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Vamos a tomar un incidente muy insignificante, como los que podría experimentar un nuevo graduado de Control Mental, y veremos cómo se convierte en un paso hacia la adquisición de esta "firme certeza". Lo primero que hizo el flamante graduado al regresar a casa después de sus vacaciones fue quitar el rollo de su cámara y después buscar en su equipaje otro rollo de película expuesta. No pudo encontrarlo. El rollo no representaba una pérdida importante, pero sí era molesta; se trataba de un recuerdo de la primera semana de sus vacaciones.

Él se puso a nivel y revivió el momento en el que había puesto un rollo en su cámara por última vez; pero lo único que vio en su pantalla mental fue la cámara misma sobre su mesa de té, sitio en el que había puesto el primer rollo, no el segundo. Permaneció a nivel y repasó cada uno de los momentos en los que había tomado fotografías, pero seguía sin aparecer la escena en la que volvía a cargar la cámara. Seguía apareciendo insistentemente la escena de la mesita de té.

Convencido de que su pantalla mental no había dado resultado, llevó a revelar el único rollo de película. Cuando lo recogió se dio cuenta de que contenía todas las fotografías que había tomado, desde el principio de sus vacaciones hasta el final. Nunca hubo un segundo rollo.

Aunque fue un incidente insignificante, le proporcionó al graduado la primera razón que había encontrado fuera de la clase para tener más confianza en su propia mente. Con unos cuantos incidentes insignificantes como este, y otros de mayor importancia en los cuales se ayude a sí mismo y también a alguien más, el panorama de su propia persona y del mundo que lo rodea se modificará. Su vida se trasformará porque estará al borde de aquella firme certeza.

En el trayecto, puede ser que lleve al cabo algo como lo que aparece a continuación: un graduado que había estado practicando Control Mental a lo largo de varios meses tenía una hija que era alérgica a los dos gatos de su familia. Siempre que jugaba con ellos empezaba a respirar asmáticamente y le brotaba una erupción por el cuerpo. Él colocó el problema, y después la solución imaginada, en su pantalla mental durante sus sesiones de meditación a través de una semana aproximadamente. La solución que imaginó era que su hija jugaba con sus gatos, respiraba con facilidad y no tenía erupción. Un día vio en la vida real lo que había estado imaginando. Su hija ya no era alérgica a los gatos.

En estos dos casos tan solo se usó la Pantalla Mental. Ambos dieron resultado, de modo que usted se podría preguntar: ¿para qué molestarse con las otras técnicas?

En el primer caso, si el graduado no hubiera aprendido nada más que la manera de utilizar su Pantalla Mental, puede ser que hubiera obtenido los mismos resultados, si suponemos que sencillamente había activado la recordación de un hecho "olvidado" y que la Inteligencia Suprema no intervino, cosa que está muy lejos de la realidad.

Empero, el segundo caso implicó el uso de un campo de acción más extenso en el entrenamiento de Control Mentaclass="underline" ponerse a nivel, ejercicios de visualización, Proyección Sensorial Efectiva para la transmisión telepática de la curación, Control de los Sueños, y estudio de rehabilitación, y añadir un grado máximo de expectativa a su deseo y a su creencia.

Con una práctica amplia, su mente empezará a tomar atajos. Se volverá más sensible a las señales leves sobre asuntos importantes, y se las trasmitirá sin que usted tenga que buscarlas. Puede ser que la vida de una graduada de Control Mental se haya salvado de esta manera. Ella se encontraba meditando una mañana, justamente antes de salir rumbo a su trabajo, y estaba usando la Pantalla Mental para corregir un pequeño problema surgido en la oficina, cuando una enorme X negra bloqueó la escena que estaba tratando de crear. Después bloqueó todas las demás escenas relacionadas con su oficina. Una "corazonada" demasiado intensa para ignorarla le dijo que no se acercara a la oficina ese día, y ella alegremente permaneció en casa. Más tarde se enteró de que si hubiera acudido a la oficina aquel día habría estado presente en un robo armado en el cual resultaron gravemente heridas varias personas. Normalmente obtendríamos esta clase de información con el Control de los Sueños, pero la pantalla mental era lo que ella estaba usando, y ese fue el medio por el cual se recibió la información.

