Выбрать главу

Cristo.

Estaba dolorido; duro y a punto de reventar. Se paró en el borde del campamento y extendió la mano para apretar el tronco de un árbol con una mano. Sus dedos se hundieron en la corteza hasta que un ligero dolor lo atravesó. Le dio la bienvenida como una distracción de ese otro dolor que le enfurecía.

Ella vendría a él. Quería volver a ese Redfern. No tenía que aplicar la fuerza. Ella vendría y le dejaría tenerla. Sólo tenía que esperar.

¿Esperar?

Por la sangre de Dios, estaba duro y tieso como un semental que huele a una yegua en celo.

Él podría esperar.

Una semana no era demasiado tiempo.

"Deseo que te marches, Gage." Malik suspiró. "¿Brynn me dice debo descansar y mantener una mente serena, y cómo puedo hacerlo contigo merodeando alrededor de la tienda como un tigre preparado para saltar?"

"No merodeo." Gage dejó de merodear, lanzó abierto la solapa de la tienda, y miró a la oscuridad. "¿Dónde está ella?"

"En el bosque. Le gusta el bosque."

"¿Le gusta?" En los tres pasados días ella seguramente había pasado bastante tiempo dando paseos por la maleza. No estaba seguro de si era porque, como Malik dijo, le gustaba los bosques, o quería evitarlo. De una manera u otra no le gustaba esto. "Debería haberle dicho que no fuera. LeFont me dijo que hay jabalís salvajes en estos bosques."

"Estoy seguro de que tú se lo has dicho."

Él se lo había dicho y ella le ignoró. No que su indiferencia d sus deseos en este caso fuera excepcional. Ella apenas lo había mirado o había hablado una palabra desde aquel día en la charca. "Parece que tienes más influencia sobre ella que yo."

"Ella dice que está sana y salva en el bosque." Hizo una pausa. "Pienso que tiene más miedo de las bestias humanas que de los animales."

"Los soldados no la molestarán. Saben que ella es mi propiedad."

"Yo no hablaba de los soldados."

Gage sabía de que hablaba, pero había decidido entender mal. Estaba claro que Malik no tenía intención de permitírselo."Dilo."

"¿Si ella se opone tanto a que la lleves a su cama, por qué no permites que gane la batalla?"

"El infierno permitiré," él dijo severamente.

"Sabía que esa sería tu respuesta." Malik suspiró otra vez. "Solamente pensé que podía intentarlo."

Gage se giró para afrontarlo. "Antes dijisteis que debería acostarme con ella cuanto antes. ¿Qué te ha hecho cambiar?"

"He llegado a conocerla mejor. Para muchas mujeres, tomar a un hombre es un asunto fácil, alegre. Para ella no sería así. Ella no podría levantase de tu cama y alejarse."

"¿Crees que debo enviarla de vuelta a la cama de Richard en Redfern? Por Dios, no lo haré. Si ella puede acostumbrarse a agradar a ese hijo de puta, ella puede tomarme. Ella lo ha hecho con él. No la enviaré a Redfern, no voy a hacer caso de sus súplicas y tomarla allí."

"Quizás no es Richard. Quizás dijo la verdad sobre este tesoro."

"Y quizás no lo hizo. ¿Cómo un esclavo estaría enterado de tal cosa?"

"¿Cómo un esclavo sabe leer y escribir? Es una habilidad que no muchos nobles poseen en este país sumido en la ignorancia."

Él frunció el ceño. "¿Ella puede leer?"

Malik cabeceó. "Y escribir."

"¿Ella te dijo eso?"

"Lo mencionó de pasada."

"Pareces tener su completa confianza. ¿Qué mencionó más como de 'pasada'?"

"Nada. Es cautelosa como un pájaro asustado. No me lo habría dicho si no se la hubiera escapado." Puso una cara. "Y no me fulmines con la mirada. No tengo ningún deseo de estar de pie entre vosotros dos. Sería de lo más incómodo."

"Entonces no interfieras."

"Debo hacer lo que mi corazón dicte," dijo simplemente.

"Podría intentar hacer lo que dicte tu cabeza," Gage dijo secamente. "Salvará considerables hinchazones y contusiones."

