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"¿No podemos hablar de eso más tarde?"

"No. Tengo que saberlo. Últimamente, he estado muy perturbado- necesito saber."

"¿Qué perturba?"

"Dímelo."

"No te gustará."

"Dímelo."

Se sentó otra vez y suspiró con resignación. "No podía alcanzarte. Tuve que unirme contigo."

Él frunció el ceño. "¿Unión? ¿Qué es eso?"

Se encogió desvalidamente. "No sé. Nunca lo he hecho antes. Sentía lo que tú sentías y estaba en el camino. No podía curarte. La única cosa en la que podía pensar para hacerlo era entregarme a ello y-" Ella se paró.

"¿Qué?"

"Ser tú," susurró. "Tuve que ser parte de ti. Sólo que no sabía- recuerdos."

Sus ojos se ensancharon. "Estás diciendo-"

"No quise hacerlo. Sé que era una intrusión terrible," ella dijo desesperadamente. "Era la única manera-"

"Tienes razón, sería una intrusión… si yo creyera que había pasado." Él hizo una pausa. "Demuéstramelo."

"Svengard," ella dijo. "Dijo que – "

"No Svengard. Háblame de Delmas y el establo aquella noche."

Debería haber sabido que sería su primer pensamiento. "Estaba enfadado. Querías matarlo." Ella se estremeció. "Tenías la intención de matarlo. Sabías que él estaba en el establo. La puerta estaba entreabierta y lo oíste gimoteando mientras andabas por el establo." Ella cerró sus ojos mientras el terrible recuerdo la inundó de nuevo. "Él estaba clavado a la pared por la horca. Él pedía que le bajaran. Estuviste tentado a abandonarlo allí, pero sabías que estaba muriendo. Tomaste el final de la horca y lo sacaste de la pared…"

"¿Y si yo no lo maté, quién lo hizo?"

"Sospechabas de Richard. Piensas que Delmas estaba rabioso y Richard lo mató y luego procuró arreglar la escena para su propia ventaja."

"Por Dios, lo sabes."

Ella abrió sus ojos y susurró. "Siento no haber confiado en ti. No pasará otra vez. Ahora sé que nunca me mentirías."

"Seguramente nadie podría conocerme mejor," Gage dijo mordazmente. Él miraba lejos de ella. "¡Cristo!"

"Te dije que no te gustaría." Ella añadió defensivamente, "no es como si yo tuviera algún deseo de saber tus pensamientos y recuerdos. Algunos de ellos eran muy embarazosos."

Su mirada se deslizó de nuevo hacia su cara. "¿Cómo cuales?"

El calor inundó sus mejillas. "La ramera en la casa en Zenvar."

"Oh, Dios mío."

"No había nada piadoso en lo que pasó allí. Pensaba que lo que hacías conmigo era perverso, pero esto era realmente pecaminoso."

"Solamente… diferente." Él de repente comenzó a reírse. "Qué lío. No puedo creerlo." Él sacudió su cabeza. "O deseo no creerlo."

Su cólera le abandonó, ella comprendió con alivio. No había estado tan mal como había temido. Sugirió tentativamente, "Al menos, fue una buena cosa aprender que no tenías ninguna culpa en la muerte de Delmas."

"Sí."

"Y habrías muerto si yo no lo hubiera hecho."

"Un argumento persuasivo." Él frunció el ceño. "Pero ninguna cantidad de persuasión va a hacerme como esta… esta desnudez."

"Lo sé." Ella hizo una pausa. "Entonces solamente tendrás que aceptarlo, como yo te dije que tendría que aceptar la muerte de Delmas. Llevó tiempo, pero lo hice." Ella añadió suavemente, "Porque te amo con todo mi corazón."

Su ceño desapareció y un instante más tarde sonreía. "Ven aquí," él dijo suavemente. "Yo no puedo ir a ti."

La alegría la atravesó mientras se sentaba al lado de él y recostada cerca. "Tenía miedo de que te estuvieras mucho más enfadado."

"Lo estaría, excepto por una circunstancia."

"¿Qué circunstancia?"

Sus labios acariciaron su mejilla. "Parece que recopilé unas pocos recuerdos de los míos propios."

Ella se puso rígida. "¿Qué?"

"Has vivido una vida muy inofensiva comparada con la mía, pero hay todavía unas pocas cosas que no pienso que quisieras que nadie supiera."

