Sujeto 7: Hasta la fecha S no ha sufrido ninguna recaída. Después del Curso de Control Mental, S abandonó el programa A. A. No obstante, es evidente que vive de acuerdo con la filosofía de A. A. Aparentemente, las relaciones familiares también parecen estar mejorando.
Sujeto 8: No ha sufrido recaídas desde que tomó el curso de Control Mental. Las relaciones familiares han mejorado enormemente. S ha dejado de ser el tipo de individuo mordaz e iracundo, para convertirse en una persona con temperamento afable, "que ama a su vecino".
Sujeto 9: El sujeto, una mujer, no ha sufrido ninguna recaída, y en la actualidad tiene un empleo.
Sujeto 10: No ha habido recaídas. Ahora S se orienta hacia sus objetivos y ha alterado en forma definitiva las limitaciones autoimpuestas, y está buscando oportunidades para obtener logros de mayor importancia.
Sujeto 11: Desde que tomó el curso de Control Mental, S ha afirmado que su vida ha mejorado en forma progresiva, cosa que salta a la vista en la sensación de bienestar que manifiesta su familia y que se aprecia en su hoja de servicios en el trabajo. S no ha sufrido ninguna recaída.
Sujeto 12: Doce años en el programa de A. A. Desde que tomó el curso de Control Mental, S ha sufrido una breve recaída con una duración de menos de una hora. No ha habido otras recaídas.
Sujeto 13: No ha sufrido recaídas desde que se le dio de alta del programa de rehabilitación del hospital. Desde que tomó el curso de Control Mental, S está reorganizando su vida en forma progresiva. Se ha observado mejoría en áreas tales como el trabajo, la familia, etcétera.
Sujeto 14: Desde que tomó el curso de Control Mental, S ha sufrido varias recaídas, y de todas ellas se ha recuperado por su propia cuenta. No ha sido hospitalizado a causa de ninguna de estas recaídas, como sucedía antes de que tomara el curso de Control Mental.
Sujeto 15: Se ha sometido periódicamente ai programa de A. A. a lo largo de ocho años. Fue hospitalizado cuatro veces antes de tomar el curso de Control Mental. Hubo recaídas periódicas durante este ínterin. Desde que tomó el curso de Control Mental, S ha sufrido cuatro recaídas, dos de las cuales requirieron de un breve periodo de hospitalización.
Obviamente, Control Mental constituyó un poderoso estímulo en las luchas de estos quince alcohólicos, a excepción del último.
Desde luego, este pequeño estudio no basta para demostrar que en la actualidad Control Mental se debería aceptar como parte integral del tratamiento de los alcohólicos. No obstante, la mejoría en la sensación de bienestar que se ha hecho aparente en forma tan uniforme en las pruebas realizadas antes y después del curso con los estudiantes y pacientes psiquiátricos, indica claramente que aquellos que buscan medios más efectivos para ayudar al alcohólico deberían hacer una prueba con el Control Mental.
Existe otra condición que provoca el quebrantamiento del amor propio; esta situación no es autoimpuesta, como en el caso de la adicción a las drogas o al alcohol, pero está todavía más difundida: la pobreza. Desde que existen las sociedades humanas se ha reflexionado sobre las causas de la pobreza y sus remedios. Control Mental no participa en este debate, pero puede resultar de gran ayuda para persuadir a los pobres para que recurran a sus fuerzas y se ayuden a sí mismos.
A algunos les puede parecer que ya hemos iniciado la participación en el debate, como si al persuadir a los pobres para que se ayuden a sí mismos estuviéramos suponiendo que ellos tienen la culpa de su propia pobreza. Obviamente, esto es falso, pero cada una de las personas pobres se puede ayudar a sí misma para salir de sus limitaciones cuando descubra en Control Mental lo que todos los demás descubren: una mayor capacidad para controlar su propia vida.
