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En Delhi hizo revivir a un elefante muerto, pero cuando el emperador Sikandar Lodi le ordenó repetir el milagro para su entretenimiento, el Baba lo hizo morir de nuevo diciendo: "Es sólo Dios quien destruye y da la vida ".

En la tumba de un santo musulmán en Panipat, fue bienvenido con el usual saludo "¡Assalam aleikum! " (la paz sea contigo). Y Nanak replicóles “¡Salam Alekh!" (gloria al Señor invisible). Los sufis que se hallaban en la tumba quedaron sorprendidos ante un visitante tan inusual y con gran respeto le preguntaron quién era. Nanak les respondió hablándoles del Conocimiento del Santo Nombre y de la necesidad de conocerle. Luego todos los presentes fueron iniciados por el Guru.

En su camino de vuelta a casa visitó a su hermana Nanaki y a su esposo Jairam en Sultampur y luego acampó cerca de Talvandi, su ciudad natal, donde vio a sus afligidos padres, prometiéndoles que pronto serían reconfortados. Posteriormente el Baba partió hacia Lahore como invitado del rico Dunichand para la ceremonia del Shraddha de su padre, aprovechando la ocasión para ridiculizar tales ritos y convertir a los asistentes en sus devotos.

En Pathandi convirtió a muchos pathanes y luego visitó a su esposa e hijos en Batala a las orillas del río Beas: a su tío le predijo que el emperador Babar conquistaría muy pronto todos los reinos pathanes en India.

Por último y después de ocho años de recorrer el país, cuando tenía 46 años, se estableció en Kartarpur en enero de 1516 y consoló a sus ancianos padres trayéndoles a vivir con él.

Después de dos años de descanso en Kartarpur, el Baba y Mardana partieron hacia Uttarkhan, donde el Guru convirtió a un grupo de siddhas y yoguis, revelándoles lo que el verdadero yoga significa. Luego, tras una breve visita a Kartarpur para consolar a sus padres, y después de pasar por Pasrur y Eminabad, se encaminaron a Sialkot. Aquí hizo devoto a un pandit, por nombre Brahma-das, el cual, después de varias pruebas le entregó su vida, haciéndose su discípulo.

Luego el Guru visitó Shri Nagar y cruzó las montañas hacia el monte Sumeru, en el corazón de los Himalayas, donde el Señor Shiva tiene su morada. Siguió después hasta

Pathankot, donde visitaron a un famoso santo musulmán, Sheik Mian Mitha, con el que Nanak mantuvo una conversación en verso en la que le convenció de que sólo el Nombre de Dios es verdad y ningún profeta o santo puede enseñar a nadie sin conocer este Sagrado Nombre. El Sheikh cayó a sus pies y le fue revelado el Conocimiento del Nombre real.

De aquí regresaron a Kartarpur.

Llevando unas vestiduras de color azul, el Baba comenzó su último y largo viaje, siempre con Mardana a su lado. Esta vez fue directo hacia Pakapattan, a la casa de Sheikh Ibrahim, el sucesor de Sheik Farid y un gran santo sufi. Con él Nanak pasó toda la noche enseñándole en una conversación en verso.

A la mañana siguiente el ego de Sheikh Ibrahim había cedido.

Este reconoció la divinidad del Baba y postrándose a sus pies le pidió ser aceptado como discípulo.

Atravesando Tulambha, descendieron por el sur del Punjab hacia el estado de Bahawalpur.

Fueron luego a Surat, de donde partieron hacia Jeddah y luego a la Meca, la ciudad santa de los musulmanes. Allí fue despertado bruscamente de su sueño por un sacerdote musulmán que le increpó por tener los pies en dirección a la sagrada Kaaba. Nanak, apaciblemente le pidió que los girase a un lugar donde Dios no estuviera. Frecuentemente enseñaba a las gentes allí mismo, a las puertas del recinto santo, y los niños te seguían por las calles jugando con él.

De la Meca se encaminaron a Medina donde el Guru destruyó los argumentos de los Kazis predicándoles la verdad suprema e impartiendo a muchos la experiencia directa de Dios a través del Conocimiento del Nombre Supremo.

Continuó seguidamente hasta Baghdad donde se le invitó a que hiciera de muezzin en la oración de la tarde. Nanak lo hizo, pero cambió las palabras del credo musulmán. La gente, sorprendida, le preguntó a qué secta pertenecía y el Baba respondió: "Yo rechazo toda secta, sólo reconozco al Dios Único en todas partes. y he venido en esta edad para enseñar a la humanidad el camino hacia El". Luego les cantó el Jap-pi, y se dice que cuando el hijo del sumo sacerdote le preguntó qué quería decir cuando se refería a "muchos cielos e inframundos", Nanak le otorgó la visión de algunos de ellos.

Cruzando la llanura del Irán, siguieron su ruta hacia Balkh, la que fue el hogar del profeta Zoroastro y luego llegaron a Bukhara en el Asia Central. Lentamente fueron retornando a India atravesando Kabul y Peshawar, donde el Guru predicó ante los yoguis del templo de Gorakhnath.

