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Invirtió veinte días en un cursillo acelerado de eáquico, el lenguaje imperial. Al principio había tenido la intención de hablar marain y utilizar los servicios de un intérprete, pero sospechaba que existían conexiones muy sutiles entre el juego y el lenguaje y lo aprendió sólo por esa razón. Después la nave le dijo que de todas formas habría sido deseable que lo aprendiera, pues el afán de secreto de la Cultura era tan exagerado que el Imperio de Azad no debía conocer ni tan siquiera las complejidades de su lenguaje secreto.

* * *

Poco después de su llegada al VGS recibió la visita de una unidad aún más diminuta que Mawhrin-Skel. La máquina tenía una estructura circular y estaba compuesta de partes independientes que giraban lentamente: parecía un conjunto de anillos en rotación alrededor de un núcleo estacionario. La máquina le informó de que era una unidad bibliotecaria con entrenamiento diplomático y que se llamaba Trebel Flere-Imsaho Ep-Handra Lorgin Estral. Gurgeh la saludó y se aseguró de que su terminal estaba activada. En cuanto la máquina se hubo marchado envió un mensaje a Chamlis Amalk-Ney acompañado por una grabación de su encuentro con la diminuta unidad. Chamlis no tardó en informarle de que la máquina parecía ser justamente lo que afirmaba, un ejemplar de un modelo de unidad bibliotecaria bastante reciente. No se trataba de la antigualla que habían esperado, pero lo más probable era que fuese inofensiva. Chamlis nunca había oído hablar de que existiera una versión ofensiva de aquel modelo.

La vieja unidad también le transmitió algunos cotilleos de Gevant. Yay Meristinoux estaba hablando de abandonar Chiark para proseguir su carrera de paisajista en otro sitio. Últimamente había empezado a interesarse por algo llamado volcanes, y Chamlis le preguntó si Gurgeh tenía alguna idea de qué eran. Hafflis había decidido volver a cambiar de sexo. La profesora Boruelal le mandaba sus saludos y añadía que no le enviaría ningún mensaje más hasta que Gurgeh respondiera a sus comunicaciones anteriores. Mawhrin-Skel seguía sin aparecer, cosa de la que Chamlis se alegraba mucho. Su incapacidad de seguir el rastro de aquella horrenda máquina parecía haber irritado considerablemente al Cubo. Técnicamente hablando el pequeño engendro seguía dentro de la jurisdicción de la Mente Orbital, y cuando llegara el momento del próximo censo e inventario ésta tendría que dar alguna clase de explicación que justificara su ausencia.

Después de su primer encuentro con Flere-Imsaho Gurgeh pasó unos cuantos días preguntándose qué había encontrado de inquietante en la diminuta unidad bibliotecaria. Flere-Imsaho resultaba casi patéticamente pequeña podría haberse ocultado en el hueco de dos manos juntas, pero había algo en ella que hacía que Gurgeh se sintiera inexplicablemente incómodo en su presencia.

Gurgeh resolvió el enigma o, mejor dicho, despertó una mañana con la solución grabada en su mente después de haber tenido una pesadilla en la que estaba atrapado dentro de una esfera metálica a la que se hacía rodar locamente en un juego tan extraño como cruel… Las secciones exteriores que no paraban de girar y el color blanco de sus componentes hacían que Flere-Imsaho resultara muy parecida a una de las tarjetas de cerámica que se empleaban para registrar la posición de las piezas ocultas en las partidas de Posesión.

Gurgeh estaba instalado en una silla que le envolvía cómodamente colocada debajo de algunos árboles de exuberante follaje y observaba a las personas que patinaban en la pista que había más abajo. Sólo llevaba puesta una chaqueta delgada y unos pantalones cortos, pero el campo de filtraje que se interponía entre la zona de observación y la pista de hielo se encargaba de mantener caliente el aire de la zona en que se encontraba. Gurgeh repartía su tiempo entre el aprenderse de memoria las ecuaciones de probabilidad que le mostraba la pantalla de su terminal y la pista de patinaje, donde unas cuantas personas a las que conocía se deslizaban velozmente alrededor de las superficies de colores claros.

Buenos días, Jernau Gurgeh dijo la unidad Flere-Imsaho con su vocecita chillona.

