponerse pálida al descubrirlo. La palidez se acentuó al comprobar que no se equivocaba.

Un vértigo absoluto le aceleró la circulación de la sangre a lo largo de su cuerpo. Sintió la presión en las sienes y el bombeo de su corazón latiendo a toda máquina. Los glifos se convirtieron en fantasmas, cuñas que saltaban del papel para picotearle la razón.

– Dios…, papá… -suspiró.

Lo examinó todo por segunda vez, sumando los días, verificando cada dato.

El resultado fue el mismo.

La fecha gregoriana correspondía al domingo 28 de noviembre de 1971.

La primera de las tres fechas posibles en las que había nacido su madre.

Dominó sus emociones, las ganas de llamar ya a David. Pasó a la figura número 2. Era idéntica a la uno salvo por los cuatro últimos glifos. La cuenta larga total era: 12 -17-18-6-0.

Lunes, 29 de noviembre de 1971.

La tercera figura ya no tuvo que calcularla. Era el martes 30 de noviembre de 1971.

Su padre había escrito en maya los tres días del cumpleaños de su madre… y de las hijas de las tormentas.

Joa miró las figuras 4, 5 y 6.

La cuenta larga de la primera era: 12 – 19 – 19 – 17 -18. La cuenta larga de la segunda, la número 5, era: 12 -19 – 19 – 17 – 19. Y la cuenta larga de la número 6 era: 13 -0-0-0-0.

Se quedó perpleja ante la última figura, con la cuenta larga iniciada por un 13 referido al baktún y seguida por cuatro ceros.

Un número muy redondo.

El fin y el comienzo del tiempo. Cuando encontró su equivalente en el calendario gregoriano ya no se sorprendió. De hecho lo esperaba. El domingo 23 de diciembre de 2012. Nueve días después.

La figura número 4 equivalía al viernes 21 de diciembre y la número 5, al sábado 22 de diciembre de 2012.

El 23 de diciembre era el límite para el cual los mayas habían predicho el cambio.

El fin del Quinto Sol.

El fin de la humanidad.

El nuevo comienzo.

Su padre le había dejado una pista, la tumba veintisiete de Palenque, y seis imágenes con seis fechas concretas.

– ¿Por qué?

– ¿Por qué, qué? -esta vez la voz de David la sobresaltó.

– Ven -lo hizo sentarse a su lado.

La obedeció en silencio, sorprendido al ver que no le rechazaba. Pese a la tensión producida por lo que estaban haciendo, le costó dejar de mirarla para concentrarse en sus explicaciones. Su blanca palidez le confería una luz especial, un halo de pureza infinito.

– Las tres primeras figuras de esta hoja corresponden a los días 28, 29 y 30 de noviembre de 1971, posibles fechas del nacimiento y la aparición de mi madre. Las tres de la segunda hoja corresponden al 21, 22 y 23 de diciembre de este año.

No tuvo que explicarle nada más. No sabían qué significaba, pero sí que la proximidad del fin del Quinto Sol lo aceleraba todo.

– ¿Eso es lo que tu padre…?

– Sí.

– ¿Por qué?

– No lo sé. Pero está claro que relaciona la llegada de las hijas de las tormentas con la profecía maya acerca de lo que sucederá dentro de una semana o poco más, entre el 21 y el 23 de diciembre.

– ¿Crees que un rayo proveniente del espacio destruirá la Tierra? -quiso bromear él sin ganas.

– No.

– ¿Y si la Tierra varía su eje magnético? -probó una segunda teoría no exenta de lógica-. Eso alteraría todo el equilibrio actual, se fundirían los Polos… Las profecías pronostican la aparición de un cometa, lo mismo que se dice en el Apocalipsis de San Juan como signo del fin de los tiempos.

– El cometa que pasará cerca de la Tierra, Apophis, lo hará por primera vez en 2029, y luego ya con más riesgo en 2036, ¿recuerdas? No es precisamente algo inmediato. ¿Te has acabado de leer las profecías mayas?

– Sí.

