— El tritio es fácil, pero pluto y U235 para uso militar… nadie volvió a necesitarlos desde que dejamos de emplear explosivos nucleares para minería.
—¿Qué opinan de la idea de exhumar algunos de esos basureros y reactores nucleares?
— Lo hemos considerado, pero sería demasiado problema seleccionar esos preparados infernales. Tendremos que empezar desde cero.
—¿Pero pueden hacerlo?
— Sencillamente no lo sé, en el tiempo disponible. Haremos lo mejor que podamos.
— Bueno, pues tendremos que suponer que eso basta. Lo que nos deja con el sistema de envío. ¿Trasporte?
— Bastante directo. El carguero más pequeño puede hacer el trabajo… puesto en automático, claro está. Aunque la alternativa podría ser la de apelar a algunos de mis ancestros kamikaze.
— Entonces, en realidad sólo nos queda una decisión por tomar: ¿vale la pena intentarlo o eso sólo empeoraría las cosas? Si podemos acertarle a Kali con mil megatones, podemos dividirlo en dos pedazos. Si nuestra sincronización es correcta, el momento angular del asteroide hará que se separen, de modo tal que ambos yerren a la Tierra, pasando a los costados de nosotros. O que únicamente la mitad pueda chocar, lo que aun así podría salvar millones de vidas…
«Por otro lado, podemos convertir a Kali en una masa de metralla que se siga desplazando en la misma órbita. Mucho de ella se quemará en la atmósfera, pero mucho no lo hará. ¿Qué es mejor, una sola megacatástrofe en un solo lugar o centenares de catástrofes pequeñas, cuando los fragmentos entren por todo el hemisferio? Cualquiera que sea el hemisferio…
Ocho hombres estaban sentados en silencio, meditando sobre el destino de la Tierra. Entonces, uno preguntó:
—¿Cuánto tiempo queda antes de que debamos decidir?
— Dentro de cincuenta días más sabremos si la Goliath logró desviar Kali. Pero no podemos permanecer cruzados de brazos hasta entonces. Sería demasiado tarde para hacer algo, si la Operación SALVACIÓN fracasa. Propongo que lancemos el proyectil lo antes posible. Siempre podremos abortar la misión si demuestra ser innecesaria. ¿Podemos votar?
Con lentitud, todas las manos, salvo una, se alzaron.
—¿Sí, Jurídicos? ¿Tiene reservas?
— Me gustaría aclarar algunos puntos. Primero de todos, tendría que haber un Referéndum Mundiaclass="underline" el asunto queda comprendido dentro de la Reforma de los Derechos del Hombre. Por fortuna, hay tiempo más que suficiente para ello.
«Mi segundo punto puede parecer carente de importancia en comparación con la supervivencia de la especie humana, pero si tenemos que hacer estallar Kali, ¿la Goliath podrá alejarse a tiempo?
— Por cierto que sí. Se les advertirá con tiempo más que suficiente. Claro que no podemos garantizar la seguridad absoluta… aun a un millón de kilómetros de distancia podría haber un impacto desafortunado. Pero el peligro será desdeñable si la nave escapa en la dirección en la que se aproxima el proyecticlass="underline" todos los escombros saldrán en la dirección contraria.
— Eso reconforta. Tienen mi voto. Todavía conservo la esperanza de que todo el plan sea innecesario, pero estaríamos cometiendo negligencia en el cumplimiento de nuestro deber si no sacáramos una póliza de seguro para el planeta Tierra.
35
Salvación
Los seres humanos no pueden permanecer durante mucho tiempo en un estado de crisis perpetua: el planeta natal rápidamente regresó a algo así como la normalidad. Nadie dudaba realmente — o se atrevía a dudar— de que lo que los medios de prensa denominaron con prontitud Operación SALVACIÓN tuviera la menor posibilidad de fracasar.
Era cierto que todos los planes de largo plazo se habían puesto en un compás de espera y que la mayoría de los negocios públicos y privados se resolvían en el curso de veinticuatro horas. Pero la sensación de desastre inminente había desaparecido y la tasa de suicidios verdaderamente había decaído por debajo de su nivel normal, ahora que parecía que, después de todo, sí habría un mañana.
A bordo de la Goliath, la vida se había serenado hasta convertirse en una rutina continua. Con cada revolución de Kali se encendía el empuje máximo durante treinta minutos, apartando al asteroide en cada ocasión un poco más de su trayectoria original. En la Tierra, el resultado de cada disparo se informaba de inmediato en todos los boletines de noticias. Los tradicionales mapas meteorológicos habían quedado en segundo plano respecto de las cartas de navegación estelar que mostraban la órbita de Kali en ese momento, que todavía lo llevaba en curso de colisión con la Tierra, y la órbita deseada, que hacía que le errara por completo.
La fecha en la que el mundo podría tener la esperanza de aflojarse se había anunciado con mucha antelación y, cuando se acercó, todas las actividades normales cesaron. Sólo se mantuvieron los servicios esenciales… hasta el momento en que GUARDIÁN ESPACIAL diera la ansiosamente esperada noticia de que Kali rozaría la periferia de la atmósfera sin producir otra cosa más que una espectacular exhibición de fuegos artificiales.
Las celebraciones de la acción de gracias fueron espontáneas y de alcance mundial. Es probable que no haya habido un solo ser humano en todo el planeta que no estuviera involucrado de alguna manera. A la Goliath, naturalmente, se la bombardeó con mensajes de felicitación.
Se los recibió con gratitud, pero el capitán Robert Singh y su tripulación todavía no estaban preparados para relajarse.
Que tan sólo rozara la atmósfera no era suficiente: la Goliath intentaba seguir empujando a Kali hasta que errara su blanco en mil kilómetros, por lo menos.
Sólo entonces la victoria sería absolutamente segura.
36
Anomalía
Kali estaba bien adentro de la órbita de Marte, todavía ganando velocidad mientras se precipitaba en dirección del Sol, cuando David informó sobre la primera anomalía. Ocurrió durante uno de los períodos en los que estaba apagado el impulsor, tan sólo unos minutos antes de que, según lo programado, la Goliath empezara a suministrar empuje otra vez.
— Oficial de servicio — dijo la computadora—. Descubrí una leve aceleración: uno coma dos décimos de microgé.
—¡Eso es imposible!
— Uno coma cinco ahora — continuó David, imperturbable—. Fluctuando. Desciende hasta uno. Ahora se detuvo. Creo que se debería notificarlo al capitán.
—¿Estás completamente seguro? Déjame ver el registro.
— Aquí está.
Una línea dentada, que se elevaba hasta alcanzar un pico agudo y después caía hasta cero, apareció en el monitor. Algo — no la Goliath le estaba dando a Kali un empujoncito muy pequeño, pero perceptible. El impulso había durado poco más de diez segundos.
La primera pregunta del capitán Singh, una vez que contestó a la llamada que le hacían desde el puente, fue:
—¿Pueden localizarla con exactitud?
— Sí. A juzgar por el vector, estaba del otro lado de Kali. Referencia en la cuadrícula, L4.
— Despierte, Colin. Tenemos que ir y echar un vistazo. Debe de ser el impacto de un meteoro…
—¿De diez segundos de duración?
— Hum. Oh, hola, Colin. ¿Oyó todo eso?
— Sí, la mayor parte.
—¿Alguna teoría?
— Evidentemente, los fanáticos Renacidos aterrizaron y están tratando de deshacer nuestra buena obra. Pero su impulsor necesita desesperadamente que se le haga una afinación, a juzgar por esa curva.
— Ingenioso, pero creo que los habríamos visto venir. Lo veré en la esclusa de aire.
Desde la fiesta de cumpleaños de Sir Colin Draker había habido poca oportunidad de alejarse de la nave. Toda la actividad se concentraba en un sector de nada más que unos pocos centenares de metros de ancho. Mientras el trineo transportaba a Singh, Draker y Fletcher hacia el lado sumido en la noche, el geólogo les comentó a sus compañeros:
— Puedo hacer una conjetura bastante buena. Habría pensado en eso antes, de no haber existido tantos motivos de distracción… ¡Mi Dios! ¿Ven lo que yo veo?
De un extremo a otro del cielo que tenían delante había algo que Robert Singh no había visto desde que salió de la Tierra, décadas atrás… y que bajo ninguna circunstancia podría existir en Kali: era, increíble, pero indudablemente, un arco iris.
Fletcher casi perdió el control del trineo mientras contemplaba el cielo imposible. Después, hizo que el vehículo se detuviera y empezara a descender lentamente sobre el asteroide.
El arco iris se estaba desvaneciendo con rapidez. Para el momento en que el trineo tocó Kali con el impacto de un copo de nieve que cae, había desaparecido por completo.
Sir Colin fue el primero en quebrar el silencio de pavoroso asombro:
«Y entonces dijo Dios: 'Mi arco he puesto en la nube, y será por señal de pacto entre yo y la Tierra… y las aguas no volverán a ser diluvio para destruir toda carne'.» Qué extraño que haya recordado eso: no miré la Antigua Biblia Cristiana desde que era niño. Sólo espero que esto sea una buena nueva para nosotros, como lo fue para Noé.
—¿Pero cómo pudo suceder? ¿Aquí?
— Conduzca lentamente, Torin, y se lo mostraré. Kali está despertando.