La unidad se posó delicadamente sobre uno de los brazos acolchados de la silla. Los campos de su aura brillaban con el verde y amarillo habituales que indicaban una apacible mezcla de afabilidad y disposición a entablar relaciones con los demás.

Hola dijo Gurgeh mirándola de soslayo. Bueno, ¿qué has estado haciendo?

Puso un dedo junto a la pantalla de la terminal para inspeccionar otra serie de tablas y ecuaciones.

Oh, bueno… Confieso que he estado estudiando algunas de las especies de pájaros que viven en el interior del Vehículo. Los pájaros siempre me han parecido muy interesantes. ¿No piensas lo mismo?

Hmmm. Gurgeh asintió vagamente mientras veía cambiar las tablas. Lo que no he conseguido entender siguió diciendo es que cuando vas a dar un paseo por el parque de arriba encuentras cagadas de pájaros, cosa que ya esperabas, pero aquí dentro todo está impecable. ¿Tienen robots que se encargan de ir siguiendo a los pájaros para limpiar sus cagadas o utilizan algún otro sistema? Ya sé que podría preguntarlo, pero quería resolver el enigma sin ayuda. Tiene que haber alguna respuesta, ¿no?

Oh, es muy sencillo dijo la pequeña máquina. Basta con utilizar árboles y pájaros que mantengan una relación simbiótica. Los pájaros sólo cagan alrededor de ciertos árboles porque si no lo hicieran los frutos de los que dependen no crecerían.

Gurgeh bajó los ojos hacia la unidad.

Comprendo dijo en un tono de voz bastante frío. Bueno, la verdad es que ya estaba empezando a hartarme del enigma…

Volvió a concentrar su atención en las ecuaciones y colocó la terminal flotante de tal forma que su pantalla le impidiera ver a Flere-Imsaho. La unidad cayó en un silencio algo avergonzado, se envolvió en una veloz sucesión de destellos púrpura contrito y plata se-ruega-no-molestar y se alzó por los aires.

Flere-Imsaho procuraba mantenerse alejado de Gurgeh. Le visitaba aproximadamente una vez al día, y no se alojaba a bordo de la Factor limitativo. Gurgeh se alegraba de ello. Había momentos en que la joven máquina decía tener sólo trece años podía ser realmente insoportable. La nave intentó tranquilizarle asegurándole que la pequeña unidad estaría a la altura de la misión que se le había encomendado, y que en cuanto llegaran al Imperio le impediría cometer errores sociales y le asesoraría en los problemas lingüísticos que se le pudieran presentar. Aparte de eso la Factor limitativo acabó confesando a Gurgeh que también había intentado dar ánimos a Flere-Imsaho asegurándole que el humano sentía un gran respeto hacia ella y la apreciaba mucho.

* * *

Hubo más noticias de Gevant. Gurgeh tenía la sensación de que por fin estaba empezando a dominar el Azad y de que podía perder algunas horas en algo que no fuera el juego, por lo que escribió unas cuantas cartas y grabó varios mensajes. Él y Chamlis se comunicaban con intervalos de cincuenta días, aunque Gurgeh descubrió que tenía muy poco que contar y la mayoría de noticias llegaban del otro extremo de la línea. Hafflis ya había completado su cambio de sexo y estaba de bastante mal humor, pero aún no había quedado embarazada. Chamlis estaba compilando una historia definitiva de un planeta primitivo que había visitado hacía mucho tiempo. La profesora Boruelal había decidido tomarse medio año sabático y se había ido a vivir a un albergue de montaña en la Placa Osmolon sin llevarse consigo una terminal. Olz Hap la niña prodigio había salido de su cascarón. Ya estaba dando conferencias sobre juegos en la universidad y se había convertido en una brillante presencia habitual de los mejores circuitos de juegos. Había pasado unos cuantos días en Ikroh con el único objetivo de poder compartir las emociones y pensamientos de Gurgeh, y había afirmado en público que era el mejor jugador de toda la Cultura. El análisis hecho por Hap de la famosa partida de Acabado que habían jugado en casa de Hafflis aquella noche había gozado de la mejor recepción a una primera obra que se recordaba.