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»Otra cosa que debe recordar es que, en realidad, usted no habrá hecho el viaje. El Barker que aparezca en el receptor no poseerá un átomo en su cuerpo que sea un átomo de su cuerpo actual. Una fracción de segundo en el pasado, esos átomos formaban parte de una masa de material inorgánico situado cerca del receptor. El Barker que surja habrá sido creado por la manipulación de esos átomos…, quitándole partículas a algunos y añadiéndoselas a otros, como alguien que le robara a Pedro para pagarle a Pablo.

»No produce ninguna diferencia funcional, recuerde que es así en la teoría: el Barker que aparezca será un duplicado exacto del original. Se trata del cuerpo de Barker, completo con sus células cerebrales, que duplican la disposición y las capacidades eléctricas de las originales. Este nuevo Barker tendrá sus recuerdos intactos, e incluso el recuerdo a medio terminar del pensamiento que él tenía acabará mientras está ahí. Sin embargo, el Barker original ha desaparecido para siempre, y sus átomos habrán sido convertidos en la energía que impulsó al transmisor.

—En otras palabras —comentó Barker—, estaré muerto. —Se encogió de hombros—. Bueno, eso es lo que me prometió.

—No —corrigió Hawks—. No —repitió lentamente—, no es lo que le prometí. En teoría, el Barker que aparezca en el receptor no podrá ser distinguido en ningún aspecto del original. Tal como le expliqué al principio, a él le parecerá como si nada hubiera ocurrido. Cuando le ocurra a usted, le parecerá que es usted el que se encuentra allí. La comprensión de que en algún lugar, en un momento, hubo un Barker que ya no existe, será puramente académica. Usted lo sabrá porque recordará lo que yo le estoy comunicando ahora. No lo sentirá.

»Tendrá un recuerdo claro de ser introducido en el traje y conducido al transmisor, de sentir la cámara del campo magnético al suspender el traje con usted en su interior, de las luces al apagarse y de descender al suelo de la cámara y darse cuenta de que debe hallarse en el receptor. No, Barker —finalizó Hawks, haciendo un gesto con la cabeza a los hombres del equipo, que se adelantaron con la ropa interior de algodón y el traje de presión elástico que Barker llevaría justo debajo de la armadura—. Cuando le mate, será de otras formas. Y usted podrá sentirlas.

Se marchó, dirigiéndose hasta el lugar en el que Sam Latourette comprobaba el transmisor, y alzó un brazo; sin embargo, se detuvo antes de rodearle los hombros.

—¿Cómo va todo, Sam? —preguntó.

Latourette volvió el rostro.

—Bien —repuso, despacio—; está transmitiendo los objetos de prueba a la perfección. —Indicó con la cabeza a un ayudante que acunaba entre los brazos a un mono anestesiado—. Y Jocó ha pasado por el transmisor y ha salido a este receptor en cinco ocasiones. La exploración concuerda perfectamente con la cinta que grabamos en la primera emisión de hoy, y también dentro de las expectativas de pérdida con la cinta de ayer. Cada vez se ha tratado del mismo Jocó de siempre.

—No podemos pedir más, ¿verdad? —comentó Hawks.

—No, no podemos —replicó de modo implacable Latourette—. Será igual con él —señaló con un movimiento brusco de la cabeza en dirección a la mesa—. No te preocupes.

—De acuerdo, Sam —suspiró Hawks—. Yo tampoco le propondría como miembro de ningún club de campo. —Miró a su alrededor—. ¿Se encuentra Ted Gersten junto con el equipo de recepción?

—Está arriba trabajando en una de las baterías de la señal de modulación. Es la única que no pasó la prueba. Ha ordenado que la desmantelaran. Ha dicho que la tendrá ensamblada esta noche, con tiempo suficiente para mañana.

Hawks frunció el ceño, pensativo.

—Será mejor que suba y hable con él. Creo que debería estar con nosotros cuando Barker vaya a ser explorado. —Dio media vuelta; luego, miró hacia atrás— Me gustaría que transmitieras a Jocó una vez más. Para asegurarnos.

Los labios de Latourette se cerraron. Le hizo una señal al ayudante con el mono con un gesto circular del brazo.

Gersten era un hombre enjuto, de facciones correosas y profundas y redondas cuencas oculares, cuyos bordes sobresalían claramente bajo la tensa piel de su cara. Los labios anchos y delgados casi eran del mismo color que el rostro. Se retraían cuando hablaba, mostrando los dientes y dando una impresión de gran intensidad. En contraste, su voz era suave, profunda y baja. Estaba de pie rascándose el cabello de una tonalidad gris acero, observando a los dos técnicos que se hallaban alzando un componente del chasis de la batería, que había sido sacado del equipo y depositado en el suelo de la galería.

Los cables del generador de señal de prueba colgaban del estante de servicio que había más arriba. Otras piezas del equipo de prueba se hallaban a los pies de los tres hombres. Mientras Hawks se acercaba desde la escalera que había en el extremo de la galería, Gersten se volvió y lo observó.

—Hola, Ed.

—Ted —asintió Hawks, y miró el trabajo que realizaban—. ¿Cuál es el problema?

—El distribuidor de voltaje. Ha cogido una especie de intermitencia. Funciona bien durante un rato; luego forma como un ovillo, y después vuelve a enderezarse.

—Oh. Por lo demás, Sam me ha comunicado que no hay problemas.

—Así es.

—Bien. Escuche, voy a necesitarle en el transmisor con Sam y conmigo en el momento en que exploremos al nuevo voluntario. ¿Quiere venir ahora?

Gersten miró a los dos técnicos.

—Claro. Los muchachos lo están haciendo bien.

Se apartó con cuidado de los instrumentos de prueba y bajó por la galería en dirección a la escalera al lado de Hawks.

Cuando se encontraron fuera del alcance de los oídos de los técnicos, Hawks comentó como al descuido:

—Puede que mañana tenga mucho que hacer, Ted. No tiene sentido que pierda tiempo en el ensamblado de cables esta noche cuando podría estar durmiendo. Solicite un nuevo distribuidor de la fábrica por medio de una entrega rápida por mensajero y envíeles el viejo. Deje que el dolor de cabeza sea de ellos. De cualquier manera, tendrá que realizar una serie de pruebas nuevas una vez más.

Gersten parpadeó.

—Supongo que eso se me hubiera debido ocurrir a mí. —Contempló a Hawks—. Sí. Así debió haber sido. —Se detuvo y añadió—: Enseguida estoy con usted, Ed.

Dio media vuelta y regresó a donde estaban los técnicos.

Hawks descendió por la escalera de hierro, y los tacones de sus zapatos resonaron con pisadas suaves y regulares. Atravesó de nuevo el laboratorio hasta donde Latourette observaba los instrumentos que había encima de la consola de la cinta de un gabinete de color gris conectado a un ordenador, llamando esporádicamente al técnico de ordenadores para que le leyera las cifras. El mono se hallaba una vez más en brazos del ayudante, agitándose soñoliento contra su pecho a medida que el efecto de la anestesia se diluía.

Hawks contempló en silencio mientras Latourette cotejaba las lecturas grabadas con los datos que le suministraba un técnico del equipo de recepción, que estaba operando otro ordenador de servicio.

—De acuerdo, Bill —dijo Latourette, dando media vuelta—. Pero ahora activemos las dos muestras para realizar la comparación. Hazme saber si algo no marcha bien.