Atravesando Bhera Sahu y Dinga alcanzó Eminabad, inmediatamente después de la invasión del emperador mongol Babar en el Punjab. Todo estaba sumido en la confusión y las casas pathanes e hindúes habían sido saqueadas e incendiadas.

Nanak se sintió muy apenado por los sufrimientos de aquellas gentes.

Fue en este tiempo que el Guru y Mardana cayeron en manos de Mir Khan, oficial de Babar, y fueron hechos esclavos. Babar acudió a verlo en persona y, reconociendo su divinidad, le dejó en libertad. Nanak le pidió que no prosiguiera su invasión, a lo cual Babar asintió y humildemente pidió además consejo sobre la mejor forma de gobernar. El Baba le respondió que tratara a su pueblo con justicia y misericordia y le profetizó que si así lo hacía su imperio permanecería durante largo tiempo.

De esta forma Guru Nanak salvó a la India en esa época de los horrores y miserias que la invasión mongol hubiera cansado. Después de este largo viaje y su estrecho y provechoso contacto con el conquistador mongol, el Baba se asentó a vivir en paz en Kartarpur casi para el resto de sus días.

En Kartarpur, Nanak se ocupó de trabajar vigorosamente en los campos del ashram. Gradualmente devotos de todas las regiones visitadas por el Baba, comenzaron a llegar al lugar para ofrecer sus vidas a Nanak.

Durante esa época (1521-1539), Nanak escribió muchos de los himnos que había cantado en sus viajes y que Mardana conservaba guardados en su memoria. Así fueron escritos en vida de Mardana el Jap-ji, el Asa y el Majh Ragas. Al morir aquél, su hijo Shahzada continuó su labor.

Nanak desechó sus siempre anacrónicos atavíos y vistió una sencilla ropa común. Diariamente daba Satsang a las gentes que acudían a verle, enseñándoles cómo vivir en el mundo y al mismo tiempo mantener la mente concentrada en el señor, siempre implorando por su Gracia.

Cientos de miles de personas recibieron el Pahul (la iniciación suprema o experiencia directa de Dios) volviéndose devotos del Señor.

Su atractivo personal, sus palabras persuasivas y la simplicidad que emanaba de su amor divino ganaba el corazón de aquellos que le escuchaban y hacía las delicias de sus devotos.

Guru Nanak predicó el abandono de todas las formas y complicaciones sin sentido para aferrarse a la única, simple y esencial Verdad a través de la experiencia que por su gracia recibían cuando el Conocimiento eterno les era revelado. Encomió, asimismo, el abandono de las castas y de todas las formas de orgullo y ego y enseñó a buscar refugio en el Nombre.

En esos días cada mañana los Sikhs repetían el Jap-ji y la Raga Asa en la presencia de su Guru, siguiendo tras éstos numerosos himnos más.

El Baba conversaba con ellos, explicando y contestando preguntas. Luego cantaban Arti y después seguía el desayuno, que tomaban todos reunidos como una gran familia. Más canciones, satsang y servicio completaban el día y después del Rahiras, a la puesta del Sol, cenaban juntos y cantaban más himnos hasta las diez de la noche, hora en la que, tras el canto del Sohila, se disponían a meditar.

Alrededor del final de 1531, el Guru escribió su exquisito poema místico "Bara Mah" sobre los doce meses, siendo su tema la unión del alma con Dios. Un día de 1532, Lahana, el sacerdote de Durga en Khadur, fue llevado ante el Guru por unos amigos y vio a la diosa adorando los pies de Nanak. Al punto se entregó en cuerpo y alma al Baba y se convirtió en su devoto más ferviente.

En cierta ocasión sus amigos felicitaron a Nanak por haber logrado tantos discípulos y éste replicó que en realidad tenía muy pocos amantes verdaderos. Acto seguido asumió

una forma terrible y al instante huyeron de su lado despavoridos, otros se pararon tan sólo para recoger sus pertenencias o un poco de dinero y echaron a correr también. Unicamente tres devotos y Lahana permanecieron con él. El Guru les pidió entonces que comieran un cuerpo en descomposición y sólo Lahana se dispuso a hacerlo; entonces fue elegido como sucesor de Nanak, y la carroña se transformó en dulce prasad.

Incluso los dos hijos de Nanak demostraron su imperfecta obediencia. Mas por intercesión de Lahana todos los desertores fueron perdonados y volvieron al lado de su Guru.

En los comienzos de 1539, el Guru asistió al festival de Sivaratri en Achal Batala, donde escribió el Sidha Goshti, que se cree que es un documento de un Satsang que Nanak dio a ciertos yoguis y sidhas seguidores de Gorakhnath. Grandes muchedumbres reverenciaron su paso por aquel festival. Luego el Baba continuó hacia Pakapathan y visitó de nuevo al Sheikh Ibrahim. Después fue a Dipalpur y llegó hasta la.lejana ciudad de Multran. Por último, retornando a través de Lahore, regresó a casa donde permaneció en el Ashram por el resto de sus días.