Doy por terminado mi trabajo, habida cuenta de que nada me conduce a evidencias nuevas. Primero creí que el deseo de implicar al financiero Pérez i Ruidoms en un escándalo hace que X contrate a unos sicarios para que asesinen a su hijo, teniendo en cuenta las relaciones de todo tipo que le unen con el hijo de Pérez i Ruidoms. El asesinato aparecía rodeado de una atmósfera de crimen pasional, fruto del despecho, hasta que alguien, vamos a llamarlo Z, desvela la motivación real y pone en la pista de un crimen mercenario tramado por un grupo de presión antagonista de Pérez i Ruidoms, sin que pueda atribuirse al grupo Mata i Delapeu porque lo encabeza el padre del asesinado y no parece que se trate de una confusa tragedia griega o judía, el sacrificio de Isaac por ejemplo. Lamanera como la policía fue conducida hacia los sicarios supuestos autores materiales del delito es sospechosa, así como la ejecución de los asesinos en el momento de la detención, aunque como testigo presencial del asalto policial sospecho que ni siquiera el inspector Ufante controlaba los hilos que movieron a la ejecución de los sicarios. Movido por sus indicaciones, me predispuse a despejar las dos incógnitas: Xy Z. X seria el urdidor de la ejecución y Z el desvelador de los verdaderos motivos. Mis medios para despejar estas dos incógnitas se han enriquecido. Puedo decirle que el asesinato de Alexandre fue urdido por el propio Pérez i Ruidoms, aun a costa de que en primera instancia su propio hijo, Albert, fuera el imputado. ¿Para qué? Formaba parte de una estrategia disuasoria contra su marido. Hay mucho dinero, mucho poder en juego. Le escribo un rápido resumen de mis conjeturas, previo a un informe más largamente elaborado, por si algo me ocurriera en las próximas horas y usted quisiera sustituirme como indagadora para descubrir al causante de mis posibles desgracias. En cualquier caso, haga usted el uso que quiera de este balance y a la vez confidencia
Le costó llegar a la Colonia Güell donde Anfrúns le esperaba en el interior de la capilla de Gaudí de columnas vencidas, como si la iglesia estuviera a punto de caer, metáfora de una fe tambaleante o quizá el arquitecto monstruo había querido expresar lo contrario, que las columnas torcidas también son capaces de aguantar templos. Anfrúns estaba de espaldas al altar, con la mirada fija y sonriente en la entrada, el cuerpo descansado sobre los brazos apoyados en uno de los reclinatorios, y se mantuvo así mientras Carvalho se acercaba con la prevención del que teme si no pisar huevos, sí pisar el polvo de tanta hostia consagrada y deglutida. En un rincón de la breve nave resonaban las voces del párroco y una joven pareja en pleno acuerdo sobre el ritual del día de su próxima boda. Anfrúns invitó a Carvalho a que secundara su salida de la iglesia, la ascensión a un mirador a través de una escalera torturada y fue allí, a solas, cuando se cruzó de brazos y se entregó a la curiosidad de Carvalho.
– No me diga que lo sabe todo. Pregúnteme.
– No es necesario. Todo me conduce hacia usted: el asesinato de Mata i Delapeu, Monte Peregrino, Región Plus, Dalmatius, la defenestración de Quimet. ¿Le importaría componerme el puzzle? Un momento. Sólo un momento. Luego lo volveremos a deshacer.
Anfrúns aún elevó más los brazos cruzados sobre el pecho, para secundar el alzamiento de la cabeza y los ojos. Los mantenía muy abiertos y clavados en Carvalho. Luego descompuso el gesto y se pasó una mano por la coleta canosa reunida por un torcido de plomo que Carvalho no había vuelto a ver desde la infancia cuando su madre se peinaba a veces con la ayuda de torcidos y horquillas.
– ¿Por qué habría de colaborar?
– Por soberbia. Si un diablo no es soberbio no es nada.
