Jesús miró a Pastor como si de él esperase, no un auxilio, sino, siendo forzosamente diferente el entendimiento que él tendrá de las cosas del mundo, pues hombre no es ni fue, ni dios fue ni será, quizá una mirada, un leve movimiento de cejas que pudiera sugerirle al menos una respuesta hábil, dilatoria, que lo liberase, aunque sólo fuera por un tiempo, de la situación de animal acorralado en la que se encuentra. Pero lo que Jesús lee en los ojos de Pastor son las palabras que le dijo cuando lo expulsó de la guarda del rebaño, No has aprendido nada, vete, ahora comprende Jesús que desobedecer a Dios una vez no basta, aquel que no le sacrificó el cordero, no debe sacrificarle la oveja, que a Dios, no se le puede decir Sí para después decirle No, como si el Sí y el No fuesen mano izquierda y mano derecha, es bueno sólo el trabajo que las dos hiciesen. Dios, pese a sus habituales exhibiciones de fuerza, él es el universo y las estrellas, él los rayos y los truenos, él las voces y el fuego en lo alto de la montaña, no tenía poder para obligarte a matar la oveja, sin embargo, tú, por ambición, la mataste, la sangre que ella derramó no la absorbió toda la tierra del deserto, mira cómo llega hasta nosotros, es aquel hilo rojo sobre el agua que, cuando nos vayamos de aquí, seguirá nuestro rastro, el tuyo, el de Dios, el mío. Dijo Jesús a Dios, anunciaré a los hombres que soy tu hijo, el unigénito, pero no creo que ni siquiera en estas tierras que son tuyas eso sea suficiente para que se ensanche, como quieres, tu imperio, Te reconozco, hijo mío, al fin has abandonado las fatigosas veleidades de resistencia con que estuviste a punto de irritarme, y entras, con tu propio pie, en el modus faciendi, ahora bien, entre las innumerables cosas que a los hombres pueden ser dichas, cualquiera que sea su raza, color, credo o filosofía, una sola es pertinente a todos, una sola, a la que ninguno de estos hombres, sabio o ignorante, joven o viejo, poderoso o miserable, se atrevería a responderte Eso que estás diciendo no va conmigo, De qué se trata, preguntó Jesús, ahora sin disimular su interés, Todo hombre, respondió Dios, en tono de quien da una lección, sea quien fuere, esté donde esté, haga lo que haga, es un pecador, el pecado es, por así decir, tan inseparable del hombre como el hombre se ha hecho inseparable del pecado, el hombre es una moneda, le das la vuelta y ves el pecado, No has respondido a mi pregunta, Respondo, sí, y de esta manera, la única palabra que ningún hombre puede rechazar como cosa no suya es Arrepiéntete, porque todos los hombres cayeron en pecado, aunque sólo fuese una sola vez, tuvieron un mal pensamiento, infringieron una costumbre, cometieron un crimen mayor o menor, despreciaron a quien los necesitaba, faltaron a sus deberes, ofendieron a la religión o a sus ministros, renegaron de Dios, a esos hombres no tendrás que decirles más que Arrepentíos Arrepentíos Arrepentíos, Por tan poco no necesitarías sacrificar la vida de aquel de quien dices ser padre, bastaba con que hicieras aparecer a un profeta, Ya ha pasado el tiempo en que escuchaban a los profetas, hoy necesitamos un revulsivo fuerte, algo capaz de conmover la sensibilidad y arrebatar los sentimientos, Un hijo de Dios en la cruz, Por ejemplo, Y qué más le diré a la gente, aparte de exigirles un dudoso arrepentimiento, si, hartos de tu advertencia, me dan la espalda, Sí, mandar que se arrepientan no creo que sea suficiente, tendrás que recurrir a la imaginación, y no digas que no la tienes, todavía hoy estoy sorprendido con el modo como conseguiste no sacrificarme el cordero, Fue fácil, el animal no tenía nada de que arrepentirse, Graciosa respuesta, aunque sin sentido, pero hasta eso es bueno, hay que dejar inquietas a las personas, envueltas en dudas, inducirlas a pensar que si no consiguen entender, la culpa es suya, Tengo que contarles historias, Sí, historias, parábolas, ejemplos morales, aunque tengas que retorcer un poco la ley, no te importe, es una osadía que las gentes timoratas siempre aprecian en los otros, a mí mismo, pero no por ser timorato, me gustó tu manera de librar de la muerte a la adúltera, y mira que lo que digo no es poco, pues esa justicia la puse yo en la regla que os di, Permites que te subviertan las leyes, es una mala señal, Lo permito cuando me sirve, incluso llego a quererlo cuando me es útil, recuerda la explicación sobre la ley y las excepciones, lo que mi voluntad quiere, se hace obligatorio en el mismo instante, Moriré en la cruz, dijiste:
– Esa es mi voluntad.