El primer esfuerzo serio para descubrir qué utilidad tendría Control Mental, si es que la tiene, como parte de un programa de rehabilitación en el ámbito del trabajo social, fue un estudio con 41 personas que vivían de la beneficencia pública.
Es bien sabido que una persona que se queda sin empleo sufre un golpe en su amor propio. Esto hace más difícil el que piense y actúe debidamente para salir de su problema. Un aspirante a un empleo que muestra una actitud derrotista y acomplejada se desempeña en forma poco favorable en las entrevistas que tiene, cosa que prolonga su periodo de desempleo, lo que a su vez hace que disminuya todavía más su amor propio. A la larga esto lo puede conducir a vivir de la beneficencia pública. Si algo interviniera en esta espiral descendente a proporcionar un estímulo realista al amor propio, la persona alcanzaría una posición poderosa para ayudarse a sí misma.
A grandes rasgos, este es el razonamiento que siguió Larry Hildore, director del Departamento de Servicio Social de Ottawa County, en Michigan. Él mismo había tomado el curso y sabía lo que el entrenamiento podía lograr. La única duda que tenía en mente radicaba en saber si los resultados se podían medir y qué forma darle a las mediciones.
Para elaborar el proyecto de investigación y aplicar los tests él y el doctor De Sau recurrieron al doctor James Motiff del departamento de psicología de Hope College, en Holland, Michigan. El test que escogieron fue el "Tennessee Self-Concept Test", prueba ampliamente usada que consta de seis páginas y cien preguntas. Este test mide cinco aspectos de la opinión que una persona tiene de sí misma: ser físico, ser moral/ético, ser personal, ser familiar y ser social. El test se aplicó en dos ocasiones, una antes del curso y la otra después del mismo.
Este solo hecho podría llevar a algunos a ver los resultados como un simple "Efecto de Hawthorne". (A mediados de la década de 1920 y en los primeros años de la de 1930, la compañía Western Electric Company emprendió un proyecto de investigación de largo alcance para estudiar los distintos cambios en las condiciones de trabajo que podrían mejorar el estado de ánimo de los empleados de su planta Hawthorne, de Chicago. No importaba lo que la compañía hiciera, el estado de ánimo mejoraba. Si contribuían con algo, el estado de ánimo mejoraba. Si lo eliminaban, volvía a mejorar. Coincidieron en que a la gente le daba gusto que se percataran de su existencia, y esto explica las mejorías en el estado de ánimo.)
Para medir este posible "Efecto de Hawthorne", el doctor Motiff puso a prueba a otro grupo de personas que vivían de la beneficencia pública que no tomaron el curso de Control Mental. Se les aplicó la prueba dos veces, pero a diferencia del grupo que había tomado el curso de Control Mental, ellos no experimentaron nada especial entre los dos tests. No se produjo ningún "Efecto de Hawthorne".
Aquellos que recibieron el entrenamiento de Control Mental terminaron con puntos de vista radicalmente diferentes acerca de sí mismos, cambios que en algunos casos superaban la casualidad con probabilidades de millones a una. Los cambios fueron extraordinarios en todas las categorías: los nuevos graduados descubrieron que eran mejores personas de lo que antes habían pensado que eran, y sintieron una nueva confianza en su capacidad para resolver sus propios problemas.
El grado de cambio llevó al doctor Motiff a exclamar que los datos "son los más significativos que jamás he observado".
Un informe relacionado con el estudio decía lo siguiente:
Había surgido una cierta duda en relación con el grado de receptividad que mostraría una… madre [que vive de la beneficencia pública] en los abismos de su miseria, ante una exposición repentina con Control Mental, y su filosofía que habla de "estar cada vez mejor". Dicha preocupación se disipó rápidamente… en la segunda semana. Ciento por ciento de las personas que se inscribieron originalmente regresó para terminar el curso, y el tímido silencio prevaleciente en un principio fue reemplazado por un murmullo de animada conversación que amenazó con convertir la sesión en una reunión de reencuentro de gran efervescencia.