– Usted ya parte del apriorismo de que soy el Diablo y no Dios. ¿Qué diferencia hay entre el uno y el otro? Si soy el diablo, yo me llevé la luz y dejé la creación a oscuras. ¿Quién es más Dios, el que gobierna a oscuras o el que posee la luz? ¿El que no puede instalar el bien o el que al menos puede iluminar el mal?
– Era usted mucho más entendible cuando era marxista. Ahora que es usted papa de una religión de diseño, ¿cree en Dios, en algún dios?
– ¿Papa? ¿Y por qué no Dios? Insisto. Sólo los que no creemos en Dios podemos asumir cierto grado de divinidad, un grado funcional, por descontado. El no creer en Dios es una suprema conquista humana y sin embargo esa gran conquista la están vendiendo como una limitación. Si no crees en Dios es porque no crees en ti mismo. ¿Se fija en la trampa? ¿Cómo se puede esperar que sea cristiana una persona que no es humana, que no sabe cómo vivir? La agonía del no creyente se interpreta como negación de sí mismo y no como he-roica entrega al abismo de no poder contestar a propósito de la causa última. Hay quien prefiere vivir al borde de ese abismo que contestarse idioteces o como hace Ernesto Cardenal y ese tipo de místicos de izquierdas, buscar a Dios en la mismidad y en la caridad, en la línea de san Buenaventura: la caridad nos diviniza. San Buenaventura dice que la conciencia es el heraldo de Dios y esa conciencia es la prueba de que Dios existe. Yo diría que la educación religiosa te ha construido una conciencia a la medida de la demostración de que Dios existe y que sólo cuando te liberas de esa conciencia religiosamente instrumental accedes a la lucidez. Como soy lúcido, Carvalho, puedo ser Dios, mayor o menor. De momento un dios menor al frente de una secta perfectamente ubicada en el ecosistema de poder. Yo construyo a los Testigos de Luzbel y Manelic el neocatarismo pancatalán y los dos formamos parte de un mismo departamento burocrático paralelo, incluso podríamos utilizar a la misma secretaria, la encantadora Neus o Margalida. Como soy Dios puedo darme cuenta de que la religión, como el nacionalismo, es un placebo y acabarán vendiendo religiones en las farmacias y nacionalismos en El Corte Inglés.
– Pero está usted integrado en una operación nacionalista.
– Posnacionalista, aunque vayamos con los nacionalistas a lo Manelic como compañeros de viaje. En la globalización los nacionalismos aplazados son puntos de partida para su propia autodestrucción. Hay que tener la audacia de construir neonacionalismos alternativos metabolizables por la globalización, a eso responde Región Plus. Las naciones emocionales serán un estorbo,Carvalho, y por eso hay que construirlas y desconstruirlas al mismo tiempo.
– Pero los nacionalistas catalanes o los de la Padania o los occitanos saben que Región Plus es una maniobra interestatal ligada por los departamentos de seguridad de la Unión Europea para hundir precisamente el escisionismo vasco, catalán o padano.
– En efecto, y yo acepto ese planteamiento porque me sirve. ¿No comprende usted el juego, Carvalho? Yo soy Luzbel y Manelic es el arcángel san Miguel, pero los dos trabajamos en la misma oficina, aunque el tonto de Manelic no sea consciente. Se está construyendo una nueva modernidad y por lo tanto una nueva síntesis entre Dios y Satanás. Piense usted en las claves de la Teología de la Seguridad: controlar el tráfico de drogas, controlar las sectas religiosas, controlar la extrema derecha y la nueva extrema izquierda anarquizante.
– ¿Y las guerras artificiales?¿Y el tráfico de armas?
– No sea idiota, Carvalho. ¿Quiere usted hundir la industria armamentista? Es como querer prescindir del petróleo. El hundimiento económico sería tan catastrófico que viviríamos, entonces sí, una nueva Edad Media llena de guerreros posindustriales y de canibalismos. ¿Le duele la cabeza?
– De momento me la aguanto con las manos. Todo empezó cuando intenté saber quién había matado a un joven de buena familia que quería ser un diablo, un diablillo, mejor dicho. Ha sido una víctima de la nueva modernidad construida por mafias.