– ¿Qué dicen?

– Espera -trató de poner en orden sus ideas-. Primero dime por qué no hay una fecha concreta en el tema del cambio de mundo maya, por qué unos dicen que será el 21 de diciembre y otros el 23. ¿Qué pasa con eso? ¿No eran tan precisos?

– Por la teoría de la correlación, ya te lo he dicho antes. A ver si soy capaz de explicártela mejor -apuntó a la pantalla del ordenador, como si todavía estuviera en ella-. Es bastante farragosa y compleja, porque el tiempo no se medía igual en la Antigüedad. Por ejemplo, el año 3113 antes de Jesucristo, que aparece en casi todas las webs que hablan de los mayas, es en realidad el 3114 según esa teoría, o viceversa. Y todo porque al iniciarse la era cristiana, quien la diseñó no tenía Año Cero. Por eso en lugar de 3113 hemos de hablar de 3114. En la misma medida el cómputo del tiempo no se ajusta igual y depende de cada época, porque hablamos de más de cinco mil años de historia en lo que concierne a este Quinto Sol maya. Saber cuándo empezó, si el 11 de agosto o el 13 de agosto de ese año 3113 o año 3114, es la clave para descubrir cuándo termina. Según lo que he visto, tanto se da validez a la fecha del 21 de diciembre como a la del 23 e, incluso, la del 22. Es el problema más importante para los estudiosos de los mayas, y no se ponen de acuerdo. Hay teorías para todos los gustos. Para que te hagas una idea: el inicio de los días en el calendario juliano es el 1 de enero del año 4713 antes de Jesucristo, o sea, 1.599 años antes del inicio de la actual era maya. El empleo del número de correlación es esencial. Según un tal Smiley era 482.699. Según el GMT, 584.285. Y hay mucha diferencia entre utilizar uno u otro. Te voy a poner un ejemplo que he copiado de una web.

Escribió en un papel una cuenta larga maya: 9-16-4-10-8. Luego la cifra 1.412.848. Le sumó el número de correlación 482.699 de Smiley y la nueva cifra fue 1.895.547.

– Mira: la cuenta larga nos dice que desde 0-0-0-0-0, fecha de inicio de esta y cualquier era, han pasado 1.412.848 días. Sumado el factor de correlación de Smiley, por ejemplo, nos salen 1.895.547 días, y esto en el calendario juliano nos daría como fecha el 22 de septiembre de 477, pero en el gregoriano nos sale el 23 de septiembre del mismo año.

– 0 sea que la fecha del posible fin del mundo sigue siendo un misterio, una alternativa entre el 21 y el 23 de diciembre.

– Ahora no se trata de eso. Te he puesto un ejemplo que no he utilizado. Se trata de lo que he hecho para convertir las seis figuras en una fecha de nuestro calendario actual, el gregoriano. ¿Quieres saberlo?

– Confío en ti.

– ¿Vas a quitarme este momento de gloria? -Joa parecía animada con su pequeño éxito.

– Adelante -la invitó él.

– No, no, si al señor no le interesa…

– Venga, va -le hizo sonreír.

– De acuerdo, ¡vamos allá! Te explicaré de qué manera he deducido la fecha de la figura 1 -tomó una hoja en blanco y un bolígrafo para repetir las operaciones que ya había hecho minutos antes a modo de regalo para su exclusivo público-. Como lo que me interesa es el día, mes y año exactos, utilizaré el GMT -le miró para agregar-: y no me preguntes qué es el GMT, ¿vale? -luego continuó-: De entrada vamos a calcular los días totales, que son la suma de los cinco glifos, y que nos dará los días transcurridos desde el día 0 de la actual era maya. El primer glifo, baktún 12, o sea 144.000 días por 12, 1.728.000 días:

– El segundo glifo, katún 17, 7.200 días por 17,

122.400 días:

El tercer glifo, tun 18, 360 días por 18, 6.480 días:

– El cuarto glifo, uinal 5, 20 días por 5, 100 días:

– El quinto glifo, kin 19, o sea 19 días: