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§ Restos de látex, aceite de ricino, maquillaje.

s Maquillaje teatral.

§ Restos de alginato.

s Utilizado en postizos moldeados en látex.

§ Arma del asesino: cuerda tejida en seda blanca con un núcleo de seda negra.

s La cuerda se usa en trucos de magia. Cambia de color. No se puede averiguar procedencia.

§ Nudo no corriente.

s Enviado a FBI y a Museo Marítimo (sin información).

s Nudos de los números de Houdini, prácticamente imposibles de desatar.

§ Utilizó tinta indeleble para firmar registro de entrada.

Perfil como ilusionista

§ El criminal utilizará la técnica de la desorientación (desvío de la atención) contra las víctimas y para librarse de la policía.

s Desorientación física (para distraer).

s Desorientación psicológica (para borrar sospechas).

§ La huida de la Escuela de Música es parecida a un truco llamado «El hombre evanescente». Demasiado corriente para averiguar procedencia.

§ El criminal es principalmente un ilusionista.

§ Tiene talento para la prestidigitación.

§ Conoce también la magia proteica (transformismo). Utiliza ropa hecha de piezas independientes, de nylon y seda; gorro que parece una calva; fundas para los dedos y otros elementos de látex. Puede ser de cualquier edad, género o raza.

Capítulo 9

Percibieron muchos olores conforme iban caminando: el de los lilos en flor, el humo de los carritos de los vendedores de pretzel [8], el humo de las barbacoas familiares de pollo y chuletas, y el de los bronceadores.

Sachs y Kara se dirigían a la enorme carpa blanca del Cirque Fantastique a través de la hierba húmeda de Central Park.

Al ver a dos amantes besándose en un banco, Kara preguntó:

– Así que él es algo más que tu jefe, ¿no?

– ¿Lincoln? Pues sí.

– Me he dado cuenta… ¿Cómo os conocisteis?

– En un caso. Un asesino en serie. Hace ya unos cuantos años.

– ¿Y resulta difícil, estando él como está?

– No, no es difícil. -Se limitó a responder Sachs, lo cual era completamente cierto.

– ¿Y no pueden hacer nada?, los médicos, quiero decir…

– Le han propuesto una operación, y se lo ha estado pensando. Entraña ciertos riesgos y lo más probable es que no funcione. El año pasado decidió que no y desde entonces no lo ha vuelto a mencionar. Así que el asunto está en el aire. Puede que cambie de opinión en algún momento, pero ya veremos.

– No parece que estés a favor.

– Y no lo estoy. Supone muchos riesgos para una mejoría que es bastante relativa. Para mí es una cuestión de sopesar riesgos. Pongamos que estás deseando atrapar a un asesino y tienes todos los papeles, ¿no? Me refiero a las órdenes de registro y todo eso. Sabes que está en un apartamento determinado. Bien, pues ¿qué haces?: ¿vas allí y derribas la puerta, aunque no sabes si está durmiendo o si está con sus compinches apuntándote con dos MP5? ¿O esperas hasta que vengan los refuerzos, arriesgándote a que huyan? Hay veces que merece la pena correr el riesgo y veces que no. Pero si él quiere seguir adelante con la operación, yo le apoyaré. Así es cómo funcionamos.

A continuación, Sachs le explicó que Rhyme había estado sometido a ciertos tratamientos que incluían estimulación electrónica de los músculos y una serie de ejercicios de los que se habían ocupado Thom y algunos fisioterapeutas (los mismos que había realizado el actor Christopher Reeve con unos resultados notables).

– Reeve es un hombre increíble -dijo Sachs-. Tiene una voluntad asombrosa. Y Lincoln es igual. No habla mucho de ello, pero a veces desaparece, sencillamente, y eso se debe a que pide a Thom y a los fisioterapeutas que trabajen con él los ejercicios. Pueden pasar algunos días sin que tenga noticias suyas.

– ¿Como una especie de «hombre evanescente», no? -preguntó la joven.