Aquí tenemos otro caso, en el cual la mente estaba entrenada de tal manera que en una emergencia seria la graduada la controló sin tomarse tiempo para ponerse a nivel Alfa. Muchos de los acontecimientos descritos en la siguiente carta fueron ratificados por nueve testigos.

El miércoles llegué a casa después de hacer unas compras, con los brazos cargados de bolsas. Abrí la ventana alambrada, que se cerró contra mí antes de que yo pudiera abrir la puerta interior. Con impaciencia le di un fuerte empujón a la puerta y con horror me di cuenta de que se volvía a cerrar con rapidez, y la manija puntiaguda de la puerta se me clavó en el brazo, debajo del codo. Dejé caer las bolsas y lentamente me saqué la manija del brazo. Podía ver capas y capas de tejidos por el profundo agujero.

Después se empezó a acumular la sangre, hasta que llenó el agujero y empezó a escurrir. No tuve tiempo de desmayarme. En lugar de ello me concentré intensamente para detener la hemorragia. Me invadió una enorme ola de alegría cuando se detuvo la hemorragia. ¡Apenas si podía creer lo que veía!

Empecé a sentir los primeros dolores mientras lavaba y limpiaba la herida. Me senté y me puse a nivel, para tratar de descubrir si debía cancelar mi viaje a Boston para escuchar al mayor Thompson en una reunión de Control Mental y en lugar de esto ir al doctor. Pero sentí un intenso impulso de dirigirme a Boston, y también de poner a prueba mi convencimiento de que había aprendido a controlar el dolor.

Trabajé incesantemente en mi dolor en el trayecto rumbo a Boston. Pero a lo largo de la conferencia se volvió tan severo y se me entumecieron los dedos hasta tal grado que incluso a nivel apenas si lo podía soportar. Me sentí culpable por no poder escuchar la conferencia… y sin embargo, al día siguiente pude repetirla casi palabra por palabra.

Mientras sufría ese intenso dolor, pedí ayuda psíquicamente una y otra vez. Martha debe de haber escuchado mi súplica porque después de la conferencia, mientras la gente se dirigía hacia la mesa de café, ella insistió en ver mi "cortada". Cuando me levanté el vendaje, la herida estaba todavía completamente abierta. De alguna manera se había desprendido un pedazo de carne cuando me saqué la manija, y la piel que lo rodeaba tenía un color negro purpúreo. Ella fue en busca de ayuda y* al enterarse del sitio en el que se encontraba el hospital más próximo, regresó con Dennis Slorin. Dije que no quería ir al hospital. Quería que Dennis trabajara en la herida, de modo que nos retiramos a un rincón tranquilo en donde Dennis se puso a

nivel.

Una vez que él empezó a trabajar en la herida el dolor se volvió tan intenso que también yo tuve que ponerme a nivel para trabajar con él. Cuando él empezó a unir el tejido desgarrado pedazo por pedazo, sus dedos parecieron extraer el dolor en enormes oleadas. ¡La herida se volvió hasta tal punto sensible que sentí deseos de gritar! Traté de concentrarme para hacer que el dolor desapareciera y para enviar ayuda a Dennis y a mí misma, una y otra vez, y combatí con el éxito el impulso, concebido sin duda alguna a nivel Beta, de decirle que se detuviera y me permitiera ir a una sala de primeros auxilios. Realmente deseaba que diera resultado.

Y, después de lo que me parecieron horas, logré sentir que el dolor empezaba a calmarse. Primero sentí como diez por ciento menos el dolor, después como quince por ciento. Cuando Dennis me preguntó cómo me sentía, aproximadamente una cuarta parte del dolor había desaparecido.