Выбрать главу

Ambos acudieron a casa de Nanak y le contaron lo acaecido, pidiéndole una explicación a tal extraño destino.

El Guru les rogó que guardaran silencio y les dijo:

– El ánfora llena de carbón estaba antes repleta de monedas de oro. El había dado en su vida anterior una moneda de oro a un santo, y como premio le esperaba el ánfora llena de monedas, pero como su vida había sido conducida por caminos de maldad, las monedas de oro se tornaron en trozos de carbón. En su destino una horca estaba escrita, y en el tuyo también, pero como me habías hecho servicio, se redujo a una pequeña herida.

Entonces ambos se postraron a sus pies y se convirtieron en devotos del Santo Nombre; y en su corazón lo sintieron resonar majestuoso.

CAPITULO XII

LA HISTORIA DE LOS ASALTADORES DE CAMINOS

Dejaron el lugar y prosiguieron su ruta. Se estaban consumiendo las últimas horas de la tarde cuando fueron sorprendidos por los temibles Thags.

Rodearon al Baba y se encararon con él, pero al ver su mirada se sintieron débiles.

El Guru les preguntó:

– ¿Quiénes sois, hermanos?

– Somos Thags y queremos tus joyas y tu vida -le respondieron ellos.

– Está bien -dijo el Baba-, después de hacer una última tarea, me podéis matar. ¿Véis aquel humo?, vayamos hasta él; allí podéis quemar mi cuerpo.

Algunos Thags decían, impacientes:

– ¿Qué dice este hombre? No perdamos más tiempo y matémosle aquí mismo.

Mas otros oponían:

– Hemos matado a muchos hombres, pero ninguno nos dijo riendo: "¡mátame!"

Por fin los Thags corrieron hacia el fuego. Cuando llegaron, vieron una pira funeraria ardiendo ya las tropas de Yama luchando contra las de Rama.

– ¿Quiénes sois vosotros y por qué peleáis? -preguntáronles los Thags.

Y aquellos les replicaron:

– Somos los ayudantes de Yama. Hemos recibido orden del Señor de llevar a esta criatura al infierno, pero las tropas de Rama se han interpuesto y nos lo han arrebatado. Preguntadles por qué lo han hecho.

Los Thags fueron ante el ejército de Rama y les preguntaron:

– ¿Por qué os habéis interpuesto en los designios del Señor, impidiendo que su voluntad fuese ejecutada?

Las tropas de Rama contestaron:

– El Guru, el Señor, a quien vosotros queréis matar, ha prendido con su benevolente mirada la pira, y habiendo sido consumido como sacrificio a El, esta alma ha alcanzado el paraíso.

Los Thags, al oír esto, regresaron apresuradamente y relataron a los demás lo ocurrido y todos se postraron a los pies de Nanak, y con sus manos juntas en humilde petición comenzaron a implorarle:

– Señor, hemos cometido los más horribles pecados. Destrúyelos y perdonanos. Préndenos a tu Santo Nombre.

Guru Nanak, movido por la compasión, dijo:

– Vuestros pecados serán extinguidos cuando abandonéis esta ocupación y trabajéis en la agricultura; y cualquier resto de botín que os quede dad lo al servicio del Señor. Buscad siempre la compañía de los devotos.

Entonces ellos obedeciendo su mandato, colocaron ante él todo lo que tenían. Nanak les reveló el Santo Nombre, con lo cual, obteniendo el verdadero propósito de su vida, en su alma comenzaron a recordarlo.

El Baba estaba muy complacido con ellos y les cantó estos versos:

El que conoce la Palabra del Guru en su corazón descubre un nuevo amanecer dejados los caminos del pecado han descubierto al fin a su Amado.

CAPITULO XIII

EN EL REINO DE LAS BRUJAS

Luego partieron y siguiendo su camino llegaron al país de Kamarup. Un día Mardana estaba muy hambriento y fue a la casa de una mujer, quedándose de pie ante ella. Esta lo llamó y lo hizo entrar preguntándole si deseaba comer algo.

Cuando Mardana se hallaba descuidado, cayó sobre él y lo maniató, y convirtiéndole en un carnero se montó sobre él.

Luego lo dejó bien seguro y se fue a buscar agua. Entonces Nanak llegó a la casa y viendo a Mardana, riendo, comenzó a balar como una oveja. Cuando la maga regresó con su jarra de agua, Guru Nanak le preguntó:

– ¿Ha venido por aquí mi amigo?

– Nadie ha venido, míralo tú mismo -respondióle ella.

Y al decir esto, la jarra de agua que llevaba en su cabeza se quedó pegada como castigo a su falsedad.