Jesús miró al pastor, pero el rostro de él parecía ausente, como si estuviera contemplando un momento del futuro y le costara creer lo que veían sus ojos. Jesús dejó caer los brazos y dijo, Hágase entonces en mí según tu voluntad.
Dios iba a contragularse, a levantarse del banco para abrazar al hijo amado, cuando un gesto de Jesús lo detuvo, Con una condición, Bien sabes que no puedes poner condiciones, respondió Dios con expresión de contrariedad, No le llamemos condición, llamémosle ruego, el simple ruego de un condenado a muerte, A ver, di, Tú eres Dios y Dios no puede sino responder con verdad a cualquier pregunta que se le haga, y, siendo Dios, conoce todo el tiempo pasado, la vida de hoy, que está en el medio, y todo el tiempo futuro, Así es, yo soy el tiempo, la verdad y la vida, Entonces, dime, en nombre de todo lo que dices ser, cómo será el futuro después de mi muerte, qué habrá en él que no habría si yo no hubiera aceptado sacrificarme a tu insatisfacción, a ese deseo de reinar sobre más gente y más países. Dios hizo un movimiento de enfado, como quien acaba de verse preso en una red armada por sus propias palabras, e intentó, sin convicción, una evasiva, Mira, hijo mío, el futuro es enorme, el futuro sería muy largo de contar, Cuánto tiempo llevamos aquí en el mar, envueltos en la niebla, preguntó Jesús, un día, un mes, un año, pues bien continuemos otro año, otro mes, otro día, el Diablo que se vaya si quiere, ya tiene garantizada su parte, y si los beneficios fueran proporcionales, como parece justo, cuanto más crezca Dios, más crecerá el Diablo, Me quedo, dijo Pastor, era su primera palabra desde que se había anunciado, Me quedo, repitió, y luego, También yo puedo ver algunas cosas del futuro, pero lo que no siempre consigo es distinguir si es verdad o mentira lo que creo ver, es decir, veo mis mentiras como lo que son, verdades mías, pero nunca sé hasta qué punto las verdades de los otros son mentiras suyas. La laberíntica tirada exigía, para quedar perfectamente rematada, que Pastor dijera qué cosas del futuro veía, pero se calló bruscamente, como quien acaba de darse cuenta de que ya ha hablado demasiado. Jesús, que no perdía de vista a Dios, dijo, con una especie de ironía triste, Para qué fingir que no sabes lo que sabes, sabías que yo te pediría esto, sabes que me dirás lo que yo quiero saber, así que no retrases más mi tiempo de empezar a morir, Empezaste a morir desde que naciste, Así es, pero ahora iré más deprisa. Dios miró a Jesús con una expresión que, en persona, diríamos que fue de súbito respeto, como si sus modos y todo su ser se humanizasen y, aunque parezca que esto no tiene nada que ver con aquello, porque nunca conoceremos nosotros las vinculaciones profundas que existen entre todas las cosas y los actos, la niebla avanzó hacia la barca, la rodeó como una muralla cerrada y espesa, para que no salieran y se divulgasen en el mundo las palabras de Dios sobre los efectos, resultados y consecuencias del sacrificio de este Jesús, hijo que dice suyo y de María, pero cuyo padre verdadero es José, según ley no escrita que manda creer sólo en lo que se ve, aunque, ya se sabe, no veamos siempre, nosotros, hombres, las mismas cosas de la misma manera, lo que, por otra parte, ha resultado excelente para la supervivencia y relativa salud mental de la especie.
