5. ¿Somos nosotros fundamentalmente buenos o malos? Cuando estamos en contacto estrecho con nosotros mismos, en la meditación, no somos capaces de hacer daño, y sí podemos proporcionar grandes beneficios.
De no ser por mis experimentos que comprueban el número 5, yo y mi punto de vista de la realidad seríamos completamente diferentes.
La mejor definición de la realidad que jamás escuché es que se trata de un sueño que todos compartimos. Tan solo contamos con los más leves indicios de lo que en verdad es. Lo que percibimos, la manera en la que vemos las cosas, se ajusta en gran parte a nuestra propia conveniencia. Las cosas vistas a distancia no son más pequeñas en la realidad, y las cosas sólidas no son verdaderamente sólidas.
Todo es energía. La diferencia entre un color y un sonido, entre un rayo cósmico y una imagen televisada, es la frecuencia, o lo que la energía está haciendo y la rapidez con la que lo está haciendo. La materia también es energía, según descubrimos por medio de la fórmula E = MC2; es energía que lleva al cabo algo diferente, que se encuentra en otro estado. Un punto interesante en relación con la energía, en un mundo de opuestos en el que tenemos arriba y abajo, negro y blanco, rápido y lento, es el de que no existe opuesto alguno para la energía. Esto se debe a que no hay nada que no sea energía, incluyéndolo a usted y a mí, y a todo aquello que pensamos. El acto de pensar consume y genera energía, o, para ser más precisos, convierte energía.
Usted puede darse cuenta ahora de la razón por la que encuentro una diferencia mínima entre un pensamiento y una cosa.
¿Pueden los pensamientos ejercer influencia sobre las cosas? Desde luego; la energía lo puede hacer.
¿Pueden los pensamientos ejercer influencia sobre los acontecimientos? Por supuesto; la energía lo puede hacer.
¿El tiempo es energía? Únicamente cuento con especulaciones por demás tentativas en este respecto, en virtud de que el tiempo nos presenta un gran número de facetas distintas. Si lo vemos de una forma creemos verlo con claridad, y si después lo consideramos de otra manera nos parece completamente distinto.
Para atarnos las agujetas de los zapatos o para atravesar la calle, es mejor pensar que el tiempo corre en línea recta desde el pasado, cruzando por el presente rumbo al futuro. Es preciso que pensemos de esta manera con objeto de salir con bien de la diaria tarea de vivir, de la misma manera que todavía pensamos convenientemente que el Sol sale y se mete, como si la antigua astronomía de Copérnico nunca hubiera comprobado lo contrario. Desde esta perspectiva podemos recordar el pasado, experimentar el presente y ver con incertidumbre, si acaso, hacia el futuro.
Esto no sucede desde otra perspectiva. En Alfa y Theta podemos ver en el futuro y en el pasado. Los acontecimientos que sobrevendrán si proyectan sus sombras antes de producirse, y nosotros nos podemos entrenar para verlas. Esta habilidad se conoce con la palabra, respetable hoy día, "precognición". Era menos respetable cuando yo gané en la lotería mexicana.
Si en los niveles Alfa y Theta se puede ver el futuro desde ahora, este debe de enviar por delante alguna clase de energía, con la que podemos sintonizarnos y para que el tiempo emita cualquier clase de energía a cualquier punto, es preciso que sea una energía en sí mismo.
Yo descubrí algo bastante extraño en relación con la manera de la que percibimos el tiempo hace muchos años, cuando realizaba experimentos en el campo de la hipnosis.
Cuando llevé a dos de mis hijos en regresiones de edad -proyectándolos hacia atrás en el tiempo- si el cambio de escenario de presente a pasado se iniciaba demasiado rápido, se bamboleaban hacia su derecha (estando el sujeto de cara hacia el Sur) al igual que cuando nos movemos bruscamente hacia el Oriente en un camión, nos bamboleamos hacia la derecha (al Poniente).