"¿Por ejemplo?" Ella preguntó con cautela.

"Sobre todo sentimientos. Qué mujer más vigorosa eres, Brynn." Él rió en silencio. "Por ejemplo, sobre aquel incidente en Zenvar. Apostaría que tu respuesta sería no tan escandalosa como fascinada."

"Eso no es verdad. Yo estaba más-" Ella se paró y luego admitió de mala gana. "Envidiosa".

"La envidia es un pecado terrible. Cuando recupere mi fuerza, tendremos que remediarlo."

"Que otros recuerdos encontraste- No, no preguntaré. Es mejor que no hablemos de esto."

"Seguro, al menos."

"Es muy desconcertante." Ella pensó en ello. "Pero soy feliz de que compartieras eso conmigo. Me siento muy culpable."

"Aquella maldita carga de culpa otra vez. Tendremos que remediar eso también. Me niego a tener un camello por esposa."

"Realmente son criaturas de aspecto muy extraño." Ella añadió de manera cortante, "y después de verlas a través de tus ojos, no aprecio ser comparado con bestias tan feas."

Él gimió.

"Lo siento," ella dijo rápidamente. "No pretendía- no sabía que dije que no debíamos hablar de-"

"Shh." Él la acercó más. "Tenía que ocurrir forzosamente."

"¿Realmente me cree?"

"¿Cómo podría evitarlo?" Él dijo bruscamente. "No puedo decir que creo en la magia, pero creo en ti. No eres ninguna bruja." Sus labios acariciaron su sien. "Pero si hay magia en este mundo, eres tú, Brynn."

Ella enterró su cara en su pecho, conteniendo las lágrimas, incapaz de hablar. No estaría más sola. Nunca estaría sola otra vez. Él había dado un paso en el círculo.

10 de Abril de 1067

Gwynthal

"¡Brynn!" Gage llamó con impaciencia cuando entró en el pasillo. "¿Dónde demonios estás?"

"¡Aquí!" Brynn bajó andando los escalones. "Aunque porque te contestaría a tal descortesía no-"

"¡Están aquí!" Él la levantó por la cintura y comenzó a girar en círculos. "Vi a LeFont bajando el camino. Están sólo a unas millas. Vamos a ir a su encuentro."

Estaban allí. Una mezcla salvaje de emociones inundó a Brynn. Ella sabía que ese momento vendría, pensaba que estaba preparada para ello. Ahora sólo quería correr y esconderse. Ella se separó y forzó una sonrisa. "Continúa. Correré y se lo diré a Adwen y Alice."

Él había comenzado a marcharse pero se paró y se giró para afrontarla. "¿Qué pasa?"

Debería haber sabido que él sentiría su angustia incluso con su propio entusiasmo. Desde su conexión él se había vuelto exquisitamente sensible a cada una de sus emociones. ¿A pesar de todo cómo podía explicarlo cuando ella estaba tan confundida? "Es un nuevo- todo será diferente."

Él sondeó su expresión. "Deberíamos haber hablado de esto antes." Agarró su muñeca y la subió por la escalera. "Venga."

"Pero deseas ir y encontrar-"

"Puedo esperar." Él tiró de ella por el pasillo, en la sala de consejo, y cerró de golpe la puerta. "Ahora, dime que pasa."

Ella miró melancólicamente alrededor de la cámara. Habían pasado tantas horas felices allí ese invierno. Pacíficos y tranquilos días, apasionadas y lánguidas noches. Todo se acababa. Bien, ¿qué había esperado? Aunque Malik y LeFont no hubieran llegado, ese período mágico pronto se habría terminado. Al final, había notado la agitación de Gage aumentando con el retorno de su salud. No era un hombre que se quedará mucho tiempo en el paraíso "Echaré de menos este lugar cuando nos marchemos."

"Yo también." Él sonrió. "Por lo tanto, pienso que debemos planear volver con frecuencia."

Sus ojos se ensancharon. "¿Realmente?"

"¿Por qué estás tan sorprendida? Es una vergüenza dejar un excelente castillo como este deshabitado. Desde luego, tendremos que poner a LeFont a realizar las reparaciones."

"No estará contento con la tarea." Ella se lanzó a sus brazos y enterró su cara en su pecho. "Iré contigo a cualquier parte donde tú desees. No necesitamos-Quiero que seas feliz."