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"Desde luego que estoy bien." Ella se arrodilló al lado de él. "Debería estar dormido. ¿Cómo espera curarse si no descansa?"

Él rió en silencio. "¿Cómo espera que descanse si tengo que despertarme y preocuparme de usted? Yo estaría bastante lejos con Gage recorriendo los bosques."

"¿Está buscándome?" Fatigosamente recorrió sus dedos por su pelo. Desde luego él quería ir detrás de ella, ella pensó amargamente. Ella era la propiedad.

"Desde que se marchó y con la mayor parte de los hombres de la compañía." Él sacudió su cabeza. "No va a estar contento con el problema que has causado."

"No tenía que ir detrás de mí."

"Él diría que no tenías que irte corriendo lejos." Él cloqueó reprobadoramente. "Parece como si hubieras estado rodando por las hojas. Tu cara está tiznada y tienes ramitas en tu pelo."

"Yo no me escaparía. Todavía tengo mi deber contigo." Ella vertió el agua de la jarra en el tazón de madera. "Lord Richard trajo noticias perturbadoras. Tenía que pensar."

"Yo diría que ese Lord Richard raras veces no trae nada que no sean problemas. Estamos mejor libres de él."

"No estoy libre de él." Aquellas horas en el bosque había comprendido que nunca estaría libre de él mientras Adwen estuviera en su poder. No podía continuar. Debía hacer algo para cambiar la situación. Salpicó su cara de agua fría y luego se limpió con un suave paño limpio. "¿Mejor?"

Él cabeceó distraídamente. "Gage pensó que podrías haber ido a Redfern detrás de ese joven toro castrado."

"¿Por qué haría eso? Él sólo me perseguiría y me traería de vuelta." Sus labios se curvaron con desdén. "Los buenos Señores no permiten a su propiedad vagar."

"Estoy feliz de que comprendas esto."

"Ah, comprendí muchas cosas mientras estaba en el bosque esta noche." Ella apagó la linterna y se acostó sobre su capa. "No los hacen a ellos buenos. Buenas noches, Malik."

"¿Solamente va a dormir?"

"¿Por qué no?" Ella tiró la manta sobre ella. "Estoy muy cansada."

"¿Mientras Gage está fuera sacudiendo los arbustos en tu búsqueda?"

"Le hará bien. Juzgo que tiene mucha energía que no es capaz de gastar más tarde."

Hubo un momento de silencio y después una sonrisita vino de la oscuridad. "Ah, sí, mucho energía."

Gage no volvió hasta las últimas horas de la noche.

Él era altísimo sobre ella, la linterna en su mano alumbraba la severidad de su expresión.

Estaba muy enfadado, comprendió con somnolienta. ¿Bien, qué había de diferente en eso? Parecía que siempre estaba enfadado o molestó con ella.

"Me gustaría estrangularla," él chirrió.

Violencia y rabia… y algo más. Ella no podía ocuparse de ello entonces. "Vaya a dormir," ella murmuró. "Hablaremos por la mañana."

"¿Nunca se le ocurrió que podría haberse perdido en aquellos bosques, que hay bestias que podrían desgarrarle?"

"Estaba sano y salvo."

"¿Sola en los bosques, sin medios para defenderse?"

Él no comprendió que nadie de eso importaba. El bosque siempre aceptaba y protegía a los suyos."Segura…" Ella se giró y cerró sus ojos. "Hablaremos por la mañana."

"Hablaremos ahora. Es tiempo de que comprendas quien es el amo y quien es el esclavo."

"Mañana…"

Podía sentir como la miraba, sentía las ondas de frustración y la violencia explosiva que él emitía. Medio esperaba que él apartara a un lado la manta y la moviera bruscamente a sus pies, para sacudirla, para lanzarla a la tierra y-

Él se giró y cruzó hacia su propio camastro.

Ella nunca lo había visto más feroz o peligroso.

Él nunca había estado tan enfadado con ella.

¿Por qué no había tenido miedo? Era como si algún cambio sutil hubiera ocurrido entre ellos. ¿Confianza? Imposible. Seguramente no tenía ninguna confianza en ella y no debía; hubiera resuelto usar cada medio posible para liberarse ella y Adwen. ¿Cómo podría tener confianza en él cuando el sólo quería usar sus habilidades y su cuerpo, para poseerla? Aún en aquel primer momento al despertarse, si bien ella había visto la amenaza, de algún modo se había sentido a salvo…

Tonterías. Probablemente había sido el entumecimiento que había embotado su temor del Normando. Nada había cambiado. Él era el enemigo y debía ser tratado con la misma cautela que Delmas y Lord Richard.

