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"Entonces no intentaré hacerme desgraciado. Sabes que yo no sería feliz si tú anhelaras este lugar." Él acunó su cara en sus manos y bajó la mirada hacia ella con una sonrisa pesarosa. "Me habías asegurado que siento al menos una parte de lo que tú sientes sobre cada tema."

"No pretendía inmiscuirme. No puedo evitarlo." Ella levantó su barbilla. "¿Habrías muerto? Hice lo que tenía que hacer para devolverte." Levantó su barbilla. "Y es tan malo para mí. Algunos de tus recuerdos no eran todos buenos, y ahora ellos son mis recuerdos. Si no me obligara a parar y pensar, a veces actuaría de una manera tan barbárica como tú."

"No puedo imaginarme esa circunstancia." Él recorrió con sus labios su frente. "Pero puedo ver que debo protegerme de tu ira."

"Muy sabio." Ella alejó parpadeando las lágrimas y puso la cabeza sobre su pecho. "Es tiempo de que aprendas que debes tener cuidado conmigo. Tienes suerte de que te ame."

"No puedo ser tanto como te quiero yo, Brynn," él dijo con una voz baja. "No soy como tu Hevald, quien estaba contento por quedarse aquí para siempre. Siempre habrá algún sitio que quiera ver, algo que quiera hacer. Si fueras honesta contigo misma, admitirías que no estarías tampoco contenta permaneciendo aquí. Estarías inquieta tú misma al final."

"Toda mi vida he que querido volver aquí," ella protestó. "¿Por qué yo debería haber cambiado?"

"No puedo contestar eso por ti. Tendrás que decírmelo."

Ella pensó en ello. "Tengo un dono y Gwynthal me da pocas posibilidades de usarlo. Los aldeanos son muy sanos y no hay ninguna guerra aquí."

"Verdad. No cada día encontrarás a un soldado que sea lo bastante estúpido para que sea apuñalado por un asesino en este pacífico jardín."

"Y me he preguntado si la razón de que mi madre estuviera dispuesta a dejar la isla y seguir a mi padre fue que sintió la misma carencia."

"Es posible." Él acarició su pelo. "Ningún lugar es perfecto. Siempre habrá algo perdido que encontraremos en otra parte. Pero tenemos la buena fortuna de estar completos en nosotros en cualquier parte donde estemos."

Buena fortuna. Maravillosa fortuna. Ella se rió con inseguridad. "Cielos, eres inteligente. No es bastante que me convencieras para dejar Gwynthal, sino que ahora me haces creer que fue idea mía."

Su sonrisa mantenía una insinuada travesura. "¿Por qué no? Un buen trueque es uno en el que todas las partes creen que han ganado. Rechazo estar casado a una mártir." Él sonrió descolorido. "Quiero que seas feliz, Brynn. ¿Qué puedo hacer si tengo razón? ¿Te gustaría que nuestro primer niño nazca aquí en Gwynthal?"

Ella alzó la vista hacia el tapiz, a Hevald, cuya esposa nunca había tenido un niño. Ella sonrió. "Pienso que a todos nos gustaría mucho realmente."

Un breve tiempo más tarde Gage, Brynn, Alice, y Adwen encontraron la columna de soldados cuando ellos entraron montando a caballo en el patio.

¡Malik había vuelto! Bronceado y sonriendo y hermoso como un Dios. Adwen intentó no permitirse mostrar su impaciencia en su expresión.

La amplia sonrisa de Malik en su cara mientras captaba la mirada de Gage. "Tienes buen aspecto, amigo mío. Mucho más robusto que cuando te dejé en este lugar."

"¿Qué noticias tienes de William?"

"Fue coronado Rey de Inglaterra en el Día de Navidad y afanosamente ha intentado regalar todas sus nuevas tierras a sus seguidores. Si deseas algo de él, yo no tardaría mucho en pedirlo."

"No lo haré. Planeo hacerme a la mar la semana que viene con destino a Inglaterra. Eso debería darnos amplio tiempo para reunir provisiones para el viaje."

Malik se dio la vuelta hacia Adwen. "¿Y cómo estás, mi señora? Con buena salud, confío."

"Bastante bien." Su voz era desigual y ella intentó estabilizarla. "¿Y tú?"

"No podía estar mejor que estoy en este momento." Su expresión se encendió con travesura. "Bien, quizás un poco mejor, pero entraremos en esto más tarde."

Ella tuvo que dejar de mirarle fijamente. "Te dejaste tu barba crecer."