Los niños sentían que al proyectarlos hacia atrás en el tiempo viajaban hacia la derecha (Poniente). Cuando yo los progresaba hacia al futuro lo contrario sucedía; se tambaleaban hacia la izquierda (Oriente). Muchos de mis experimentos (posteriores) con diversos sujetos confirmaron esto.
Más tarde, cuando abandoné la hipnosis en favor de la meditación controlada, quise encontrar la manera de desplazarme hacia adelante y hacia atrás en el tiempo en forma subjetiva. Yo miraba hacia el Este porque las disciplinas orientales especifican la recomendación de mirar en esa dirección y el Este me parecía una dirección tan buena como cualquier otra. Después me pregunté si podría desplazarme con mayor libertad en el tiempo colocando el futuro a mi izquierda y al pasado a mi derecha, tomando un indicio de mis experimentos en el campo de la hipnosis.
En este planeta el Sol trae al nuevo día desde el Oriente y se lo lleva hacia el Poniente. Si yo miraba hacia el Sur durante mis sesiones de meditación, el Oriente estaría a mi izquierda y el Poniente hacia mi derecha, y de esta manera yo estaría orientado en armonía con el flujo planetario del tiempo.
No sé si realmente descubrí o no descubrí la dirección en la que fluye el tiempo; lo que sí sé es que una vez que empecé a mirar hacia el Sur me sentí mejor orientado en el tiempo y pude desplazarme con mayor facilidad en él.
Ahora vamos a hablar sobre cosas más importantes. He mencionado varias veces a la Inteligencia Suprema en los últimos capítulos. ¿Es esta alguna manera evasiva que uso para referirme a Dios? Francamente no puedo comprobar lo que estoy a punto de decir; tengo que hablar según lo que me dicta la fe. Mi respuesta es no; (al hablar de la Inteligencia Suprema no estoy hablando de Dios. Uso mayúsculas para las palabras porque siento un gran respeto hacia ella, pero para mí no se trata de Dios.
Parece ser que el universo hace lo que hace con una eficiencia notable, sin el menor desperdicio. Cuando pongo un pie delante del otro, no puedo creer que una de las preocupaciones de Dios consista en encargarse de que no me tropiece, y para el caso, tampoco es una de las preocupaciones de la Inteligencia Suprema; es cosa mía. Fui programado genéticamente para aprender a caminar; esa fue obra de Dios. Ahora que he aprendido, los pasos a seguir me corresponden a mí.
No obstante, hay pasos en la vida que no son rutinarios, y es posible que necesite información que no está a mi disposición mediante los cinco sentidos, para tomar una decisión. Para esto recurro a la Inteligencia Suprema. En ocasiones necesito un consejo de importancia trascendental. Para esto recurro a Dios. Digo una oración.
Veo varios niveles de inteligencia como un continuo que va de la materia inanimada a la vegetal y a la animal, después va al ser humano y a la Inteligencia Suprema, y por último a Dios. Creo que he encontrado científicamente medios de comunicación con cada nivel, desde el inanimado hasta la Inteligencia Suprema. He realizado experimentos bajo condiciones controladas, los he comprobado por medio de la repetición, y cualquier persona que siga las instrucciones que aparecen en este libro o que tome el curso de Control Mental los puede reproducir. A esto es a lo que me refiero cuando digo "científico". Una gran parte de lo demás es especulación y fe; pero esto no lo es.
Presentaré una más de mis especulaciones: en la perspectiva de nuestra larga historia, nosotros los humanos hemos terminado recientemente una etapa evolutiva. Esta consistió en el desarrollo de nuestro cerebro. Esto ya quedó concluido; contamos con todas las células cerebrales que vamos a tener. La siguiente etapa ya está en progreso: el desarrollo de nuestra mente. Dentro de poco tiempo las que ahora se consideran habilidades psíquicas especiales serán lugar común para todos nosotros, como lo son en la actualidad para los graduados de Control Mental y para aquellos lectores que sigan los pasos que he bosquejado en este libro.