"¿Le está amenazando?" Gage se giró para ver a Brynn que está de pie en la entrada de la tienda. Ella frunció el ceño mientras avanzaba. "¿Amenazaría a un hombre enfermo y desvalido?"

"Sí, venga y protéjame, Brynn." Los ojos de Malik brillaron con travesura debajo de sus semi-cerrados párpados, y ofreció una mano suplicante. "No puedo defenderme de este bárbaro."

Brynn estudió su expresión cándida y luego gesticuló. "Te defiendes muy bien tu mismo," dijo, arrodillándose al lado de él, "y el engaño merece hinchazones y contusiones." A pesar del ácido de sus palabras, sus manos eran apacibles cuando retiró la cubierta más cercana a su garganta.

Una hoja diminuta de arce escarlata se había prendido en su pelo color oro marrón, y él recordó la pesarosa observación que ella había hecho sobre que su pelo espeso era como una red. Gage podía oler el olor de aire de la tierra y de crujiente otoño que se adhería a ella. Su piel brillaba a la luz de la linterna y el aire parecía vibrar con la vitalidad que ella exudaba. Quería dar un paso para aproximarse y quitar la hoja de su pelo y después con cuidado deslizar sus dedos por el brillante grosor.

Suavidad. Era la primera vez que él quería tocarla con ternura, descubrió. Por lo general su cuerpo estaba demasiado listo y dolorido para pensar en nada más que en la lujuria que lo atormentaba.

"No debería ir al bosque sola," dijo bruscamente.

Se puso rígida, pero no le miró. "Estoy bastante a salvo."

Su cautela lo irritó más de lo habitual. "Es mi decisión que no lo haga." Añadió burlonamente, "no tendré mi propiedad dañada."

Su mano se apretó sobre la cubierta de Malik, pero ella contestó uniformemente, "Como puede ver, no estoy dañada." Se giró para alejarse y ordenó, "Apague la linterna. Malik tiene que dormir."

Malik hizo un movimiento para levantar la cubierta para que ella se acostase a su lado.

"No." Ella le sonrió. "Es tiempo de que duerma solo." Ella se quitó su capa y la extendió a unas yardas de distancia sobre la tierra. "Estaré aquí si me necesita."

Gage estaba tan sorprendido como Malik. "¿Los dragones han vuelto a sus cuevas?"

"Ríase si gusta. No me preocupa. Hay un tiempo para todas las cosas. Hubiera sido un error abandonarlo antes."

Ella se erizaba por las esperadas burlas, y aún había algo conmovedor y valiente en su desafío. Él bruscamente se volvió, recogiendo una de sus mantas, y le lanzó a ella. "No me río." Él apagó la llama de la linterna. "Por Dios, vaya a dormir."

Cinco

LA TARDE SIGUIENTE el sol brillaba intensamente, y Brynn se las arregló para tener a cuatro de los soldados de LeFont acarreando a Malik para acostarlo sobre un camastro fuera de la tienda.

Malik con gran felicidad levantó su cara hacia el sol. "Bueno. Casi me siento vivo otra vez."

Brynn rió. "Pensé que te gustaría. A partir de ahora saldremos un ratito cada día. El sol es un gran curandero."

"No mejor que tú." Malik rió. "Qué dulce, modesta señora. Das crédito a todo y cada uno, pero no a ti misma."

"Yo diría que fue un desarrollo muy sano."

Brynn se giró para ver a Gage que venía hacia ellos.

Él siguió. "Y muestra que la señora es tan sabia como modesta."

Las palabras eran punzantes, pero el tono de Gage carecía de su acostumbrado tono burlón cuando él se dirigió a ella. Era casi… amable. Podía haber hablado a Malik. Era la segunda vez que la había sorprendido. Anoche se había convencido de que el momento de brusca bondad había sido un capricho, pero ahora le miraba como si -oh, no sabía. Probablemente se estaba imaginando esa repentina suavidad, y este anhelo de que un sueño pudiera hacerse realidad era muy peligroso.

Alejó su mirada fija. "No demuestra ser sabio decir la verdad. El aire limpio y la luz del sol son-"