Dijo Dios, Habrá una iglesia, que, como sabes, quiere decir asamblea, una sociedad religiosa que tú fundarás, o que en tu nombre será fundada, lo que es más o menos lo mismo si nos atenemos a lo que importa, y esa iglesia se extenderá por el mundo hasta confines que hoy todavía son desconocidos, y se llamará católica porque será universal, lo que, desgraciadamente, no evitará desavenencias y disensiones entre los que te tendrán como referente espiritual, más, como ya te dije, a ti que a mí mismo, pero eso será durante algún tiempo, sólo unos miles de años, porque yo ya era antes de que tú fueses y seguiré siéndolo cuando tú dejes de ser lo que eres y lo que serás, Habla claro, le interrumpió Jesús, No es posible, dijo Dios, las palabras de los hombres son como sombras y las sombras nunca sabrían explicar la luz, entre ellas y la luz está, interponiéndose, el cuerpo opaco que las hace nacer, Te he preguntado por el futuro, Y del futuro te estoy hablando, Lo que quiero que me digas es cómo vivirán los hombres que vengan después de mí, Te refieres a los que te sigan, Sí, si serán más felices, Más felices, lo que se dice felices, no diría yo tanto, pero tendrán la esperanza de una felicidad allá en el cielo donde yo vivo eternamente, o sea, tendrán la espeanza de vivir eternamente conmigo, Nada más, Te parece poco, vivir con Dios, Poco, mucho o todo, sólo se sabrá después del juicio final, cuando juzgues a los hombres por el bien y por el mal que hayan hecho, pero entre tanto vivirás solo en el cielo, Tengo a mis ángeles y a mis arcángeles, Te faltan los hombres, Sí, me faltan, y para que ellos vengan a mí, tú serás crucificado, Quiero saber más, dijo Jesús casi con violencia, como si quisiera alejar la imagen qe de sí mismo se le representaba, colgado de una cruz, ensangrentado, muerto, Quiero saber cómo llegarán las personas a creer en mí y a seguirme, no me digas que será suficiente lo que yo les diga, no me digas que bastará lo que en mi nombre digan después de mí los que en mí ya creían, te doy un ejemplo, los gentiles y los romanos, que tienen otros dioses, quieres tú decir que, sin más ni más, los cambiarán por mí, Por ti no, por mí, Por ti o por mí, tú mismo dices que es lo mismo, no juguemos con las palabras, responde a mi pregunta, Quien tenga fe, vendrá a nosotros, Así, sin más, tan simplemente como lo acabas de decir, Los otros dioses resistirán, Y tú lucharás contra ellos, qué disparate, todo cuanto acontece, acontece en la tierra, el cielo es eterno y pacífico, el destino de los hombres lo cumplen los hombres donde estén, Diciendo las cosas claramente, aunque las palabras sean sombras, van a morir hombres por ti y por mí, Los hombres siempre morirán por los dioses, hasta por falsos y mentirosos dioses, Pueden los dioses mentir, Pueden, Y tú, entre todos, eres el único verdadero, {único y verdadero, sí, Y siendo verdadero y único, ni siquiera así puedes evitar que los hombres mueran por ti, ellos que debían haber nacido para vivir para ti, en la tierra, quiero decir, no en el cielo, donde no tendrás para darles ninguna de las alegrías de la vida, Alegrías falsas, también ellas, porque nacieron con el pecado original, pregúntale a tu Pastor, él te explicará cómo fue, Si hay entre tú y el Diablo secretos no compartidos, espero que uno de ellos sea el que yo aprendí con él, aunque él diga que no aprendí nada. Hubo un silencio, Dios y el Diablo se miraron de frente por primera vez, ambos dieron la impresión de ir a hablar, pero nada ocurrió. Dijo Jesús, Estoy a la espera, De qué, preguntó Dios, como si estuviera distraído, De que me digas cuánto de muerte y sufrimiento va a costar tu victoria sobre los otros dioses, con cuánto de sufrimiento y de muerte se pagarán las luchas que en tu nombre y en el mío sostendrán unos contra otros los hombres que en nosotros van a creer, Insistes en querer saberlo, Insisto, Pues bien, se edificará la asamblea de que te he hablado, pero sus cimientos, para quedar bien firmes, tendrán que ser excavados en la carne, y estar compuestos de un cemento de renuncias, lágrimas, dolores, torturas, de todas las muertes imaginables hoy y otras que sólo en el futuro serán conocidas, Al fin estás siendo claro y directo, sigue, Para empezar por alguien a quien conoces y amas, el pescador Simón, a quien llamarás Pedro, será, como tú, crucificado, pero cabeza abajo, y crucificado será también Andrés, pero en una cruz en forma de aspa, y al hijo de Zebedeo, a ese que llaman Tiago, lo degollarán, Y Juan y María de Magdala, Esos morirán de su muerte natural, cuando se acaben sus días naturales, pero otros amigos tendrás, discípulos y apóstoles como los otros, que no escaparán del suplicio, es el caso de un Felipe, amarrado a la cruz y apedreado hasta que acaben con su vida, un Bartolomé, que será desollado vivo, un Tomás, a quien matarán de una lanzada, un Mateo, que ahora no recuerdo cómo morirá, otro Simón, serrado con el medio, un Judas, a mazazos, otro Tiago, lapidado, un Matías, degollado con hacha de guerra, y también Judas de Iscariote, pero de ese tú acabarás sabiendo más que yo, salvo la muerte, con sus propias manos ahorcado en ua higuera, Todos esos tendrán que morir por ti, preguntó Jesús, Si planteas la cuestión en esos términos, sí, todos morirán por mí, Y después, Después, hijo mío, ya te lo he dicho, será una historia interminable de hierro y sangre, de fuego y de cenizas, un mar infinito de sufrimientos y de lágrimas, Cuenta, quiero saberlo todo.