La Serpiente apareció una vez más.
Antes de volver al lado de Adán, Eva llevó a Aklia a conocer el mar.
En pocos días el pelo de la hija había vuelto a cubrir sus mejillas. La piel de sus manos y sus pies largos y delicados se había endurecido adquiriendo un tono pardo. Parecía decidida a dejar que la noche la habitara. Caminaba tomada de su mano, dócil y torpe, vaciada de palabras. A ratos, en el trayecto, se soltaba y corría ayudándose con los brazos. El mar la deslumbró. Saltó contenta sobre la arena y se cubrió los ojos con el brazo para evitar el resplandor. Eva la dejó retozar, la mandó a recoger caracolas y conchas.
Ella se sentó sobre la roca donde soñó haber visto una mujer vestida con plumas cuyo rostro terminó siendo el suyo. Oyó la voz de la Serpiente antes de verla.
– Mira la pequeña Aklia. El pasado y el futuro van corriendo con ella por la playa.
– ¿Qué quieres decir?
– Ha vuelto a la inocencia, Eva; una inocencia anterior al Paraíso, precursora del Paraíso. La Historia ha saltado de ti a ella ahora y un tiempo largo y lento está por empezar.
– No sé si creerte. ¿Por qué Aklia? ¿Por qué no Caín y Luluwa? ¿Por qué no Adán y yo?
– Todos hemos cumplido nuestros designios, Eva. Así como tú has dibujado en las paredes de la cueva los códigos de tu pasado, Elokim ha dibujado en nosotros los símbolos con que la humanidad se entenderá a sí misma.
– ¿Y Aklia?
– Aklia es la realidad de Elokim. Nosotros somos sus sueños.
– Dijiste que en el principio estaba el final.
– El final de los descendientes de Aklia será llegar al principio. Reconocerlo como la memoria persistente que habrán querido encontrar haciendo y destruyendo su propia Historia.
– ¿Volverán al Paraíso? ¿Y después qué? ¿Se preguntarán qué hay más allá? ¿Se aburrirán?
– Quizás no. No sufrirán la ceguera de la inocencia, el anhelo de saber de la ignorancia. No necesitarán morder frutas prohibidas para conocer el Bien y el Mal. Lo llevarán con ellos. Sabrán que el único Paraíso donde es real la existencia es aquel donde posean la libertad y el conocimiento.
– ¿Crees que lleguen a ser verdaderamente libres? ¿Crees que Elokim se lo permita?
– La existencia es un juego de Elokim. Si tu especie encuentra la armonía, Elokim se marchará. Pienso que secretamente desea que le concedan el don del olvido y lo liberen de la soledad de su poder. Así podrá marcharse a construir otros universos.
– ¿Te irás con Él?
– Me iré si es que tu especie logra entender las señales. Me iré si es que Él y yo no terminamos víctimas de nuestras propias creaciones.
Eva miró a la Serpiente con tristeza. Mientras la veía su piel de escamas se llenó de plumas blancas, se afinó su rostro chato. En pocos segundos el plumaje suave, brillante la cubrió. Otra vez, como en su antiguo sueño, Eva vio su propio rostro reflejado en la criatura, instantes antes de que ésta se diluyera para siempre.
Llamó a Aklia. La tomó de la mano e inició el camino de regreso a la cueva.
El olor a salitre fue quedando atrás. Cruzaron las suaves colinas. Pasaron la noche abrazadas bajo unas rocas. Al amanecer bajaron por la depresión boscosa donde mucho tiempo atrás Eva se extraviara. El oro del otoño iluminaba los robles y el follaje. Eva apretó fuerte la mano de Aklia. Inquieta, Aklia miraba las copas de los árboles. Daba pequeños saltos. Se rascaba la cabeza.
Eva vio venir la manada de monos grandes, gráciles y vivaces columpiándose sobre las ramas.
Sintió los ojos húmedos. Cuánto había perdido, pensó.
Aklia se soltó de su mano. Antes de dejarla marchar ella se inclinó y la abrazó fuerte contra su corazón. Recuérdame, Aklia, dijo, recuerda cuanto has vivido. Algún día hablarás de nuevo. Ahora vete. ¡Corre, hija, ve y recupera el Paraíso!
Eva siguió sola su camino. Una llovizna tenue empezó a caer sobre el mundo. Y luego fue la lluvia.
Managua-La Finca-Santa Monica, 2007
BREVE BIBLIOGRAFÍA
Bloom, Harold y David Rosemberg, The book of J., Grove Weidenfeld, Nueva York, 1990.
Friedman, Richard Elliott, Who wrote the Bible?, Harper & Row, Nueva York, 1989.
Horne, Charles F. (ed.), The Sacred Books and Early Literature of the East, Parke, Austin and Lipscomb, Nueva York, Londres 1917.
La Biblia. Folio Society, Londres, 1958.
Norris, Pamela, Eve, a biography, New York University Press, Nueva York, 1998.
Pagels, Elaine, Adam, Eve and the Serpent, Vintage Books, Nueva York, 1989.
Platt, Rutheford H., The Forgotten Books of Eden, Kessinger Publishing Company, Montana, EE.UU., reproducción de edición publicada en Nueva York en 1927 por editorial desconocida.
Robinson, James M. (ed.), The Nag Hammadi Library, Harper Collins, San Francisco, 1990.
Scuchat, Wilfred, The Garden of Eden and the Struggle to be Human According to the Midrash Rabbah, Devora Publishing Company, Jerusalén, 2006.
Vermes, Geza (ed.), The complete Dead Sea Scrolls, Penguin.
Wiesel, Elie, Messengers of God: Biblical Portraits and Legends, Simón and Schuster, Nueva York, 2005.
INTERNET
Google Earth
Wikipedia
GIOCONDA BELLI
Gioconda Belli nació en Managua (Nicaragua) en 1948. Es una de las más conocidas escritoras centroamericanas. Dio a conocer sus primeros poemas en 1970. Ese mismo año se integró en el Frente Sandinista de Liberación Nacional, organización entonces clandestina, para derrocar la dictadura somocista. En 1972 fue premiada por su obra Sobre la grama.
Perseguida por la policía somocista, se exilió a México y Costa Rica, eludiendo la condena de siete años de cárcel que le impuso un tribunal militar. Fue miembro de la Comisión diplomática del FSLN en el exterior. En 1978, viviendo en Costa Rica, obtuvo el premio Casa de las Américas de poesía por su libro Línea de fuego. Con el triunfo de la Revolución Sandinista, regresó a Nicaragua, desempeñó diversos cargos para el nuevo gobierno revolucionario y publicó Truenos y Arco Iris y De la costilla de Eva.
En 1988 escribió ésta su primera novela, traducida ya a ocho idiomas y un gran éxito editorial; posteriormente publicó Sofía de los presagios. Ganadora del Premio Biblioteca