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Gracias también a Daniel Starer, Investigación para Escritores. Ésta es la quinta novela en la que Dan me ha ayudado, y para ahora ya sabe lo que necesito antes de que lo sepa yo mismo.

Esta novela no habría podido ser escrita sin la ayuda, dedicación y paciencia infinita de mis colaboradoras, Dianne Francis y Georgia León. No es fácil trabajar diariamente con un escritor pero Dianne y Georgia me hacen la vida más fácil. Gracias.

Si es difícil trabajar con un escritor, no es muy divertido vivir con él mientras escribe. Esa labor recae en mi mujer, Ginny, que tiene la paciencia de una santa y la capacidad correctora correspondiente a la tarea de revisar los textos de un hombre que no sabe ortografía ni puntuación. Como siempre, muchas, muchas gracias, y mucho amor.

Una vez más, como con Plum Island, un millón de gracias al teniente John Kennedy, del Departamento de Policía del condado de Nassau. Como policía y como abogado, John salvaguarda la honradez de mis policías de ficción y salvaguarda también la honradez y la satisfacción del autor. Con JK en el caso, la verdad triunfa.

El Museo Cuna de la Aviación de Long Island es una nueva y extraordinaria instalación que rinde honor a los hombres y mujeres que han hecho, y continúan haciendo, que Estados Unidos sea la primera potencia mundial en aviación y la mejor en ciencia aeronáutica y espacial. Quiero dar las gracias a Edward J. Smits (coordinador de Planificación), Gary Monti (subcoordinador de Planificación), Joshua Stoff (conservador) y Gerald S. Kessler (presidente de Amigos de la Herencia de Long Island) por enseñarme el museo y compartir conmigo su visión.

Es posible que los datos, procedimientos y detalles que me fueron suministrados hayan sido mal interpretados, olvidados o ignorados. Por consiguiente, todos los errores de omisión y comisión son exclusivamente míos.

También quiero aprovechar esta oportunidad para expresar mi agradecimiento a las personas de Warner Books y Time Warner AudioBooks por su tenaz trabajo, apoyo, dedicación y amistad: Dan Ambrosio, Chris Barba, Emi Battaglia, Carolyn Clarke, Ana Crespo, Maureen Mahon Egen, Letty Ferrando, Sarah Ford, Jlmmy Franco, David Goldstein, Jan Kardys, Sharon Krassney, Diane Lu-ger, Tom Maciag, Peter Mauceri, Judy McGuinn, Jackie Merri Meyer, Martha Otis, Jennifer Romanello, Judy Rosenblatt, Carol Ross, Bill Sarnoff, Ann Schwartz, Maja Thomas, Karen Torres, Nancy Wiese, y en último término, pero no por ello menos importante, Harvey-Jane Kowal, el corrector más concienzudo del mundo.

Mi agradecimiento también a Fred Chase, la máxima autoridad sobre guiones, comas, toponímicos, datos y etcéteras.

Afortunado es el autor que tiene un buen editor, y yo he sido doblemente bendecido por la fortuna al tener junto a mí a Larry Kirshbaum y Jamie Raab, cuya capacidad está sobradamente a la altura de la tarea.

Mis quince años y siete novelas con Warner Books han sido en diferentes ocasiones felices e interesantes, pugnaces y tensos, muy exitosos, siempre divertidos y jamás aburridos. Es el Número Uno.

Y, finalmente, mi agente y amigo durante los últimos veinte años más o menos, Nick Ellison. Se necesitaría otro volumen para exponer mi relación con él pero, en dos palabras: Gracias, muchacho.

Debra Del Vecchio y Stacy Moll han realizado generosas aportaciones a organizaciones caritativas de Long Island a cambio de que sus nombres fuesen utilizados como personajes de esta novela. Espero que disfruten con sus ficticios alter egos y que continúen su buena obra en favor de causas merecedoras de ello.

Nelson DeMille

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