Cuando Nur Shahi, la reina maga, oyó lo que había ocurrido, ordenó que todas las brujas del país se presentaran inmediatamente.

Todas y cada una de ellas estaban versadas en un arte o conjuro especial. Una vino montada en un árbol, otra en una piel de ciervo. Otra se presentó sobre la Luna, y otra acompañada de un tigre. Los tambores resonaron y todas comenzaron a practicar sus hechizos y sortilegios.

Cuando el Baba vio a Mardana atado, se rió abiertamente y le dijo:

– Mardana, pronuncia el Nombre, inclina tu cabeza y toma tu cítara.

Mardana se inclinó y las ataduras se rompieron. Y tomando su cítara acompañó con sus notas la dulce voz del Maestro.

Siempre cuido a mis devotos más que a mi ser les quiero aunque sucumban ante las redes del deseo una y otra vez les libero.

Terminada la canción, ni una sola palabra fue dicha.

En esto llegó Nur Shahi con sus mejores discípulas montada en un carro de papel, y comenzó a recitar sus mantras y exorcismos.

Y Nanak exclamó: "Bravo, bravo". Finalmente Nur Shahi se cansó de aplicar sus encantamientos, que no causaban el menor efecto y avergonzada por su fracaso guardó silencio.

Los músicos reales comenzaron a batir sus tambores, y al son del laúd, la flauta y la cítara, las brujas empezaron a danzar y a cantar. Bailaron la danza de las llamas y la danza de las espadas y las lanzas; bailaron la danza de las estrellas y la danza del espacio, y por último la danza de las flores al viento.

Nur Shahi se dijo: "Le engañaré con la Maya ".

Y trajo ante él los más costosos y preciosos objetos: perlas de Malasia, joyas, oro, plata, coral, alcánfor, riquísimas vestiduras de seda y gasa; todo lo que en el mundo existía lo

colocó delante de él y trató de incitarle a que deseara algo.

Pero Guru Nanak por toda contestación ordenó a Mardana que tocase su instrumento y comenzó esta bellísima canción:

Los poderes y las artes no conducen a la liberación Son sólo la antesala de la perdición. ¿ Dime reina, para qué quiero tus riquezas si poseo la esencia que las origino? El Santo Nombre del Señor es la fuente de la creación por la gracia del verdadero Guru, si suplicas, se te otorgará.

Después de que hubo terminado, aquélla se arrojó a sus pies, y exclamando:

– ¿Cómo alcanzaremos la salvación, oh Rey de Reyes?

Nanak contestó:

– Pronuncia el Nombre en tu interior y vuestras vidas serán salvadas.

y la reina maga, junto con todas sus hechiceras, se postraron a sus pies, abandonaron sus malvadas prácticas y se volvieron devotas del Santo Nombre.

CAPITULO XIV

EN EL DESIERTO

Después de haber dejado el país de las brujas, el Baba y Mardana en su incesante peregrinar llegaron a una gran extensión de arena donde se sentaron a descansar.

Y Kali Yuga, habiendo tomado forma visible, vino a aterrorizarle.

Una tormenta se desencadenó y un violento torbellino de ramas, arena y polvo se levantó como fieramente empujado por una escoba gigantesca.

Mardana se asustó mucho y cayó al suelo cubriendo su cabeza con las manos.

Nanak le ordenó:

– Mardana, levántate, siéntate y toca tu cítara; no tengas miedo.

Y el Baba cantó este son:

Cuando yo esté a tu lado nada habrás de temer el enemigo que ves es mi ilusión obedece mi agya recuerda mi nombre, yo estoy a tu lado nada debes temer.

Después Kali Yuga, asumiendo la forma de Daitya, se acercó; su cabeza tocaba las nubes y sus pasos hacían temblar la tierra. A medida que se iba acercando, su tamaño disminuía, y dirigiéndose a Nanak le dijo:

– Señor, puedes pedirme lo que quieras, todo mi reino es tuyo.

– ¿Qué es lo que tienes? -le preguntó el Guru.

Y éste propuso:

– Tengo todo; si tú me lo ordenas, te construiré un palacio de perlas, lo adornaré con gemas y rubíes y lo rociaré con polvo de sándalo y madera de zábila.

Guro Nanak entonces recitó este son:

Choa chandan ank chadavav, pat patambar peher hadavav Aunque perfumara mi cuerpo con el perfumado sándalo y lo envolviera en sedas y satenes sin el Nombre de Hari ¿cómo encontraría la felicidad? ¿ De qué me servirían tus palacios tus lujos y maravillas? Sin el Nombre de Hari serían tumbas de sufrimiento.