– Exacto -respondió Sachs sonriendo-. Permanecieron un momento en silencio, y Amelia se preguntó si Kara esperaba que le contara más cosas de su relación con Rhyme. Historias de perseverancia para superar los obstáculos evidentes, algunos detalles sobre los aspectos más complicados de la vida con un tetrapléjico. La reacción de la gente cuando estaban en público, e incluso alguna referencia a la naturaleza de su vida íntima. Pero, a decir verdad, si sentía curiosidad, no lo demostraba. De hecho, lo que detectaba Sachs sobre todo era envidia.

– Yo no he tenido mucha suerte últimamente en asuntos de hombres -continuó Kara.

– ¿No sales con nadie?

– No estoy segura -respondió pensativa Kara-. La última vez que nos vimos fue ante unas tostadas y unas mimosas. En mi casa. Estábamos tomando un brunch en la cama. Muy romántico. Dijo que me llamaría al día siguiente.

– Y no llamó.

– No llamó. ¡Ah!, y tal vez debería añadir que hace ya tres semanas de ese brunch.

– ¿Le has llamado tú?

– No, yo no le llamo -dijo con decisión-. Ahora le toca a él.

– Mejor para ti. -El orgullo y el poder eran inseparables, como bien sabía Sachs.

Kara soltó una carcajada.

– Hay un antiguo número de un mago llamado William Ellsworth Robinson, que fue muy popular. Se llamaba «Cómo deshacerse de su mujer» o «La máquina del divorcio». -Otra carcajada-. Pues ésa es mi historia. Soy más rápida que nadie para hacer que desaparezcan los novios.

– Bueno, pero ellos ya son bastante buenos en desaparecer solitos, ¿no? -apuntó Sachs.

– La mayoría de los tíos que conocí en mi anterior trabajo, la revista, o los de la tienda, sólo están interesados en dos cosas: un revolcón de una noche, o bien justo lo contrario: un noviazgo como es debido y luego echar raíces en algún barrio residencial… ¿Has tenido pretendientes así alguna vez?

– Ya lo creo. Puede resultar asqueroso. Todo depende del tipo, desde luego.

– Ahí está, compañera. O revolcón o noviazgo y sentar la cabeza…, las dos opciones son un problema para mí. No me gusta ninguna. Aunque, bueno, un revolcón de vez en cuando no viene mal, seamos realistas.

– ¿Y qué pasa con tus compañeros de profesión?

– ¡Vaya!, ya te has dado cuenta de que los he excluido de la ecuación revolcón-noviazgo. Otros artistas…, no, no me apetece. Demasiados conflictos de intereses. Suelen decir que les gustan las mujeres fuertes, pero la verdad es que la mayoría no son en absoluto partidarios de que nos dediquemos a esta profesión. La proporción entre hombres y mujeres es alrededor de cien a uno. Ahora, la situación ha mejorado. Oh, hay incluso algunas ilusionistas famosas. La Princesa Tenko, una maga asiática…, es brillante. Y hay otras cuantas. Pero esto es reciente. Hace veinte o treinta años no había ninguna mujer que fuera la estrella de la función, sólo eran ayudantes. -Dirigió una mirada a Sachs-. Algo parecido a lo que pasa en la policía, ¿no?

– Ya no está tan mal como antes. Al menos en mi generación. En los años sesenta y setenta, ahí sí que las mujeres estaban rompiendo el hielo. Esos eran los tiempos duros. Pero yo ya he hecho lo mío. Yo fui patrullera antes de dedicarme a investigar escenas de crímenes, y…

– ¿Que fuiste qué?

– Ser agente de patrulla móvil significa hacer rondas. Si teníamos que trabajar en el barrio de Hell's Kitchen, ponían a una mujer como pareja de un policía veterano. A veces me tocó en suerte algún pelmazo que odiaba la compañía de las mujeres. Así de simple, lo odiaba. No me dirigía la palabra en toda la jornada. Ocho horas recorriendo a pie las calles y el tío no soltaba prenda. Luego, íbamos a comer, y allí estaba yo intentando ser agradable, pero él se sentaba a un metro y se ponía a leer la sección de deportes, suspirando de vez en cuando porque tenía que perder el tiempo con una mujer. -Le volvieron algunos recuerdos a la memoria-. Yo trabajaba entonces en la casa Siete Cinco…

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[8] Los pretzel son una especie de panecillos salados en forma de ocho. (N. de la T)