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Parece muy seguro de que la opinión popular se mostraría decididamente a favor de la intervención.

Déjeme que le explique algo, Jernau Gurgeh dijo la unidad. El Azad es un juego que va acompañado de apuestas, y es frecuente que las apuestas lleguen a los niveles más altos imaginables. La forma que toman esas apuestas puede ser bastante macabra. Si accede a participar en el juego dudo mucho de que llegue a los niveles en que el desenlace de una partida puede depender de ese tipo de apuestas, pero es perfectamente normal apostar prestigio, honores, posesiones, esclavos, favores, tierra e incluso… la licencia física.

Gurgeh esperó en silencio durante unos momentos, pero acabó cansándose de esperar.

Muy bien suspiró. ¿Qué es eso de la «licencia física»?

Los jugadores acuerdan toda clase de torturas y mutilaciones a las que el perdedor de la apuesta debe someterse.

¿Quiere decir que si pierdes… te… te hacen todas esas cosas?

Exactamente. Por ejemplo, es perfectamente posible apostar la pérdida de un dedo contra una violación rectal de macho por ápice con violencia incluida.

Gurgeh contempló en silencio a la unidad durante varios segundos y acabó asintiendo lentamente con la cabeza.

Bueno… Debo admitir que eso sí es barbarie.

Es una incorporación bastante reciente al juego y la clase dirigente la considera como una especie de concesión liberal, pues en teoría permite que una persona pobre pueda mantener sus apuestas al mismo nivel que una persona rica. Antes de la introducción de lo que ellos llaman opción de la licencia física una persona rica siempre podía eliminar del juego a los pobres superando sistemáticamente sus apuestas.

Oh.

Gurgeh podía comprender la lógica de aquella idea, pero por mucho que le dio vueltas no logró encontrarle ninguna moralidad.

El imperio de Azad no es la clase de sitio sobre el que resulte fácil pensar con frialdad o emitir juicios mesurados, Jernau Gurgeh. Han hecho cosas que el habitante promedio de la Cultura consideraría… Bueno, cosas de las que ni tan siquiera querría oír hablar. Un programa de selección y manipulación genética ha rebajado el promedio de inteligencia del macho y la hembra; el control de los nacimientos mediante la esterilización selectiva, la hambruna por áreas, la deportación en masa y los sistemas impositivos basados en la raza han producido el equivalente de un genocidio, con el resultado de que casi todos los habitantes del planeta sede del imperio tienen el mismo color y la misma constitución física. Su forma de tratar a los cautivos de otras especies, sus sociedades y sus creaciones es igualmente…

Oiga, ¿está seguro de que todo esto no es una broma? Gurgeh se levantó del sofá y entró en el campo del holograma. Bajó la vista hacia aquel tablero fantásticamente complejo que parecía estar debajo de sus pies, pero del que se sabía separado por una distancia tremenda. ¿Me está diciendo la verdad? Ese imperio… ¿Existe realmente?

Le aseguro que existe, Jernau Gurgeh. Si quiere obtener una confirmación a cuanto le he dicho puedo hacer los arreglos necesarios para que se le conceda un derecho de acceso especial a los VGS y las Mentes que están involucradas en este asunto. Puede averiguar todo lo que desee sobre el imperio de Azad, desde el primer contacto hasta los informes más recientes en tiempo real. Todo es cierto.

¿Y cuándo se produjo ese primer contacto? preguntó Gurgeh volviéndose hacia la unidad. ¿Cuánto tiempo llevan ocultando la existencia del imperio?

La unidad vaciló.

No mucho dijo por fin. Setenta y tres años.

Vaya, ya veo que no les gusta apresurarse, ¿eh?

Sólo cuando no tenemos otra opción dijo la unidad.

¿Y qué opina el imperio de nosotros? preguntó Gurgeh. Deje que lo adivine… Les han contado unas cuantas cosas sobre la Cultura, pero se han callado otras muchas, ¿no?

Admirable, Jernau Gurgeh dijo la unidad, y el tono de su voz indicó que le había faltado muy poco para echarse a reír. No, no se lo hemos contado todo. Eso es algo de lo que le informará más detalladamente la unidad que enviaremos con usted, si es que decide aceptar nuestra oferta. Hemos engañado al imperio desde el primer momento dándole datos falsos sobre nuestros recursos, distribución, número de habitantes, nivel tecnológico e intenciones finales…, aunque, naturalmente, eso sólo ha sido posible gracias a la relativa escasez de civilizaciones tecnológicamente avanzadas que se da en esa región de la Nube Menor. Por ejemplo, los azadianos no saben que la Cultura tiene su base en la galaxia principal. Creen que venimos de la Nube Mayor y que nuestra población sólo es aproximadamente el doble de la suya. Saben muy poco sobre el nivel de manipulación genética promedio existente en los humanos de la Cultura, no tienen ni idea de la sofisticación alcanzada por nuestras máquinas inteligentes y jamás han oído hablar de una Mente o visto un VGS.

»Han estado intentando averiguar más cosas sobre nosotros desde el primer contacto, naturalmente, pero no han tenido ningún éxito. Probablemente piensan que tenemos un planeta central o algo parecido, ya que ellos siguen siendo una especie considerablemente orientada hacia los planetas. Utilizan técnicas de planoformación para crear ecosferas utilizables o, y eso ocurre con bastante más frecuencia, se limitan a conquistar planetas ya ocupados. Son catastróficamente torpes tanto al nivel ecológico como al moral. La razón por la que quieren saber más cosas sobre nosotros es que les encantaría invadirnos. Quieren conquistar la Cultura. Su problema básico, como ocurre con todas las mentalidades tipo matón-de-escuela, es que están profunda y terriblemente asustados. Son una especie paranoica y, al mismo tiempo, xenófoba. No nos atrevemos a permitir que conozcan hasta dónde llega el poder de la Cultura porque tememos que todo el imperio podría autodestruirse…, ya sabe que ese tipo de cosas han ocurrido en el pasado aunque, naturalmente, sucedieron mucho antes de que se creara Contacto. Nuestras técnicas actuales son bastante más refinadas y eficaces. Aun así, es una solución muy tentadora dijo la unidad, dando la impresión de que estaba pensando en voz alta y de que no hablaba con Gurgeh.

Dan la impresión de ser unos… dijo Gurgeh, y tardó un poco en completar la frase. Había estado a punto de utilizar la palabra «bárbaros», pero no le pareció lo suficientemente fuerte. Son como animales, ¿no?