"Decidí compadecerme de aquellos menos atractivos que yo."

Dulce cielo, ella lo había echado de menos. No había nadie como él. Nadie en el mundo tan lleno de humor e ideas extravagantes y suavidad; nadie tan loco y seguramente nadie que la hiciera sentir la necesidad de extender la mano y tocar, coger. "Estoy segura de que todos agradecemos tu bondad."

"Oh, no estaba hablando de ti. Tú eres casi tan hermosa como yo."

Ella se rió. "Te agradezco. Me hace sentir muy-"

"Adwen, ¡venga rápido!"

Adwen se dio la vuelta para ver a Brynn corriendo deprisa a través del patio hacia Alice, quien estaba apoyada en LeFont. La cara del capitán estaba incluso más pálida que Alice.

Adwen murmuró una exclamación y comenzó a cruzar el patio.

"¿Qué pasa?" Maljk preguntó.

"Si tuviera tanto cerebro como atractivo, lo sabrías," Adwen sacudió sus hombros. "La excitación fue demasiado para ella Va a tener a su bebé."

La hija de Alice nació la tarde siguiente, después de una pesadilla de trabajo. Varias veces Adwen pensó que Alice iba a morir o a perder al bebé. Ella no hizo nada de eso, y el niño entró al mundo grande, sano, y gritando fuerte.

"¿No es hermosa?" Brynn preguntó suavemente mientras bajaba la mirada al infante acunado en los brazos de Alice. "Es siempre tal milagro…"

"Pienso que la… amo…," dijo Alice con asombro mientras tocaba la mejilla del bebé con un cuidadoso dedo. "¿No es extraño? Todo el tiempo que la llevé no sentí ningún afecto. Pensaba que después de que naciera la tendría una real aversión. Sabía que tenía que ejercer mi derecho por ella, pero no pensé… que me preocuparía."

"Pero es la parte del milagro," dijo Brynn. "Quizás la parte mejor."

"Sí." Alice son rió luminosamente antes de cambiar su mirada hacia Adwen. "Me pregunto si… ¿Te importaría? Debo ponerla un nombre. Me gustaría llamarla Adwen."

Adwen la miró, atontada. "¿Deseas llamarla como yo?"

"Es un encantador nombre y eres mi amiga. Si no te importa- Ella se paró, su impaciencia la descoloró mientras un repentino pensamiento se le ocurrió. "A no ser que no desees que el bastardo de tu marido lleve tu nombre."

"No seas ridícula." Adwen alejó parpadeando las lágrimas. "Sólo estoy sorprendida. Me sentiría honrada de que tu niño lleve mi nombre." Ella tragó y rápidamente se dio la vuelta para alejarse. "Y ahora pienso que debemos dejarte descansar. Sé que debes estar cansada para-"

Ella casi corrió por la habitación. Se paró fuera de la puerta y se apoyó contra la pared mientras las lágrimas bajaban por su cara. Debería volver a la habitación; Brynn podría necesitarla. No aún. En un momento ella sería lo bastante fuerte para-

"¿Puedo ayudarte?" Malik preguntó. Él se sentó con las piernas cruzadas en el suelo, apoyándose contra la pared.

"¿Cuánto tiempo has estado ahí?"

"Sólo desde esta mañana. Pensé que estarías demasiado ocupada para necesitarme hasta que el bebé naciera. ¿Cómo está Alice?"

"Cansada, feliz." Ella tragó. "Muy feliz. Ella va a llamar al niño como yo. ¿No es amble por su parte?"

"Muy amable." Él se elevó a sus pies. "Y no debería hacerte llorar."

"No es- es sólo- la pequeña muchacha es tan hermosa." Adwen limpió sus ojos con las palmas de sus manos. "Me entristece. Soy muy egoísta. Quise que el milagro fuera mío."

Malik la tomó en sus brazos. "Quizás un día habrá un milagro para ti."

Ella sacudió su cabeza. "Alice sabe que no hay ninguna posibilidad de que ocurra. Por eso ella dio mi nombre al niño. Quería que no me sintiera… fue muy amable por su parte."

"Me rompes el corazón," él dijo con voz ronca. "Cásate conmigo, Adwen. Déjame intentar darte milagros."

Ella sintió una explosión salvaje de dolor y lo apartó de ella. "No soy esa egoísta. No te ataría a una mujer estéril."

"Eres ciega. Cuantas las veces debo decirte que yo no te culparía-"