No, él no era como ellos. Gage Dumont podía ser despiadado, pero él nunca conspiraría y usaría la debilidad como medio para un fin. La rapidez con la que ella instintivamente rechazó la comparación la asustó. No debía ablandarse hacia él ahora. Debía usarle como él quería usarla. Él era el enemigo.

Ella no se despertó hasta casi el mediodía del día siguiente, y cuando abrió sus ojos vio a Gage sentado a sólo unos pies de distancia.

"¿Podemos hablar ahora?" Preguntó con gravedad.

Se despertó totalmente en el espacio de un latido del corazón. Se sentó muy erguida y tiró de la manta. "En este momento". Ella echó un vistazo alrededor de la tienda. "¿Dónde está Malik?"

"Fuera a la luz del sol. El día está templado. Es casi como de verano."

"Iré a preparar su comida."

"LeFont ha escogido a un hombre para que cuide de él. No la necesita." Él hizo una pausa. "Lo que pasó ayer no debe pasar otra vez. Hablaremos, Brynn."

"No discuto con usted." Ella agarró su capa y un trozo de jabón y cruzó hacia la entrada de la tienda. "Pero me siento asquerosa y medio dormida. Voy a la charca y me lavaré. Venga conmigo si gusta."

Ella esperó que él la rechazara. No estaba preparada para él aún.

"Seguramente que iré."

El sol era tan caliente como Gage había dicho, y ella contempló a Malik que contentamente dormitaba. Ella bajó la colina y entró en el bosque. Se arrodilló al lado de la charca y comenzó a salpicar su cara y luego gesticuló cuando vio su reflejo en el agua. Las escasas abluciones que había hecho anoche apenas habían rascado la superficie. Su pelo estaba enmarañado con la suciedad y las hojas y su cara-

Se tensó cuando oyó el crujido de las botas de Gage sobre las hojas secas mientras venía detrás de ella. No estaba lista. Quizás podría encontrar una manera- No, ella debía parar poniendo reparos. Había llegado a una decisión ayer y, si tenía que hacerlo, debería hacerlo con audacia y según su voluntad, no la suya.

Se levantó y lo afrontó. "Estaré con usted tan pronto como esta suciedad se limpie." Ella se levantó y desató el lazo de cuero que sujetaba su pelo. "Lamento estar sucia." Su pelo cayó sobre sus hombros y movió sus dedos por él. "He notado que tiene una aversión similar. Me sorprendió. Según el rumor, los Normandos se bañan sólo una vez al año."

"Y los Sajones tienen dos cabezas y escupen fuego y azufre. Sólo los tontos creen los rumores. ¿Ahora que hemos terminado con este discurso sobre la limpieza, me dirá que la trastornó tanto que se escapó y se perdió en el bosque?."

"No me perdí."

"No sea evasiva. ¿Qué le dijo aquel bastardo? Él era- ¿Qué diablos hace?"

"Quitarme mi vestido." Ella no lo miró mientras desechaba la ropa y luego se inclinó para desatar sus zapatos. "Le dije que no me gustaba-" Ella cruzó desnuda la charca hasta que el agua estuvo a la altura de la cintura. El agua estaba helada peor no sintió frío. Su carne estaba ardiendo…

"Míreme," Gage ordenadó con voz ronca.

Ella no quiso mirarlo. Quería zambullirse bajo el agua y refrescar su cuerpo rojo. Se obligó a girar y encontrar su mirada fija.

Ella inhaló bruscamente y estuvo de pie allí, mirándolo desvalidamente.

"¿Por qué?" Él preguntó. "¿Por qué ahora?"

"Es necesario." Ella tragó. "Debo ir a Redfern y usted dijo que debía ser… compensado."

Estaba de pie mirándola fijamente, un rubor cubría sus mejillas, las ventanas de su nariz se ensanchaban ligeramente.

Ella no podía llevar esto. Se volvió, bañando su cabeza en el agua, y febrilmente comenzó a lavar su pelo. "Aunque piense que la posibilidad de ganar un tesoro sería bastante compensación."