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La Factor limitativo llegó a su cita con el Supertransporte clase Río Bésame el culo ciento un días después de haber abandonado Chiark y haber recorrido más de dos mil años luz de distancia. Las dos naves quedaron envueltas en un campo de forma elíptica y empezaron a aumentar su velocidad para igualar la del VGS. Al parecer el proceso exigiría unas cuantas horas, y Gurgeh se fue a la cama tal y como habría hecho en circunstancias normales.

La Factor limitativo le despertó cuando llevaba un rato durmiendo. La nave activó la pantalla de su camarote.

¿Qué ocurre? preguntó Gurgeh con voz adormilada empezando a sentir las primeras punzadas de preocupación.

La pantalla que ocupaba toda una pared del camarote tenía incorporado un sistema holográfico, por lo que de hecho actuaba como una ventana. Antes de apagarla y acostarse la pantalla mostraba la parte posterior del Supercarguero recortándose contra el telón de fondo de las estrellas.

Ahora mostraba un paisaje; un panorama de lagos, colinas, arroyos y bosques vistos a ojo de pájaro que se movía lentamente.

Pensé que quizá te gustaría verlo dijo la nave.

¿Dónde queda eso? preguntó Gurgeh frotándose los ojos.

No entendía nada. Había creído que el objetivo de la cita con el Supercarguero era evitar que el VGS con el que debían encontrarse dentro de poco tuviera que reducir la velocidad. Se suponía que el Supercarguero debía remolcarles a una velocidad superior a la que eran capaces de alcanzar por sus propios medios para que pudieran alcanzar a la nave gigante, pero a juzgar por lo que estaba viendo debían haberse detenido encima de un Orbital, un planeta o algo todavía mayor.

Hemos llegado al punto de cita con el VGS Bribonzuelo —dijo la nave.

¿De veras? ¿Dónde está? preguntó Gurgeh sacando los pies de la cama.

Estás contemplando su parque posterior.

La imagen debía haber estado levemente aumentada porque Gurgeh vio como todo se hacía un poco más pequeño, y comprendió que estaba contemplando una estructura colosal sobre la que el Factor limitativo iba desplazándose lentamente. El parque parecía tener una forma más o menos cuadrada y la falta de referencias impedía que Gurgeh pudiera hacerse una idea de cuántos kilómetros medía su arista. El inmenso espacio lleno de neblinas que tenía delante de los ojos contenía un atisbo casi imperceptible de inmensos cañones de formas regulares. Los cañones hacían pensar en costillas curvadas sobre aquella enorme superficie que descendían hacia los niveles inferiores. Toda aquella masa de aire, agua y suelo estaba iluminada desde arriba, y Gurgeh se dio cuenta de que ni tan siquiera podía ver la sombra proyectada por la Factor limitativo.

Hizo unas cuantas preguntas sin apartar los ojos de la pantalla.

El Vehículo General de Sistemas clase Placa Bribonzuelo sólo medía cuatro kilómetros de altura, pero su longitud superaba los cincuenta y tres y su anchura era de unos veintidós. El parque trasero ocupaba una extensión de cuatrocientos kilómetros cuadrados, y la longitud total de la estructura de un extremo a otro de su campo más superficial era de algo más de noventa kilómetros. El VGS había sido concebido más para la construcción de naves que como habitáculo, por lo que sólo transportaba unos doscientos cincuenta millones de personas.

* * *

Durante los quinientos días que el Bribonzuelo necesitó para ir desde la galaxia principal hasta la región de las Nubes, Gurgeh fue aprendiendo poco a poco el juego del Azad, e incluso encontró el tiempo libre suficiente para conocer a unas cuantas personas y establecer algunas relaciones de amistad.

Los humanos del VGS eran gente de Contacto. La mitad de ellos formaban la tripulación del VGS y estaban allí no tanto para encargarse de la estructura cualquiera del triunvirato de Mentes con que contaba era perfectamente capaz de ello, como para dirigir la sociedad humana de a bordo y para estudiar el interminable torrente de datos que acompañaba a los nuevos descubrimientos hechos por otros VGS y las unidades más alejadas de Contacto; para aprender y para actuar como representantes humanos de la Cultura en los sistemas estelares y los sistemas de sociedades conscientes que Contacto estaba allí para descubrir, investigar y en ciertas ocasiones alterar.

La otra mitad estaba compuesta por las tripulaciones de naves más pequeñas. Algunas estaban allí para descansar o porque habían hecho una parada en el VGS para reaprovisionarse, otras acortaban su viaje al igual que lo estaban haciendo Gurgeh y la Factor limitativo, algunas partían para examinar los macizos y grupos estelares existentes entre la galaxia y las Nubes y otras personas esperaban a que sus medios de transporte estuvieran construidos, pues por el momento las naves y los Vehículos de Sistemas de menor tamaño en los que viajarían sólo existían como un número más en la lista de naves y estructuras que serían construidas a bordo del Bribonzuelo en algún momento del futuro.

El Bribonzuelo era lo que Contacto llamaba un VGS de vertido. Actuaba como una especie de punto focal que atraía a los seres humanos y al material, escogiendo a las personas y convirtiéndolas en tripulaciones para las unidades, LVS, MVS y clases más pequeñas de VGS que construía. Otros tipos de VGS de gran tamaño estaban concebidos para servir como habitáculos, y se abastecían a sí mismos de tripulaciones humanas para las naves y estructuras que construían.

Gurgeh pasó unos cuantos días en el parque que había en la parte superior de la estructura dando paseos o sobrevolándolo en una de la aeronaves con alas y hélices que hacían furor en el VGS por aquella época. Adquirió la destreza suficiente en su manejo para inscribirse en una carrera durante la que varios miles de aquellos frágiles aparatos trazaron ochos sobre la parte superior del Vehículo, metiéndose por uno de los accesos grandes como cavernas que recorrían toda la longitud de la estructura, saliendo por el otro extremo y deslizándose por debajo del Bribonzuelo.

La Factor limitativo había quedado alojada en una Bodega Principal pegada a un Acceso y le animó a participar en la carrera diciendo que eso le proporcionaría la distracción de la que estaba tan necesitado, y le aseguró que serviría para relajarle. Gurgeh rechazó todas las ofertas de jugar que le hicieron, pero sí aceptó algunas de las invitaciones a fiestas, acontecimientos sociales y reuniones varias. Pasó unos cuantos días y noches fuera de la Factor limitativo, y a su vez la vieja nave de guerra se convirtió en anfitriona de un no muy numeroso pero sí muy selecto desfile de invitadas femeninas.

Pero Gurgeh siguió pasando la mayor parte del tiempo a solas dentro de la nave repasando tablas de cifras y registros de partidas, frotando las piezas biotecnológicas entre sus dedos y recorriendo a grandes zancadas los tres tableros principales mientras sus ojos se deslizaban velozmente sobre ellos captando la disposición de las zonas y las piezas y su mente intentaba encontrar pautas, oportunidades, puntos débiles y buenas combinaciones.