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Al denominarlo «realismo extremo», he pensado en dos problemas: 1. ¿Qué causa hizo que esta forma de escribir apareciera en el escenario literario? 2. ¿Cuáles son las condiciones que se requieren para que tenga éxito?

Sobre el primer problema, al leer las novelas publicadas en estos últimos años, me he dado cuenta de que la literatura se encuentra ahora en una situación difícil, o más bien una situación desesperada. Esto quiere decir que han llegado a su final las dos maneras fundamentales de escritura: el método del realismo clásico y la forma artística de vanguardia. Aunque el método del realismo clásico ya no funciona, no podemos sustraernos a la existencia real y a sus problemas, ni eludir la viva y cruel realidad. En tal caso, ¿qué debemos hacer? Algunos escritores y artistas actuales han encontrado una salida que llaman «jugar», jugar a la vanguardia, al vanguardismo, a la forma pura, al lenguaje, a los pasatiempos inteligentes, convirtiendo así la literatura en un concepto, en un programa. Sin embargo, a finales del siglo, hemos podido comprobar, cada vez con mayor claridad, el aspecto negativo de estos juegos. Al fin y al cabo, el lenguaje no puede ser el hogar final, la herramienta no es la misma existencia, el arte y la literatura no son fantoches de la forma, la envoltura no es el propio cuerpo espiritual, el postmodernismo no es más que una carcasa sin «doctrina» y no ha creado nada concreto. En una palabra, la revolución del arte ha llegado a su fin y el juego de vanguardia también. Al ver claramente que la revolución de la forma se halla en una situación sin salida, Gao Xingjian ha dicho adiós a las «doctrinas», a la revolución del arte y también a la revolución en general. El «realismo extremo» es el nuevo camino que ha elegido después del «derrumbamiento» del modo de pensar de aquella gente. Lo ha elegido con razón. Ha entrado con valentía y decisión en la realidad, en el cuerpo propio de la vida, y se ha demostrado su gran talento para transformar esa realidad y ese cuerpo vivo que abraza en formas artísticas poéticas.

Sobre el segundo problema, he reflexionado mucho tiempo después de leer este libro y he vuelto a leerlo durante la reflexión. Por fin he descubierto la mirada juiciosa con que el autor observa a su protagonista y la realidad que hay detrás del libro. Tanto en sus novelas como en sus obras de teatro, Gao siempre adopta una actitud de observación serena y juiciosa, y esta actitud se ha mostrado aún más evidente en El Libro de un hombre solo. La realidad de que trata esta novela no es una realidad general, sino una realidad extraordinariamente sucia, aburrida y vergonzosa; las personas enfocadas no son tampoco personas normales, sino unos individuos con carne pero sin corazón, que se muestran intimidados por las calamidades políticas y a los que les han lavado el cerebro los movimientos políticos, o, lo que es lo mismo, unos idiotas. Observar esta realidad y a estas personas desde el punto de vista de la realidad sería peligroso, porque la obra se haría muy mediocre, aburrida, vulgar y sentimental. Pero Gao no ha caído en la trampa. Ha entrado en la realidad y se ha puesto por encima de ella: lo observa todo y, en particular, observa y se ocupa del protagonista con la mirada de un intelectual actual que se ha librado totalmente de la sombra de la ideología de antaño y que ya tiene una comprensión real y completa de la vida y del universo. De este modo, el protagonista de la novela era completamente real, era una persona muy sensible y dotada de un pensamiento sumamente complejo, pero en aquella época de terror, lo obligaron a hacerse idiota, tuvo que limpiar y vaciar su cerebro para poder sobrevivir. Pero no lo hizo por su propia voluntad, ni tampoco quiso dejar de pensar. Por lo tanto, por una parte trataba de disimular sus miradas, y por la otra intentaba mantener su equilibrio interior a través de los monólogos. La novela ha capturado esta intensa contradicción interior para describir con minuciosidad la actividad psíquica del personaje y exponer vivamente la debilidad, el forcejeo, el lado oscuro y la tristeza de la naturaleza humana. De este modo, El Libro de un hombre solo constituye un testimonio real y fehaciente de la historia, y además es una revelación del trágico destino que sufrieron muchas personas en un amplio período histórico. El triste sentido poético está implícito en el descubrimiento de la tragedia universal de la naturaleza humana y en la gran compasión que el autor siente por ella. Gao Xingjian es realmente admirable, ya que ha entrado en la sucia realidad y ha salido airoso, llevando consigo una impresión fresca, dando origen a una nueva mentalidad y creando un nuevo entorno. Esto es, verdaderamente, «transformar lo podrido en algo maravilloso».

En 1996 la editorial Tiandi, de Hong Kong, me encargó la tarea de compilar una colección de obras de investigación académica bajo el título de China literaria, e incluí en ella un folleto de ensayos de Gao Xingjian, de cerca de 300 páginas, titulado Sin doctrinas. Por estos ensayos se puede deducir que Gao es un escritor en cuyo cuerpo palpita el pulso de la libertad y que insiste firmemente en lanzar su propia voz, es un gran hombre que se ha librado de toda clase de sombras y, sobre todo, de las sombras ideológicas (sombras de las doctrinas), y es un talento literario-artístico cabal que pone la creación del valor espiritual del individuo en lo alto de la torre de la vida. El que no sea partidario de ninguna doctrina no significa que no tenga pensamiento o actitud filosófica. Al contrario, Gao es precisamente una persona dotada de un pensamiento y un cerebro filosóficos bastante desarrollados, y además su filosofía tiene un carácter consecuente. Esta filosofía sólo le pertenece a él, porque no proviene de ninguna escuela, sino de supropia experiencia y comprensión profunda de una época de sufrimientos que tiene grabada en la mente. Hemos visto en El Libro de un hombre solo que destruye completamente las máscaras de todo tipo, se despide de toda clase de falsas apariencias e ídolos (incluidas la utopía y la revolución), y rechaza crearse nuevas ilusiones e ídolos. Esta novela habla de la huida, es el monólogo triste y desnudo de un apatrida sin doctrinas y sin camuflajes que vagabundea por el mundo; cuenta algunas historias y habla de una filosofía: que el hombre debe aprovechar cada instante de la vida para disfrutarla todo lo que le sea posible, y no caer en la oscuridad, ilusión, concepción o pesadilla creadas por otros o por sí mismo. Escapar a todo esto es la libertad.

Liu Zaifu

20 de enero de 1999

Universidad de Colorado